Árboles, poda irracional y propuesta

Podas que no deben permitirse, gestión comprometida y reposición de forestales erradicados, son algunas de las medidas que deberá tomar el nuevo gobierno que a fin de año asumirá la conducción provincial.

Árboles, poda irracional y propuesta

Es una escena habitual en barrios del Gran Mendoza y también en el resto de la provincia, observar a operarios de las municipalidades procediendo a cortar las ramas del arbolado público, cuando en realidad la tarea no es necesaria o debería realizarse con más criterio científico.

Si no son operativos oficiales, llevados a cabo por las comunas, el accionar de esta forma se realiza por cuenta y riesgo de frentistas particulares, a veces porque deducen que es mejor para el aliado vegetal, en otras porque simplemente les molesta tal o cual cosa del forestal que tienen en el frente de sus domicilios.

Por eso, especialistas en la materia como -por ejemplo- el ingeniero agrónomo Dardo Roberto Mur, que viene denunciando sistemáticamente ataques o mal tratamiento de los árboles provinciales, tarea que también asumen otros técnicos y organizaciones ambientales, proponen limitar lo más posible la poda y, en cambio, destinar esos recursos a la recuperación de los forestales en general, poniendo más énfasis sobre los que padecen alguna patología o se encuentran en un mal estado vegetativo.

El corte de ramas sin ton ni son favorece el ingreso de patógenos al ser vivo, provocando en el forestal una pérdida de vigor y la reducción del tiempo de vida. Argumentos en el mismo sentido ha asumido siempre otro gran defensor del árbol, el ex docente e investigador universitario Salvador Micali.

La propuesta concreta de un conjunto de hombres y mujeres que libran una gran batalla en defensa del arbolado consiste en invertir el dinero que demandan estas podas discutibles en reponer los faltantes, que son muchos en barrios y al borde de rutas o calles rurales, y también en labores de saneamiento y de renovación de los que son un peligro para las personas.

La realidad es que cada vez más se está observando el deterioro de esta riqueza de la naturaleza y sus servicios ambientales, sin los cuales no se podría vivir en un clima como el de Mendoza.

Es hora de cambiar una posición de excusas e inacción de quienes por ley deben cuidar de este patrimonio vegetal, facilitando podas excesivas, descuidando el estado sanitario y permitiendo hechos antinaturales, como rodear árboles con papel celofán para representar la bandera argentina, tal como se puede ver, por ejemplo, en la ciudad de San Martín con unas palmeras washingtonianas. O el poco cuidado que se tuvo para no preservar 2 forestales en la vereda norte de la calle Hipólito Yrigoyen a pocos metros de la avenida San Martín, a raíz de la construcción de un edificio por parte del Estado provincial. Apenas, dos demostraciones de procederes inadecuados.

Existe la esperanza de que la nueva administración que asumirá el control de la Provincia disponga de un plan urgente de salvataje del arbolado.

El Consejo Asesor del Arbolado, Oikos, Cullunche y la Asamblea por el Árbol vienen bregando desde hace tiempo por estos temas y, aunque sienten que “están pescando en el desierto”, sería oportuno escucharlas para disponer por fin de un plan de manejo del arbolado público, valiéndose además de un conjunto de valiosas leyes que ya existen al respecto.

El tiempo se agota pero todavía hay oportunidad para revertir la paradoja de que necesitamos del árbol para vivir, pero persistimos en la indiferencia y la falta de gestión como si nada pasara alrededor.

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