Si algo le faltaba al debate que se le sigue al presunto narco Marcelo "El Gato" Araya, era la presencia de un testigo místico.
Ayer, se presentó a declarar Rodrigo Moyano Sandoval, un ex presidiario que, pese a movilizarse en una silla de ruedas, se fugó tres veces durante los años en que estuvo preso. Cuando se le preguntó cómo lo había logrado, el hombre dijo: "Cosas de Dios".
Moyano, sometido a la terrenal justicia de los jueces de la Quinta Cámara del Crimen, contó que Héctor "El Hueso" Morales (33) no mató a Eduardo Exequiel Salas (32), su primo, porque estaba con él en el momento que se produjo el crimen.
Esta versión de los hechos, ya contada por la propia madre del muerto, trajo como resultado la futura declaración de un par de parroquianos que tomaban cerveza en el barrio La Gloria, junto a este particular escapista que se ha "exiliado" en Palmira para alejarse del delito.
La aparición de estos nuevos testigos dejó como saldo algunas escenas tirantes -con gritos y gestos ajenos a derecho- entre las partes, además de algunos mensajes de texto que solicitaban a los periodistas hacerse presentes en la sala para que "ventilaran" estas cuestiones, que dado el tenor de los delitos juzgados, resultan menores.
