El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se convirtió ayer en el segundo integrante del gabinete del presidente Mauricio Macri, después de su par de Finanzas, Luis Caputo, en aparecer involucrado en actividades financieras en paraísos fiscales reveladas por la mega filtración internacional sobre empresas offshore denominada "Paradise Papers".
La difusión de la mega filtración por parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (Cipi) se produjo el domingo pasado a un año de la de los llamados “Panamá Papers” en los que el presidente Macri también apareció como miembro de empresas offshore vinculadas a su familia.
Antes de que se informara sobre el caso de Aranguren, la vicepresidenta, Gabriela Michetti, intentó una defensa de Caputo. “Asesorar a alguien para que trabaje con sociedades offshore no necesariamente es ilícito sino que lo que sí es ilícito es no declararlas”, dijo la segunda en la línea sucesoria presidencial. Ni Caputo ni Aranguren, como en su momento Macri, declararon haber tenido relación con ese tipo de empresas.
También apeló a otro argumento en defensa del titular de Finanzas. “Luis es una persona que ha dejado de ganar mucho dinero como asesor financiero para pasar a ser un funcionario público que ayuda a la Argentina a salir adelante”, dijo Michetti.
Enmarcó el hecho en el sistema financiero mundial que “no ha sido transparentado. Lo que sí hay que hacer es una modificación del sistema financiero internacional que tiene un montón de cosas que no funcionan bien y que la mayoría de los países del mundo quieren cambiar”.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, también salió en defensa de Caputo quien, antes de ser ministro de Finanzas, administró los fondos de inversión Alto Global Funda y Noctua Partners LLC con sedes en los paraísos fiscales de las islas Caimán y en Delaware (Estados Unidos), respectivamente, según la investigación del Cipi. “No afecta (la imagen internacional del país). Estamos en un camino de reconstrucción de la credibilidad definitivamente”, dijo a La Nación.
Ayer, el sitio web Perfil.com, integrante del equipo argentino del Cipi, junto a La Nación, informó que también el ministro de Energía figura en los “Paradise Papers”. Entre abril y setiembre de 2003, Aranguren aparece vinculado a Shell Western Supply and Trading Limited, una subsidiaria de Royal Dutch Shell PLC, radicada en Barbados. También como director de Sol Antilles y Guianas Limited, otra filial de la petrolera anglo-holandesa, entre mayo y julio de 1996.
El dato más sugestivo, sin embargo, es que durante el gobierno de Macri, la primera de aquellas empresas offshore vinculadas a la Shell, de la que Aranguren aún es accionista, ganó 13 adjudicaciones para proveer de gasoil a Cammesa, la empresa administradora del mercado mayorista de electricidad, dependiente de Energía.
Por sólo siete de esas adjudicaciones obtuvo 150 millones de dólares, precisó el sitio web. Consultado por el mismo, Aranguren se desligó de cualquier influencia suya en ese contrato de Cammesa, al recordar que en todo lo relativo con Shell, quien lo remplaza es su par de Producción, Francisco Cabrera, por resolución ministerial y un decreto de Macri.
Mediante un comunicado, Unidad Ciudadana reclamó ayer al Presidente la renuncia de Aranguren, del mismo modo que el lunes lo había hecho respecto de Caputo, como también que “brinde explicaciones” a los argentinos.
En tanto que la diputada Graciela Camaño consideró que Caputo “debería estar preso” porque “la empresa (del ministro) intermedió la colocación de bonos en el fondo de redistribución de la Anses. Si hay alguien que tiene influencias para torcer la causa es el funcionario actual”.
"No constituye per se un delito..."
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se refirió a la denuncia y aseguró que esa situación “no constituye per se un delito, ni viola la ley”. Así lo manifestó a través de un comunicado, en el que detalló su actividad en la filial argentina de la empresa Royal Dutch Shell plc (RDS).
“Como parte de mi carrera en el grupo Shell, me desempeñé en el exterior en dos instancias: En Geelong, Australia, entre 1985 y 1986; y en Londres, Reino Unido, entre 1995 y 1997. En la primera asignación lo hice en el área de Tecnología de Procesos y en la segunda como Coordinador de Área para los países anglo parlantes del África y luego de América Latina”, explicó.
“En ambos casos, era práctica común desempeñar el rol de director representante del accionista en alguna de las tantas compañías subsidiarias que operaban en dichas regiones”, además de sus responsabilidades como presidente de Shell Argentina, aseguró.
“Ser director en estas firmas, como la operatoria de las mismas, no constituye per se un delito ni viola la ley”, dijo Aranguren, al tiempo que remarcó que desde que es funcionario no participó “en ninguna operación adjudicada a Shell ni en ninguna otra actuación referida particularmente a Shell”.
Recordó que en setiembre de 2016 se desprendió de sus “acciones en Shell”, que eran “fruto”, según dijo, de sus “36 años de trabajo en la empresa, siguiendo una recomendación de la Oficina Anticorrupción aun cuando ese mismo organismo aclaró que no había una obligación legal de hacerlo”.
DyN