No es fácil ser un pececito. Los depredadores se precipitan sobre ellos bajo el agua. Los humanos intentan agarrarlos con anzuelos. Y otras especies (más de las que pensaríamos) pueden saltarles desde arriba.
Según un nuevo estudio, arañas de ocho de las 109 familias de arácnidos del mundo pueden atrapar y consumir peces chicos. Algunas incluso pueden atrapar peces cinco veces más pesados que ellas.
Estos arácnidos están casi por doquier. El estudio, publicado en junio en la revista “Plos One”, dice que arañas “comepeces” pueden encontrarse en todos los continentes, con excepción de la Antártida. Son especialmente prevalecientes en cuerpos de agua tibios carentes de oxígeno, como los humedales de Florida, donde es más probable que los peces se acerquen a la superficie en busca de agua rica en oxígeno.
Se ha observado que al menos 18 especies atrapan peces, incluyendo la araña pescadora de seis manchas (Dolomedes triton), de Estados Unidos; la araña lobo de estanques (Pardosa peudoannulata), de India, y la gran araña balsa (Dolomedes plantarius), del Reino Unido.
Estos descubrimientos fueron relacionados entre sí por Martin Nyffeler, de la Universidad de Basilea, Suiza, y Bradley Pusey, de la Universidad de Australia Occidental, en Albany. Ambos biólogos primero buscaron informes, publicados y en internet, que documentaran arañas que comieran peces. Lo que encontraron (89 registros en total; la mitad no se había publicado en fuentes científicas) les permitió pintar un panorama más completo de este inusual comportamiento.
“La depredación de peces por arañas siempre ha sido como una rareza”, dice Marie Herberstein, una experta en comportamiento de arañas de la Universidad Macquarie, en Sidney, quien no formó parte del estudio. “Pero la revisión presenta un argumento apremiante en el sentido de que es generalizado, tanto taxonómicamente como geográficamente. Ciertamente fue una sorpresa”, indica.
¿Cómo lo hacen?
Las arañas comepeces viven en ambientes de agua dulce como estanques y humedales, donde cazan su comida a pie en lugar de con telarañas. Algunas incluso pueden nadar, sumergirse y caminar sobre la superficie del agua.
Las arañas semiacuáticas “anclan sus piernas posteriores a una piedra o planta, con las patas delanteras reposando sobre la superficie del agua”, escriben los autores. Entonces, los arácnidos esperan hasta emboscar a su presa. La onda más ligera en el agua, o cualquier cosa que toque sus estiradas piernas, pueden desencadenar un ataque.
Esto es porque las arañas comepeces son depredadores generalistas; atacarán casi cualquier cosa que se mueva. La mayoría de las veces, eso significa que su alimento son insectos que caen al agua. Pero ocasionalmente atacan a propósito animales más grandes, como peces. Están bien equipadas para comérselos, con bocas que pueden perforar carne. Usan esas poderosas fauces para inyectar a sus presas, en este caso peces, un veneno letal atestado de potentes neurotoxinas (químicos que atacan el sistema nervioso).
Cuando el pez muere, las arañas lo arrastran a tierra firme y le administran químicos que licuan su tejido corporal, haciendo que la carne sea más fácil de comer.
Logro desproporcionado
En el mundo animal, el depredador promedio es 42 veces más grande que la presa que intenta someter. Sin embargo, algunas arañas comepeces de hecho son más pequeñas que sus presas.
Los autores especulan, por ejemplo, que una araña pescadora gigante (de 7 gramos de peso) podría atrapar un pez de 30 gramos. Estas fuentes alimenticias extra grandes podrían ser críticamente importantes para las hembras que están en proceso de producir huevos, o para las arañas que no tienen acceso a suficiente alimento de insectos.
Una cosa es segura: son más malas noticias para los peces chicos.