Desde que asumió la conducción del radicalismo nacional, Alfredo Cornejo mostró la intención de que su partido tuviese participación en la coalición gobernante.
El gran esfuerzo de Ernesto Sanz para que la UCR fuera parte de Cambiemos le sirvió al macrismo; fue la gran estructura nacional que el Pro requería para instalar al actual Presidente como el gran candidato para suceder al kirchnerismo.
Pero en todo ese tiempo inicial de la gestión el radicalismo no tuvo mucha participación o injerencia en la toma de decisiones, salvo en el plano legislativo por la ya añeja experiencia de sus dirigentes.
Ese pretendido protagonismo de Cornejo para la UCR, que lo convierte también a él en gran actor del escenario nacional, se advirtió en más de una oportunidad durante el primer semestre de este año.
Arrancó con la reacción ante la venta de acciones del Estado en Transener, la primera gran objeción pública dentro del oficialismo hacia el ministro Aranguren, y luego los fuertes planteos, a los que se sumó Elisa Carrió, por el impacto en las boletas de servicios públicos del sinceramiento tarifario impuesto al dejar de lado los subsidios al consumo aplicados por el kirchnerismo.
Esta objeción fue la que generó enojo en el macrismo. En el entorno presidencial hubo quienes opinaron que la actitud díscola de Cornejo y la titular de la Coalición Cívica dio pie para que la oposición se uniera y votara afirmativamente una ley para retrotraer tarifas de servicios.
La respuesta de Macri, anticipada antes de que el proyecto fuese sancionado, fue el veto a la nueva norma, pero el costo político en estos casos siempre queda instalado. Cornejo, no obstante, nunca varió su postura.
Aun luego de la salida del Gobierno, Aranguren siguió sosteniendo su postura sobre las tarifas y criticando a quienes, según su apreciación, le hicieron menos estable su permanencia en la función pública.
Pero, no todos los tiempos de un gobierno son similares. Ahora, en medio de la peor crisis que le tocó afrontar a la actual gestión nacional, el gobernador mendocino no dudó en apurar su total respaldo a la figura presidencial. Con motivo de su exposición en el Consejo de las Américas, en Buenos Aires, dijo que la crisis agravada por la estampida del dólar constituye “una turbulencia, un momento difícil pero superable”.
Elogió al Presidente y en diálogo con periodistas planteó la necesidad de apoyar sin límites a Macri, “como en mi caso”, para de inmediato apuntar contra “una minoría” de opositores “a los que hay que aislar, porque esos son los que dejaron al país estratégicamente en este punto”. Entiende Cornejo que la mano del kirchnerismo lleva a un panorama de desestabilización.
No descartó que “probablemente haya algún error del gobierno, pero ahora hay que mirar para adelante”, con la búsqueda de “acuerdos mínimos” entre líderes políticos, sindicales y empresarios “para hacer un país serio, un capitalismo serio”.
Fueron muchas definiciones trascendentes del Gobernador en su afán por apuntalar no sólo a Macri sino a toda la coalición oficialista. Además, esa voz de mando también se traslada hacia el interior del radicalismo en el momento en el que un grupo de dirigentes, como Ricardo Alfonsín, plantea la posibilidad de integrar un espacio alternativo por afuera del ámbito de la actual conducción partidaria, pensando en el año electoral que comienza a acercarse.
Por otra parte, el momento difícil por el que se transita repercute en la provincia, a la que Cornejo mantiene en orden con una administración que aplicó los ajustes necesarios desde el arranque, según reiteran hasta el cansancio sus funcionarios para trazar, ahí sí, una clara línea divisoria con la administración nacional.
Pero, los efectos de la crisis económica nacional llegan y no pueden ser atenuados o disimulados livianamente. La complicada realidad universitaria tiene su presencia aquí en la UNCuyo y, por extensión, en los terciarios dependientes de la Dirección General de Escuelas.
El rector Pizzi, con manejo prudente, trata de que la extensa medida de fuerza en lo posible no conduzca a ninguna acción fuera de lugar o violenta.
En cambio, en la DGE, menos pacientes, hicieron una lectura política de las tomas y plantearon el tema en el ámbito judicial. E inquieta una seguidilla de robos masivos en varios supermercados, hechos delictivos para el Gobierno que seguramente no dejarán de ser observados ante el temor de que la inestabilidad actual aparezca con efectos multiplicadores.
Como ya se ha señalado, el contexto es favorable para que la oposición gane presencia en la escena y ponga en aprietos al gobierno local.
El justicialismo mantiene una composición legislativa robusta y da pelea.
Como ocurrió en el Senado, en Diputados el cornejismo debe pelear voto a voto las adhesiones para sancionar el nuevo Código de Faltas.
Aunque con alguna polémica, la actualización de dicha normativa es importante, pero su abordaje queda en segundo plano ante la realidad que plantea la crisis.
Se ha reiterado que en las cámaras legislativas en estos momentos los dos protagónicos sectores en pugna en el peronismo suelen dejar de lado diferencias para unirse estratégicamente contra el oficialismo. Por eso el nuevo régimen contravencional que impulsa el Ejecutivo choca con esa situación.
Y una nueva corriente del PJ provincial, que se denomina Justicialismo en Marcha, mantuvo una importante reunión ayer con dirigentes departamentales para discutir la situación nacional y local.
Definen como un fracaso el plan económico del macrismo, pero dicen querer ayudar y por eso le piden a Cornejo que convoque a una mesa de diálogo político y la lidere en la provincia.
Habrá que ver cómo ordena el Gobernador las piezas de un tablero tan complejo. Todos sus roles actuales lo tienen en vidriera. Y para colmo, Yamil Santoro, un joven dirigente liberal que acaba de crear un partido que se sumará a Cambiemos y que sumó en esta provincia a los demócratas que participan del gobierno provincial y están enfrentados con su partido, sostuvo aquí que Cornejo está llamado a ocupar “un relevante papel” en las candidaturas nacionales del oficialismo el año próximo. Y no dudó en afirmar que “si el candidato no fuera Mauricio Macri podría ser tranquilamente aspirante presidencial”.
Música para los oídos del cornejismo. Y si así fuese, ¿cómo se interpretaría en lo ideológico? ¿Cornejo y la UCR volcados al liberalismo o una versión más popular de Cambiemos?