Dentro de las tantas funciones del Estado, está la responsabilidad de asegurar a la población el buen funcionamiento de cuatro áreas fundamentales: salud, seguridad, educación y justicia. Si nos atenemos a los hechos, y de acuerdo con las prioridades de la preocupación de la gente, no hay duda de que la inflación se ubica en primer término y, en el orden de prioridades, le siguen la seguridad y la salud; reclama el buen funcionamiento de la Justicia y es la educación la que pasa a un segundo plano porque acabamos de ingresar en el período de receso escolar. Ese es el motivo principal en esta última etapa y la inquietud volverá a tomar cuerpo en el plano de la educación a medida que nos vayamos acercando al inicio de las clases, previsto para finales de febrero.
Pero es mucho lo que hay que hacer. En primer lugar, enfrentar unas paritarias que siempre fueron duras, porque los gremios que nuclean a los docentes suelen colocar los paros de actividades y el no inicio del ciclo lectivo como una espada de Damocles sobre las autoridades a la hora de la discusión y también porque el Gobierno es consciente de que los salarios de maestros y profesores no se encuentran a la altura de las reales necesidades, pero se enfrenta a los límites que le impone el Presupuesto. De todos modos, resultó interesante que el ministro de Educación de la Nación saliera a anunciar que la Nación concurrirá en ayuda de aquellas provincias cuyos docentes tienen los sueldos más bajos a los efectos de intentar alguna equiparación con el resto del país.
El restante tema a abordar se refiere a establecer criterios que permitan alcanzar un ‘mix’ entre la intención de mantener la inclusión del alumno dentro del sistema, pero agregándole las medidas necesarias que permitan mejorar la calidad educativa, que en los últimos años ha sufrido un preocupante retroceso, aun a pesar de que se amplió de manera casi exponencial el presupuesto destinado a la educación.
En Mendoza, el titular de la Dirección General de Escuelas todavía no asume -su cargo debe contar con acuerdo del Senado- pero el gobernador Alfredo Cornejo brindó algunas pautas interesantes sobre el tema en su discurso ante las cámaras legislativas. Esencialmente, cuando señaló que la intención del Gobierno es la de recuperar el respeto a la autoridad del docente y de los directivos en el ámbito escolar, a la vez que incentivó a los primeros a mejorar la base de la educación en lo que a calidad se refiere.
Pero hay un tema que debe ser abordado aprovechando el receso escolar y es el de cubrir las necesidades edilicias de los establecimientos educacionales. No se puede aceptar que en muchos de los casos el arreglo de las escuelas comience junto con el período escolar, lo que lleva a que los chicos no tengan clases porque hay gente trabajando en la construcción; que los techos reciban los arreglos necesarios recién cuando llueve; que el sistema eléctrico sea revisado cuando ya se están dictando clases, que los problemas de gas sean encarados con los primeros fríos y los chicos están sufriendo las consecuencias o bien los inconvenientes que suelen plantearse con los baños, que muchas veces no alcanzan para cubrir las necesidades de la población escolar porque no se encuentran en buenas condiciones o porque muchos de ellos están inutilizados. Cada uno de los directivos de las escuelas sabe perfectamente cuáles son los problemas que afectan ediliciamente al establecimiento, porque es un tema que viven a diario y deberían informar convenientemente y de manera inmediata al organismo encargado de los arreglos, a los efectos de aprovechar el receso escolar para realizar las reparaciones correspondientes.