Frente a un riesgo global fueron insuficientes las autoridades locales para prevenir sus efectos en el país y en el mundo, tampoco sirvieron las ideas y creencias que conscientemente o no asumimos, es tiempo de aprender.
La pandemia se extiende mundialmente, tanto en el plano físico como mental. Todos nos preguntamos una cosa: ¿Cuándo terminará el Covid-19?, y algunos: ¿Cuando terminarán los paradigmas en uso por la economía y la política? Probablemente habrán desaparecido junto con los varios millones de personas que matará el virus. A ese conjunto de prácticas y saberes, hoy inertes los podremos contabilizar como daños colaterales y como pérdidas irreversibles de una amenaza que ni los gobiernos ni los mercados supieron advertir.
El mundo conocido se ha agotado, el que está por nacer aún no sabemos cual pueda ser su rostro. ¿Qué balance podemos anticipar del día después? Quisiera destacar algunos aspectos de la pandemia actual, que pueden servir para identificar los déficit que mostraron las dirigencias de gobiernos, de instituciones, de las economías y la incapacidad para resolverla oportunamente, con la esperanza e aprender de los errores para pensar nuestras instituciones cuando todo pase.
Son muchos los actores que han intervenido
En primer lugar entender que en una crisis de alcance global las naciones son sólo uno más de los actores principales, de reparto y figurantes que intervienen. Veamos:
* la Ciencia: Gran cantidad de “equipos” científicos -interdisciplinarios- en todo el mundo trabajando en red o en paralelo pero con muy alta comunicación entre sí, en tiempo real
* el Desarrollo: Uso del conocimiento y la investigación científica para la producción de nuevos dispositivos, materiales, procesos o métodos, desde el diseño, prototipado, y escalamiento para elaborar productos y soluciones. Se supone, en este caso. que es de interés, principalmente, de las corporaciones farmacéuticas
* los Gobiernos: Acá se abre un amplio abanico de respuestas discoordinadas en gran parte “reactivas” frente a lo que piensa ha sido “inesperado”
* los Sistemas mundiales de transporte y comunicaciones: aéreo, terrestre, marítimo de personas, bienes y servicios.
* los Organismos Internacionales: OMS; ¿ONU?; FMI; BM: G20; G7 y tantos otros G; los mass-media; Redes sociales y de diverso tipo.
* la Poblacíon: local y mundial; urbana y rural, con una segmentación, y dinámica generacional de flujos y migraciones.
* la Información: No es la información de los medios, sino la que requieren las autoridades sanitarias y gubernamentales, mundiales, nacionales, locales, hospitales, médicos, colectividades y las personas. No se sabe de dónde, quienes y cómo podrían recopilar, almacenar, analizar, difundir y utilizar estas informaciones
Algunas Conclusiones apresuradas
Frente a este conjunto múltiple y dispar podemos pensar que:
- Los riesgos globales son transversales, cruzan organizaciones políticas, “mercados”, sistemas de producción y servicios.
- Ningún país, OO.II., Sectores, sistemas ni personas disponen de la información, el conocimiento, la preparación ni capacidades necesarias para responder a amenazas globales.
- La falta de coordinación endógena y exógena entre los actores indicados, se manifiesta en respuestas parroquiales y meramente reactivas.
- La pirámide decisional basada en la autoridad funcional es insuficientes y obsoleta.
- Es necesario considerar las sociedades, como No homogéneas, son ellas mismas multiculturales, con grandes diferencias sociales, económicas, generacionales y las diferencias exígen atención.
Hemos avanzado
No todo ha sido negativo, en la confusión resultante de la crisis, podemos contar algunos éxitos. En particular sobre los compartimientos estancos donde se gestan las decisiones:
- Mayor diálogo con el espectro político interno y externo, y también con la ciencia y la sociedad civil.
- Se han puesto en suspenso prejuicios y creencias, modelos mentales que limitan la capacidad de respuesta.
- Surgen aceleradores de cambios disruptivos en la aplicación de la tecnología disponible y en la innovación para responder a necesidades específicas, antes que a intereses de mercados.
- Se ha reconocido el conocimiento distribuido y ensayado soluciones del tipo de inteligencia colectiva.
Es tiempo de pensar en la innovación institucional
Las personas cambian más fácilmente que las organizaciones, pero estas son esenciales en el mundo que hemos construido. Es preciso un aprendizaje colectivo del que participen las instituciones, tanto como los gobiernos, comunidades e individuos. Es una construcción solo posible sobre la infraestructura de la digitalización, la economía del conocimiento y la innovación.
La hibridación de organizaciones, empresas, personas, y la convergencia de ciencia, tecnología, innovación, integración local de sistemas, puede ser un acelerador de las tecnologías de decisiones blandas.
Por último el pensamiento mono causal, lineal está llegando a sus límites. Es preciso incorporar una visión multidimensional y holística (integradora de problemas y entornos múltiples) con capacidad de abordar la complejidad y la incertidumbre.
Donde fallan las matemáticas: el orden de los factores
Re-significar las instituciones, transformar el Estado no sería suficiente si se prescinde de la política. Porque lo primero es la política. Tiene la misión de pensar más allá de las limitaciones del presente para las actuales y las próximas generaciones, de marcar el rumbo, de trazar las estrategias y orientar el proceso de transformación. De nada sirven instituciones y sistemas decisionales renovados si hacemos de la tecnología una nueva ideología.
Un componente esencial de la toma de decisiones radica en la velocidad, una buena decisión tomada a destiempo puede ser peor que una mala pero oportuna. El problema radica en que los hechos y proceso globales responden a una dinámica instantánea, en tiempo real, frente al estancamiento de nuestros modelos mentales, ideas, creencias, e incluso emociones.
Se trata de problematizar y priorizar estas cuestiones y otras relacionadas con la globalización, el consumo, el crecimiento económico, el ambiente, la demografía.
La magnitud del cambio y los diferentes niveles de impacto nos desafían a ser más inteligentes sobre la anticipación de riesgos y oportunidades para priorizar estrategias colaborativas, con proyecciones futuras.