El living es una de los espacios más transitados de la casa; es el punto de llegada, donde se recibe a los amigos y el lugar en el que normalmente se reúne la familia. Por eso es muy importante que, además de ser confortable, sea práctico y funcional.
Lo primero que hay que tener en cuenta es el tamaño del living. A partir de ahí podés empezar a pensar en la distribución, ¡pero ojo! Antes de empezar a mover tus muebles, hacete un esquema mental. Te recomendamos que para mayor seguridad, lo dibujés en un papel cuadriculado para materializar un poco mejor las ideas.
Hay dos cosas indispensables que debés tener en cuenta: las ventanas deberían quedar libres de obstáculos para no entorpecer la entrada de luz natural y las zonas de paso tienen que ser amplias y fáciles de transitar.
La distribución
¿Cuántos metros tiene tu living? ¿Es rectangular o cuadrado? Estas son las dos preguntas que siguen. Recordá que, para distribuir y organizar tus muebles y adornos, lo mejor es pensar en el resultado final y favorecer el conjunto. Es decir, si tenés un mueble de tu abuela que te gusta mucho, pero que ocupa demasiado espacio y dificulta la instalación de otros muebles fundamentales, evaluá la posibilidad de colocarlo en otro punto de la casa.
La funcionalidad prima sobre todo lo demás, especialmente en departamentos pequeños en los que cada metro cuenta.
Para que tu living se vea más acogedor y dinámico, lo mejor es crear distintos espacios.
En plantas rectangulares de menos de 4 metros de ancho no hay mucho margen de acción: tenés que distribuir los ambientes de forma lineal. Sin embargo, si tu living es cuadrado, podés repartirlas en pequeñas islas, que son fácilmente diferenciables con alfombras o muebles separadores.
Podés distribuirlos como más te guste, pero la forma tradicional de aprovechar bien cada metro (y que el conjunto se vea armónico) es haciendo que los espacios dibujen una línea diagonal imaginaria.
Las texturas también ayudan mucho a la hora de diferenciar espacios. Ayudan a que el conjunto tenga volumen y se vea más dinámico.
La clave: los sofás
En un living los sofás son la clave, por eso, normalmente, su ubicación es la que condiciona la distribución del resto de muebles de tu espacio. Además de ser cómodos deberían ajustarse a la realidad de tu día a día. Por ejemplo, el sofá de un departamento compartido no suele ser igual que el de una familia numerosa, y el de una persona que tiene niños o mascotas poco tendrá que ver con el de una pareja.
Hay muchos factores que condicionan el color, la tapicería y el tamaño de tu sofá ideal, pero lo que es fundamental en cualquier caso es que sea un mueble integrador, que favorezca la convivencia y la conversación.
Siempre que sea posible instalalo cerca de una entrada de luz natural y pegado al muro más grande del living. Si te dan los metros para colocar más de uno, la distribución ideal depende de la forma de la pieza. Así, si tu living es cuadrado, lo mejor es poner uno en frente de otro. En caso de tener espacio para tres, colocalos en forma de U. Pero si tu living es rectangular, la distribución más eficiente para tus sofás es la forma de L.
Las medidas perfectas
Ahora que ya tenés una idea aproximada del espacio del que disponés y de la forma en la que te gustaría distribuir tus muebles, hacé números. Utilizá como referencia el sofá. Así que, entendiendo que uno de tres plazas suele estar en torno a los 220 cms y uno de dos en torno a los 175, calculá:
- La mesa de centro debe tener al menos un metro menos de largo que el sofá y estar colocada a 40 centímetros de distancia. La altura depende de tus gustos, pero lo normal es que tenga entre 35 y 45 cms.
- Otro sofá en frente, debe estar a unos 150 cms.
- Las mesitas laterales se separan del brazo del sofá unos 20 cms.
- Si tu sofá va delante de una ventana o balcón, calculá que deberías dejar unos 80 cms de espacio para poder abrirla cómodamente.