Elegido mejor jugador de la liga portuguesa en la última temporada y viejo conocido del DT Alejandro Sabella, el volante Enzo Pérez, encargado de reemplazar al lesionado Ángel Di María desde los cuartos de final ante Bélgica, es el invitado sorpresa de Argentina en los tramos decisivos del Mundial.
Con 28 años y figura del Benfica, Pérez, que recibió su nombre por el gran uruguayo Enzo Francescoli, ídolo de su padre en River Plate, tiene apenas 10 partidos con la camiseta albiceleste, con la que debutó en 2009 en un amistoso ante Ghana.
Ahora, con la poco probable vuelta de Di María para la final, tiene muchas chances de ser titular contra Alemania. Una oportunidad histórica para el mendocino.
Cuando Di María tuvo que salir frente a Bélgica, se encendieron las alarmas albicelestes, ya que el “Fideo” es uno de los jugadores claves del andamiaje ofensivo de Sabella, junto con Lionel Messi.
Las alternativas eran varias, entre ellas el experimentado Maxi Rodríguez, pero el entrenador, fiel a su estilo, se la jugó por Pérez, un hombre de su “riñón”, que saltó al campo con pasmosa tranquilidad en semejante instancia, crucial para una Argentina que llevaba 24 años sin pasar de cuartos de final.
Como dijo Sabella tras el partido, el volante mostró “carácter” y “confianza” en el terreno con su despliegue por la banda derecha, otorgando a Argentina mayor solidez en defensa, lo que le valió quedar en el once para el choque con Holanda.
“Tiene mucha dinámica, muy buen manejo de pelota. Es un jugador de recorrido, que ocupa bien los espacios. Ha crecido y ha madurado mucho desde el punto de vista psicológico”, lo definió el DT, al defender su elección.
En la dramática noche de San Pablo, con un Messi apagado, Pérez volvió a destacarse con su incansable ir y venir por las bandas, su buen manejo de pelota y dos precisas habilitaciones a Gonzalo Higuaín.
A horas de la final, el flaquito de Maipú espera su momento. Téngale fe. Vaya apostando por él.