En el útero nadie tuvo la virtud de avisarme/ lo que sería venir acá/ un bicho que no tiene rancho/ que en la repartija no recibe más/ que el peso de la carencia/ idolatra una hipocresía atrás de otra.
La pena del reporte final de la semana/ tomar cerveza es la meta/ en un bar de esos que te atienden/ con una sonrisa,/ te tutean a cada rato y te meten el/ “que lo disfrutes”/ aunque te sirvan un vaso de agua.
Ahí vamos de nuevo hasta que el domingo/ anuncie del aviso del apocalipsis/ y otra vez la alegría se parezca a una digresión.
Los tipos duros no bailan
Siempre quise lucirme con la derrota/ como un vaquero fracasado/ que se acoda en la barra y toma lo más fuerte.
Quise recorrer el peligro/ pero el límite ya está guionado/ por el club de los veintisiete.
Por más disonancia que haya/ las instituciones no te dejan sufrir/ nada más lamenta.
Born to be wild
No tengo el verso a mano/ sólo puse la oreja/ en la vanidad del escritor/ que parece cargarla con premios
lectores, estilos, una pasarela.
Voluntariosos los versos/ buscan el mote de superhéroe/ arengando una rabia cómoda/ que se estrella en un espejo interminable.