El calendario maya tiene dos partes: uno de cuenta corta, que mide 365 días, era utilizado para la vida cotidiana y se basaba en las posiciones aparentes del Sol a lo largo de un período completo de traslación de la Tierra en su órbita; y otro de cuenta larga, que duraba 144 mil días.
Este calendario de cuenta larga “servía para destacar fechas importantes que necesitaban un registro permanente y les permitía hacer cálculos y establecer hitos hacia el futuro y hacia el pasado”, explicó Beatriz García, de la UTN Mendoza, astrónoma del Conicet y vicepresidenta de la Unión Astronómica Internacional.
Para los mayas un día era un “kin”, 360 días eran un “tun” y 144 mil días eran un “baktun”. El 21 de diciembre culmina el baktun 13.
La profecía errónea del fin del mundo parte de una mala interpretación de un estudio elaborado por la astrónoma norteamericana Maud Makemson sobre la cuenta larga en 1947.
En 1966 el antropólogo norteamericano Michael Coe asoció el fin del baktun con la llegada del Armagedón, una palabra que aparece en La Biblia refiriendo a un “final”.
“Según Coe, parte de su análisis está basado en el informe de Makemson, pero en ese artículo de 1947 no se infiere el fin del mundo para el cierre del ciclo 13 baktun”, explicó García.
La civilización maya habitó los territorios actuales de Guatemala, Bélice, Honduras, El Salvador y algunos estados de México, con una historia de aproximadamente 3.000 años.