Otro porrazo más y van… Atravesamos una crisis más y no sabemos cuándo terminará, estar atentos a la cotización del dólar todos los días desde hace un año no es sano para nadie.
Y toda crisis va dejando sus marcas.
Cuando asumió Macri el dólar estaba a $ 9,80, cepo cambiario de por medio, al liberarlo se sinceró su cotización y pasó a $ 14, sí a $ 14 pesos hace 3 años y tres meses atrás, el viernes cerró a $ 42,80 después de haber perforado la barrera de los $ 43 dos veces en el mes.
Ya estamos acostumbrados y no nos sorprende conocer las cifras de inflación, pero sí es muy duro advertir que la tasa de desocupación se duplicó en un año en nuestra provincia, pasó del 2,7 en el cuarto trimestre del 2017 al 5,9% en el mismo período del 2018.
Qué significa esto, que en Mendoza había, entre setiembre y diciembre del 2017, unas 11 mil personas que buscaban trabajo y no lo encontraban. Durante los mismos meses, pero de 2018, a esa cantidad se le sumaron otras 14.500 y se llegó entonces a 26 mil hombres y mujeres que buscan y no encuentran empleo; son casi 95 personas por día que pasaron a estar en esa situación durante el año pasado.
Nada es gratis y en economía mucho menos, el costo social del ajuste y la estanflación (inflación con recesión) no iban a demorarse mucho en aparecer en los principales indicadores.
Esta semana se conocerá otro dato complicado, el jueves el Indec difundirá la cantidad de gente que se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Hay un tercio al que las cosas le van cada vez peor, no es el grupo de indecisos que no saber por quién votar, es un tercio de la población que es pobre y no ha logrado salir de esa situación durante años.
Esta semana se conocerá el indicador y seguramente estará entre el 31 y 32% a nivel nacional, el último número es el primero que se registró, en el segundo trimestre del 2016, con el Indec normalizado; con lo cual, nada habrá cambiado para esa gente en los últimos tres años.
En Mendoza, en el segundo semestre del 2017 la pobreza llegaba al 26,4% y en el segundo del 2016 era del 24,6%.
Lo más probable es que el número que el Indec difunda el jueves sea más elevado porque se verá reflejado el impacto de la inflación y la devaluación.
Nada parece mejorar en el corto y mediano plazo.
El dólar inquieto implica más incremento de combustibles (subirán en abril) y esta semana también se sabrá si la suba en la tarifa del gas llegará al 30% como se espera.
Hay que saber también que Molinos ya dispuso un incremento del 15% para los 300 productos que vende y que en su mayoría son alimentos básicos como aceites, harina, fideos y arroz.
También impactarán lácteos, carnes y panificados para que la inflación de marzo no baje del 4%.
Pero, ¿qué pasa en Mendoza?
Aquí se duplicó la desocupación y en San Juan bajó. El año pasado, según la Fundación Mediterránea, la actividad económica en nuestra provincia se contrajo 1,2%, bastante menos que el 2,5% de la Nación. Pero en el 2017 se creció 1,6% según la DEIE. No creció ni el 3% que especulaban en el Ministerio de Economía ni el 2,8 que vaticinó el Ieral.
Es entendible que en los días que vivimos es complicado mantener la cordura, pero que desde el ministerio hayan dicho –en plena crisis cambiaria- que en el 2018 Mendoza iba a crecer más que el país, o que afirmen que la economía local durante el año pasado creció 2,7%, es delicado.
El error de cálculo nos ha llevado a infinidad de problemas.
Si no tenemos claro lo que sucede y no entendemos la realidad, será difícil tener indicadores mejores a otras provincias.
Todo esto sucede en un contexto en el que los empresarios advierten, según la encuesta de expectativas realizada en el tercer Foro de Inversiones Mendoza 2019 llevada a cabo por PwC Argentina, un escenario adverso.
“Sólo el 41% de los encuestados considera que la actividad económica de Mendoza crecerá y más de la mitad suponen que disminuirá o se mantendrá en los mismos niveles. Estas expectativas contrastan con lo mostrado el año anterior donde el 72% de los encuestados en aquella ocasión confiaban en un crecimiento de la provincia”, indica el informe de la consultora y señalan que los CEOs locales están preocupados por la presión tributaria y la volatilidad del tipo de cambio.
El final del informe es imperdible, señala un diagnóstico recurrente: “Los CEOs locales mantienen una muy buena visión del ambiente de negocios en Mendoza, más del 90% considera que la provincia es apta para la realización de actividades económicas, pero destacan que faltan reformas estructurales e infraestructura que facilite y ayude al desarrollo de negocios rentables y sustentables en el tiempo.
El mensaje parece claro y a pesar de todo, las expectativas en el mediano plazo son optimistas, pero nada de esto podrá suceder si no se realizan las adecuaciones que faltan y que deberían incluir la educación como eje y centro de los problemas a encarar y solucionar”.
