Dos anuncios, formulados en las últimas horas por funcionarios nacionales, permiten generar un marco de mayor optimismo en la difícil situación por la que atraviesan las economías regionales, a las que nos referimos, también, en esta misma columna en nuestra edición de ayer.
El primero de los anuncios consiste en la mejora en los reintegros para las exportaciones de productos del agro; el segundo, un comentario de Nicolás Dujovne, antes de asumir sus funciones como ministro, en el sentido de que aplicará medidas tendientes a reducir los costos laborales. No deja de resultar interesante la decisión adoptada para la actividad vitivinícola referido a la aceleración de los trámites dentro del régimen aduanero.
Se puede señalar que el incremento de los reintegros para las economías regionales, implementado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación, es fundamental para Mendoza porque establece nuevas tasas de reintegro para diferentes clases de productos que se producen y elaboran en la provincia, entre las que se encuentran el ajo, la uva (tanto en pasa como en fresco), el aceite de oliva, el vino a granel y frutas que se producen en la provincia, como ciruelas, damascos, cerezas, peras, manzanas y duraznos. En el caso del ajo, debemos recordar que hasta no hace muchos años Mendoza se ubicaba como el mayor exportador mundial del producto, con un destino casi exclusivo como Brasil y sólo fue superado por el ingreso masivo de ajo chino, que desplazó al producto mendocino al segundo lugar en el mundo. Respecto del vino a granel, el reintegro pasó del 5 al 5,50 por ciento, que en porcentaje pareciera ser muy poco pero que en grandes números permite establecer mayor competitividad a los productos mendocinos en los mercados internacionales.
Otro aspecto interesante en la resolución se centra en el hecho de que se priorizan los envases más chicos, de manera de establecer que quede un mayor margen de valor agregado en la provincia, y otro tanto podría decirse del impulso a los alimentos orgánicos y a los que certifiquen indicación geográfica, aspecto este último que alcanza al vino y también al aceite de oliva.
En relación con los costos laborales, debemos señalar que Dujovne expresó que su obsesión es lograr bajar el nivel de informalidad de la economía argentina. Destacó que el 35 % es informal, en buena medida porque hay algunos sectores que no pueden afrontar la carga tributaria. Luego de calificar de “ridículos” los impuestos al trabajo, manifestó que tenemos una sobretasa del 40 por ciento por encima del salario de bolsillo entre las contribuciones personales y patronales y que sobre eso recae también el impuesto a las ganancias. La reducción del impuesto al trabajo, en caso de concretarse, resultará fundamental para nuestra principal industria de base agraria. Sólo cabría señalar en este aspecto que los salarios constituyen el 70 por ciento del costo de un kilo de uva para los productores primarios, mientras también tiene una fuerte incidencia en la elaboración del vino.
Cobra importancia también la entrada en vigencia del Régimen Nacional de Ventanilla Única del Comercio Exterior Argentino, que tiene como objetivo hacer más eficiente, unificar, simplificar, integrar y facilitar los trámites vinculados con las compras y ventas al exterior, lo que favorece, en lo que a tiempos se refiere, a la actividad vitivinícola.
Las tres medidas señaladas resultan importantes, pero resta bastante camino por recorrer, especialmente en lo referido a los costos del transporte para aquellas economías que, como en el caso de Mendoza, se encuentran más alejadas del puerto de Buenos Aires y del gran centro de consumo. Un tema en el que hay que trabajar, especialmente en el caso de Mendoza que tiene un costo superior -por la distancia- al resto del país, a pesar de ser una provincia productora de combustibles.
