Dicen en los mercados que siempre hay que vender con el rumor y comprar con la noticia. Esto es porque los que se animan pagan cifras que no tienen referencia para anticiparse. Quien tiene activos sabe que con el rumor llegan muchos queriendo hacer negocios y es el momento de sacar buenos precios. Cuando la noticia se confirma, el mercado ya ha descontado las ganancias y los que vendieron al principio, pueden volver a comprar mucho más barato que cuando vendieron.
Este es un concepto muy de café que suele verificarse en muchos casos y pareciera que esto está pasando con el rumor de que Estados Unidos comenzará aumentar sus tasas de interés el año próximo. El rumor, se suma a una situación de desaceleración de las economías emergentes lo que ha generado una suba del valor del dólar hasta el precio más alto en los últimos 17 meses respecto de las principales divisas.
La suba en el precio de la divisa norteamericana pondría fin a un ciclo de baja, que sumó más de diez años y hasta una crisis financiera de proporciones en 2007 que todavía sigue generando resaca en el mundo.
Pero este cambio de tendencia impactaría en toda la economía mundial y, si bien no será rápido, los movimientos actuales comienzan a mostrar algunos signos que marcarán el futuro. No obstante, ya se aprecian algunas señales.
Menor nivel de actividad
En la actualidad, la mayoría de los países emergentes registran distintos tipos de señales que marcan menor nivel de actividad y decisiones políticas de algunos gobiernos que comienzan a cubrirse de estos cambios de tendencia.
La primera señal la han dado los grandes inversionistas, quienes han estado comprando activos en países emergentes como Brasil, India o Sudáfrica, buscando obtener rentabilidades mejores que en los países desarrollados. Así, analistas revelan que las compras de acciones de bonos y acciones de países emergentes recibieron capitales por 9.000 millones de dólares en agosto contra un promedio de 30.000 millones en junio y julio pasados.
Las perspectivas son peores para los países latinoamericanos, donde se calcula que la región en su conjunto tendrán un crecimiento casi nulo, con el aporte de caídas de Argentina y Venezuela y un magro crecimiento de Brasil, menor al 1%. Mientras tanto Africa mantendrá tasas altas, pero menores a las que traía y partiendo de una base muy baja, en tanto se espera que China mantenga un crecimiento cercano al 7%, en tanto los emergentes europeos también tendrán menos nivel de actividad.
Muchos países se habían acostumbrado a los flujos de capital tanto para financiar inversiones, como importaciones. Otros, como Brasil o India venían financiando déficit fiscal o comercial y ahora tendrán que enfrentar otro panorama. Quizás no tendrán problemas en conseguir capital, pero deberán pagar mucho más caro y si no resuelven sus problemas estructurales, los nuevos costos del endeudamiento les traerán problemas serios hacia el futuro.
Hay casos como el de Colombia, que dispuso que las próximas emisiones de deuda las harán en el mercado propio y en moneda local, para no depender tanto del financiamiento internacional. Pero, además, los capitales ya tienen mucha plata invertida a mediano y largo plazo y suponen que una suba de las tasas y menor flujo afectará a países como Brasil y Sudáfrica, que tienen fuertes déficit y alta inflación. Desde ya, los países que menos inflación tengan serán los que menos sufran.
Todo dependerá, también de la forma en que salgan las señales de parte de la Reserva Federal ya que todos quisieran evitar un efecto manada de parte de los inversionistas. Es que si todos quieren salir a la vez de los mercados emergentes para llegar rápido al mercado norteamericano, no solo habrá consecuencias muy negativas para los países sino que los mismos inversionistas registrarán grandes pérdidas.
Impacto en los negocios
Si suben las tasas, también subirá el precio del dólar y esto impactará directamente en los precios de transacción de la mayoría de las mercancías. El primer impacto será en el precio de las materias primas, que ya han anticipado una caída en sus precios. Los primeros fueron los metales, pero ahora está llegando a los productos agrícolas. Si bien hay un efecto de aumento de oferta, también la suba del dólar impacta en la caída de los precios tanto de la soja como de trigo y maíz.
Pero el cambio del precio del dólar traerá cambios en los valores del resto de las monedas. Esto significará que el resto de las monedas se devaluarán frente a la divisa de EEUU y esto cambia las posiciones relativas ante el mundo de los negocios. De hecho, ya se viene devaluando la moneda chilena, que arrancó el año a 500 y puede terminar a 630, mientras que la moneda uruguaya ha perdido un 15% en lo que va del año.
Comportamientos similares están registrando otras monedas de la región y a esto se refería el ministro Kicillof cuando anticipó hace un mes que este cambio de ciclo traería tensiones cambiarias, como anticipando que el peso argentino debería devaluarse, pero no por problemas internos sino por efecto de los cambios internacionales.
Una devaluación del euro, por ejemplo, mejoraría la competitividad de los países de la región, aunque generaría un efecto “pobreza” en sus habitantes, pero les permitiría mejorar los niveles de empleo. Todas estas ecuaciones habrá que tenerlas en cuenta para ver la potencialidad de compra de esos países y los niveles en los que se acomodarán los precios de los bienes.
Por ahora, las previsiones indican que los cambios en los niveles de tasa comenzarían a operarse a partir de setiembre de 2015, pero muchos efectos de estos posibles cambios ya se están reajustando porque hay muchos operadores que se están anticipando y esto puede acelerar el tiempo del cambio de ciclo.
En este contexto, Argentina debería tomar medidas rápidamente porque si hoy no tiene acceso a capitales, mucho menos posibilidades habrá el año próximo. Si se toman medidas serias para frenar el avance de la inflación, habrá posibilidades de amortiguar el impacto y sumarse a la nueva tendencia, pero si se sigue ignorando el perjuicio inflacionario, será un ciclo muy complejo.
Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes - cavagnaro@arlinkbbt.com.ar