La cuestión sobre la coparticipación está prevista en la propia reforma constitucional de 1994 aunque, por distintos motivos y fuertes presiones políticas, nunca llegó a concretarse a lo largo de los años y de los sucesivos gobiernos. Este debate se da, además, en el marco de una discusión política que por momentos se tensó en virtud de un polémico decreto del Poder Ejecutivo que prácticamente duplicó los recursos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires generando una enérgica reacción de los mandatarios provinciales del Frente para la Victoria. Esto derivó en una reunión que presidió el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con la mayoría de los gobernadores de esa fuerza. En esa oportunidad el funcionario de Macri anunció que el Gobierno se comprometía a rever, en un amplio porcentaje, lo otorgado a la Capital Federal y a pagar en marzo, a las provincias conducidas por dirigentes de la ahora oposición encabezada por el peronismo, los fondos atrasados adeudados desde antes de la asunción de la actual gestión nacional.
Las provincias que no son conducidas por peronistas, entre las que se encuentra Mendoza, también se mantuvieron alerta a los pasos que dé la Nación respecto de la discusión de la coparticipación. En ese contexto, de parte del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, hubo palabras prudentes ante la controversia generada. En el marco de la fugaz visita que el presidente Macri hizo a nuestra provincia el jueves, el mandatario mendocino admitió la necesidad de que se rediscuta sobre los índices de coparticipación, pero también apeló a que exista coherencia en el reclamo que se efectúa. Recordó atinadamente el jefe del Ejecutivo local que "la Nación se ha ido quedando con recursos que eran de las provincias, lo cual no se soluciona de la noche a la mañana". Esto constituyó un mensaje para sus pares del justicialismo, que ahora reclaman enérgicamente cuando se quedaron mudos los doce años anteriores.
Hay que recordar que, salvo las provincias de Santa Fe, Córdoba y San Luis, que a través de sus gobernantes tuvieron en su momento la valentía de enfrentar judicialmente a gobiernos de un presidencialismo autoritario, el resto de las provincias que en su mayoría gobernó durante los últimos doce años el Frente para la Victoria no se animó a encarar ningún tipo de reclamo para intentar torcer la voluntad centralista de la Nación. Es el caso de Mendoza, que no lo hizo durante las gestiones, alineadas al extremo, de Celso Jaque y Francisco Pérez.
Ante la actual hipocresía de quienes se callaron ante el avasallamiento de kirchnerismo, por lo menos, el actual Presidente de la Nación tiene la virtud de convocar a la discusión, más allá de los resultados que se puedan lograr.
Considerando valiosa esa prudencia a la que aludió el gobernador Cornejo, en sintonía con el respecto que merece en sus primeros tiempos de gestión un gobierno que llega a remplazar 12 años de kirchnerismo sin tener mayorías parlamentarias, sin ninguna duda se debe esperar, de parte de las autoridades de Mendoza, energía para exigir que el tema de la coparticipación, en el cual nuestra provincia siempre ha quedado relegada en los últimos tiempos, llegue a buen puerto y recomponga la distribución de recursos de acuerdo a los méritos y necesidades que el esfuerzo de los mendocinos merece.
