Las lluvias persistentes de febrero no sólo dejan la estela de la botritis en los viñedos, sino una realidad incuestionable vinculada a la madurez que seguramente marcará al ciclo 2014. La falta de grado anticipa una añada de vinos con dificultades pero con una certeza: sabiendo que no hay tiempo que perder para minimizar pérdidas, crecen las posibilidades de que el proceso de elaboración se traduzca en vinos más livianos.
De la comparación interanual, surgen datos a tener en cuenta. Mientras a esta altura de marzo ya había transcurrido la semana 13 de la vendimia 2013 y las uvas en Mendoza promediaban un grado potencial de 13,22, en la actual apenas llegan a 11,51, con una semana de retraso en el ritmo de recolección.
Hay razones que lo explican. En algunas zonas comenzó la vendimia de la uva criolla, aún con un tenor azucarino inferior al habitual (entre 150 y 170 gramos), lo que se traduce en un valor demasiado bajo pero inevitable por imperio de las circunstancias. Y también obligan en algunas fincas a anticipar casi 10 días el arranque de las variedades de alta gama.
El tema es recuperar terreno. De hecho, hasta el 2 de marzo los ingresos de materia prima apenas superan los 153,3 millones de kilos, 60% de lo cosechado en la misma instancia hace un año. A San Juan no le va mejor: ya se recolectaron 85,6 millones de kilos, 40% en comparación con 2013.
Ante ese cuadro, la Comisión Asesora Técnica del INV se reunió sobre el filo del fin de semana para tratar alternativas que encaucen una temporada desafiante para agrónomos y enólogos. Al cabo de la misma, su presidente, Guillermo García, enfatizó "que los productores pueden cosechar y las bodegas pueden recibir la uva. Esto es una cuestión absolutamente técnica; quien decide esperar asume un riesgo personal, no tiene nada que ver con la reglamentación, que en ningún momento fija momento o grado para cosechar".
Así, con la Ley de Vinos en mano que define al producto a partir de los 5° de alcohol, el mensaje es no especular, ante el riesgo de que el clima complique aún más la recolección. Por ahora, en ciertas zonas ya hay estimaciones de un 20% de merma atribuible sólo a botritis e, incluso, un sector de la industria vuelve a la carga con el pedido de revisar el acuerdo diversificador con San Juan, por considerar que el 18% a mosto es excesivo dada la situación.
De madurez y oportunidades
Que el mercado resulte receptivo para vinos livianos o que la industria transforme una necesidad en tendencia, es otro tema. Por lo pronto, la Comisión Asesora lo evalúa como salida, mientras crece la preocupación tanto por el presente como por un futuro en el que los 3 meses de stocks sean menos.
"Nos encontramos con variedades muy afectadas, sobre todo torrontés, con 80% de podredumbre, syrah, bonarda, y ni hablar de criolla y cereza. La situación es más grave de lo que se preveía, por eso a algunos productores les dijimos que no esperen más y corten. Ya veremos si va a mosto o a vino", se sincera William Ropero, de bodega La Añorada, quien elaborará un 1/3 menos de 2,5 millones de litros y apuesta a vinos livianos..
Sin embargo, no todos piensan igual. En off the record, un enólogo de larga trayectoria opina: "Hay que tener uva madura para un producto manejable, si no andás a los saltos durante la fermentación. Además, por un lado te dicen levantá y por otro las bodegas no reciben con menos azúcar".
En tanto, cunden consejos que mezclan razones técnicas y de mercado. Según Ropero, "quien tiene vino debería tratar de no vender para cortar con el nuevo y así levantar el grado y, de paso, que reaccionen los precios".
Con 10% de la uva molida y algunos problemas en la chardonnay destino a reserva y pinot noir, para Gustavo Bauzá, responsable de producción de bodega Salentein, "habrá que optimizar herramientas y ver hasta dónde conviene esperar. No hay un mensaje único para el productor, vamos monitoreando lo que pasa".
A su turno, el reconocido enólogo José Galante se muestra medido. "Es difícil predecir el año. Depende del lugar, manejo del viñedo y rendimiento, pero para quien produce kilos, la botritis es lo peor que puede pasar cuando ya llovió más que en todo un año", resumió.