Ansiosa espera por la baja de la inflación - Por Rodolfo Cavagnaro

Muchas decisiones de inversión están pendientes de la confirmación de una nueva tendencia a la baja.

Ansiosa espera por la baja de la inflación - Por Rodolfo Cavagnaro
Ansiosa espera por la baja de la inflación - Por Rodolfo Cavagnaro

Todavía resuenan en los sentidos de los argentinos los graves picos inflacionarios que se registraron desde abril, pero sobre todo en agosto, setiembre y octubre. Tan fuerte fue que la consecuencia lógica era la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, porque la mayoría de los convenios colectivos habían quedado retrasados.

Cuando se producen picos inflacionarios las personas adoptan una actitud defensiva, sobre todo cuando viene acompañada de una mega devaluación, ya que se siente una profunda indefensión ante un salario no es posible estirar. En este aspecto, la estrategia defensiva tiene que ver con prevenir eventuales nuevos aumentos y, además, administrar los ingresos actuales haciendo una reingeniería de gastos familiares.

Junto a estas circunstancias, la abrupta suba de las tasas de interés generó un problema adicional, ya que las empresas no pudieron acceder a créditos productivos y los consumidores no pudieron seguir financiando compras como hacían antes, y además, debían pagar obligaciones contraídas anteriormente.

Esta mezcla de factores negativos son los que explican la aguda recesión. Ya se han cumplido dos trimestre consecutivos con descenso del nivel de actividad por lo que, técnicamente, la economía argentina está en recesión.  Y más allá del dato técnico, está claro con solo ver las caídas en la producción industrial, en las ventas de automóviles y motos y en las ventas en supermercados y centros comerciales.

También la construcción ha sufrido por la retracción de la obra pública y la retracción de la obra privada ante la desaparición de los préstamos hipotecarios y el aumento de los valores de los inmuebles. Este sector había sido el más dinámico en el comienzo de la gestión de este gobierno y esta caída en la actividad se siente mucho más.

Todo se maneja con expectativas. Aún no ha crecido el desempleo en forma masiva ya que las empresas siguen esperando la aparición de señales que les permitan retomar ritmo de producción. Sabiendo que el primer trimestre de 2019 seguirá mostrando coletazos de la crisis, calculan que comenzarán a mostrarse datos levemente positivos como para recomponer el humor.

Datos que dan esperanza

Desde la fijación de las bandas de flotación cambiaria e mercado se tranquilizó. Aunque haya piso y techo para el valor del dólar, los extremos de las bandas son un punto de referencia y esto calma a los inversores y también a los consumidores. Y después de haber visto su funcionamiento, hasta ahora, todos se sienten más cómodos.

Esta previsibilidad no significa un precio fijo, pero mientras se mueva dentro de las bandas, la gente tenderá perder un poco el miedo que generaron los movimientos violentos. Por ahora, la mayor expectativa que esto genera es volver a índices inflacionarios no tan alocados como los del segundo y tercer trimestre.

Algunos datos previos indican que estarían frente una disminución de la inflación y que los números de noviembre estarían en el orden de 2,5 al 3%. Pero las mismas previsiones estiman que el comportamiento de diciembre podría ser cercano al 2,5% nuevamente. Estos índices aún son altos, pero mucho menos que los de setiembre y octubre.

Esta moderación vendría acompañada de una leve mejoran en el nivel de actividad. Algunas algunas mediciones de consultoras especializadas mostraban una leve mejoría respecto del mes de octubre y creen que esto se repetiría en diciembre. No obstante, la caída del año sigue calculada entre 2,5 y 3% del PBI.

Otro dato que genera cierta esperanza es que se produzca una baja en el precio de los combustibles. Estos productos ajustaban sus precios en función de la variación del precio del dólar y el del petróleo. El primero se ha mantenido en una franja estable, pero el crudo ha caído más del 30% desde el 1 de octubre y los analistas calculan que hay margen para puedan bajar.

Incluso, desde el 1 de diciembre el gobierno aumenta el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) que se actualiza por inflación e impactaría en  $ 0,97 en las naftas y $ 0,75 en el diesel. Con todo esto, se espera una rebaja en el precio de las naftas, salvo que las empresas adopten una posición cartelizada.

Dudas sobre la política y el mundo

Las mayores dudas acerca del futuro recaen en el próximo resultado electoral, ya que eso tiene paralizadas las decisiones de inversión. La caída de la imagen del Presidente y la aparición de ciertos candidatos, incluida Cristina Kirchner, que proponen volver a las reglas que llevaron al país a una situación que exigía cirugía mayor hace que los inversores se mantengan por ahora alejados. Esto también explica la suba del riesgo país, ya que los inversores no quieren tener bonos argentinos por miedo a un nuevo default.

En general, todos los inversores extranjeros plantearon dudas acerca de las alianzas con sectores del justicialismo, que en los primeros años permitieron sancionar muchas leyes importantes pero que, ahora, ante la inminencia electoral parecieran haberse diluido.
También hay preocupación por la situación de guerra comercial lanzada entre China y EE.UU. que mantiene alterados a los mercados. En víspera de la Cumbre de Líderes del G 20 se conoció una información surgida de la Organización Mundial del Comercio que indica que entre los países miembros del grupo se han verificado más 40 medidas que alteran el libre comercio.

Esta situación, donde aparecen personajes políticos tan disímiles como Donald Trump en EE.UU., Jair Bolsonaro en Brasil  o López Obrador en México, todos vinculados a prácticas populistas y proteccionistas.

Lo cierto es que el mundo no está en su mejor momento y Argentina está entrampada en el Mercosur sin poder avanzar en acuerdos de libre comercio que permitan expandir las exportaciones con valor agregado. Si las exportaciones no tienen un crecimiento sostenido, volveremos a discutir acerca de las condiciones de competitividad, de lo que se hablaba en 2017. Cada día queda más claro la necesidad de bajar el gasto público para poder bajar impuestos. Con el tipo de cambio solo no alcanza.

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