Desde la II Guerra Mundial, más de mil aviones comerciales han sido secuestrados por razones de todo tipo, por terroristas pero también por los propios pilotos. Los hechos más mortíferos ocurrieron el 11 de setiembre de 2001 en EEUU, cuando terroristas suicidas estrellaron 4 aviones y acabaron con la vida de casi 3.000 personas.
Desde entonces, se endurecieron las medidas de seguridad que debe llevar la cabina de pilotaje para evitar que algún pasajero acceda, pese a lo cual se han producido medio centenar de secuestros desde entonces en todo el mundo.
Entre otras cosas, se obligó a que la puerta sólo pueda abrirse desde el interior, esté cerrada durante el vuelo y sólo se abra unos segundos para que los pilotos reciban comida o vayan al cuarto de baño. En el pasado reciente, sólo hay dos o tres casos famosos de desaparición de aviones, aunque luego fueran encontrados.
El último fue el vuelo de Air France que el 1 de junio de 2009 se estrelló en el Atlántico cuando cubría la ruta Río-París. Pero el más conocido es del avión de los rugbiers uruguayos en la cordillera de los Andes, en Mendoza, en 1972.