Año nuevo, grietas viejas. El 2018 arrancó más movidito de lo que uno podía esperar. La decisión de la Liga Mendocina de Fútbol de levantar la voz y oponerse al partido que Godoy Cruz y Boca finalmente jugarán en nuestra provincia, fue una buena señal, aunque no fue por la misma senda el Gobierno diciendo que el partido se jugaba porque el Malvinas es propiedad del Estado.
Es real que cada uno tiene sus motivos y ambos son económicos. La Liga necesita plata fresca para poder sostener unos cimientos que están vencidos por la inercia y el peso irrespetuoso de los últimos años. Años en los que desde Buenos Aires se trabajó sólo para someter al interior a solventar una estructura que no lograba autosustentarse.
El Gobierno porque tiene en el Malvinas a un estadio que tiene que mantener y la realización de eventos son el único ingreso genuino con el que cuentan. Pero es verdad que ambas partes también deberían tener como objetivo común darle vida a la práctica futbolística en la provincia. Esa práctica que la sostienen los clubes más allá de todos sus problemas económicos.
La realidad es que acá queda evidenciada la grieta interminable que hay entre Capital Federal e Interior. Se nos siguen vendiendo espejitos de colores.
La Copa Argentina había sido un certamen del que Mendoza había estado alejado. De hecho, hubo partidos importantes como Huracán Las Heras con Boca que se podrían haber jugado acá y no en San Juan, tal como se juegan partidos de equipos de Buenos Aires en una ciudad pegada:
Gimnasia tuvo que jugar con Quilmes en Temperley, aduciendo que era una cancha neutral, cuando entre ambas localidades hay sólo 14 kilómetros, casi lo mismo que desde la cancha de Huracán hasta el Malvinas Argentinas.
De repente, y ahora sabemos que es porque no se le pagó a las otras sedes como contó el presidente de la Liga, Carlos Suraci (“Hablé con gente de las ligas de Córdoba y Rosario y ellos dejaron de ser sede de la Copa Argentina porque tampoco les cumplieron”), Mendoza pasó a tener un protagonismo inesperado. De un partido pasaron a jugarse cinco y hasta la final del certamen, en el que River le ganó a Atlético Tucumán.
Cómo bien lo establece AFA y lo saben todos los clubes que compiten a nivel federal, cualquier partido que se juega en la jurisdicción de una liga afiliada al Consejo Federal debe cobrar el 3% de lo recaudado en dicho partido. Es el único salvaguarda que, históricamente, se ha dado desde Calle Viamonte a las ligas del interior y eso es lo que se reclama.
Según las cuentas de la Liga, esa suma asciende a 4.500.000 pesos que para el fútbol vernáculo es una fortuna, aunque no quizá para quienes manejan los espectáculos deportivos. recordemos que sólo en la final las entradas populares costaban 350 pesos. Es decir que con sólo 12.000 entradas de ese partido que tuvo una venta tres o cuatro veces superior, se podría haber cancelado la deuda.
El gobierno provincial, que es el que firma el contrato con la empresa, podría bien ser el agente de retención de ese porcentaje. Se acabarían así los dolores de cabeza.
Mendoza volvió a ser el salvavidas, como lo fue en el ‘94 cuando Mar del Plata cerró las puertas a los torneos de verano y entonces estos se trasladaron a nuestra provincia.
La llegada de aquellos certámenes hicieron que se archivara el viejo y querido Torneo Vendimia, en donde los clubes mendocinos se enfrentaban entre sí y llenaban las canchas sin necesidad de que vinieran figuras “extranjeras”. El mismo que ya trajo un cruce entre el gobierno y la Liga cuando esta decidió reeditarlo hace dos años.
Para sentirnos orgullosos de que Mendoza tenga tres jugadores en River, que Neri Cardozo sea noticia nacional porque fue contratado por Racing o que haya habido dos comprovincianos en el Lanús finalista de la Copa Libertadores, primero tiene que haber un club que lo contenga, un profesor que le enseñe los secretos del deporte y dirigentes que puedan comprar los elementos básicos para esas cosas.
No defender a la Liga y sus intereses es alentar que crezca una orfandad que cuesta sobrellevar. Es obligar a que un club como Boca de Bermejo haga una campaña en la que pide sponsors que se comuniquen con el Facebook de la institución para poder representar a la provincia a nivel nacional.
Es agrandar una grieta que ya deberíamos comenzar a cerrar definitivamente.