Ayer, en una jornada organizada por el Instituto de Investigación Social, Política y Económica (Isepci) Mendoza, la Fundación Ideal y la Fundación Cívica, el eje del debate fue la inflación y cómo la suba continua de precios, impacta con mayor fuerza entre los más pobres.
Según las mediciones que realiza, en Mendoza la Canasta Básica de Alimentos (CBA) pasó -en un mes- de $ 2.283,81 en diciembre a $ 2.360,98 en enero de este año. Se trata de una suba del 3,38%. Así, para cubrir las necesidades básicas alimenticias y no caer bajo la línea de indigencia, hay que gastar $ 77,17 más.
Del encuentro también tomaron parte las plataformas políticas de los mencionados centros de estudio, representados por la Unión Cívica Radical (UCR), Libres del Sur y Barrios de Pie.
"Los sectores de escasos recursos son los más vulnerables al aumento de precios. Gran parte de su consumo, que en todos los casos representa más del 70% de sus escasos ingresos, está direccionado exclusivamente hacia alimentos y bebidas", explicó Karina Ferraris, concejal electa de Libres del Sur, en Las Heras.
Antes de ofrecer sus análisis sobre el aumento de precios, desde el Isepci Mendoza aclararon que los índices barriales de precios son aportados por los mismos vecinos en sus lugares de consumo.
Así, hay productos de almacén que saltaron los dos congelamientos de precios del año pasado de manera exponencial. Uno fue la harina, que en diciembre del 2012 el kilo costaba $ 3,80 mientras que en diciembre del año pasado su precio trepaba a los $ 9,25. El incremento para sólo ese producto alimenticio fue del 143,42% anual.
Otro tanto ocurrió con uno de sus derivados más populares: el pan. El kilo, según Isepci, en diciembre costaba $ 6, en tanto en diciembre de 2013 el kilo ya se vendía a $ 13 en la provincia. ¿Incremento? En un año el pan aumentó 116% en Mendoza.
"El año pasado el Gobierno nos manifestó que con $ 6 por día se podía alimentar una persona, cuando en Mendoza medíamos a $ 8,50 solamente el litro de leche", destacó Ferraris,
Incluso, y bajo el paraguas de los dos congelamientos de precios que se establecieron el año pasado, desde Isepci observaron que los precios de los productos que estaban abarcados en los acuerdos tuvieron un corrimiento ascendente de 8,35%.
La conclusión a la que arriban es contundente: el indicador real del costo de vida de la población en la canasta de alimentos tuvo un incremento del 38,7% entre enero de 2013 y enero de 2014.
"La variación mensual de la CBA de enero 2014 con respecto a diciembre 2013 es de 3,38%. La CBA mide la línea de indigencia es decir que indica que una familia tipo (2 adultos, una mujer y un hombre, y 2 niños) necesita a partir de enero de 2014 $ 2.360 para cubrir sus necesidades básicas de alimentación", expresa el informe. Hace exactamente un año atrás, había que gastar para el mismo concepto $ 1.701.
Los más vulnerables
Hoy, con un billete de $ 100 que es el de mayor circulación, no se llega a comprar 2 kilos de carne, cuando hace 10 años y según los cálculos, el consumidor podía comprar 16 kilos de carne. En otras palabras, hay una pérdida del valor adquisitivo pero también del peso que, en relación al dólar, ha sido devaluado en un 60%.
Pero ¿cómo impactan las subas entre los segmentos más pobres de la población? Para Ferraris es mucho más dramático. A los sectores de menores ingresos, los asalariados, este aumento sostenido va en detrimento de las asignaciones universales y sus aumentos en las mismas paritarias.
"El último incremento en las jubilaciones fue del 11,5% con un proceso inflacionario del 34%. Es evidente que los adultos mayores están más empobrecidos. Por ejemplo, el proceso inflacionario del 2013 ha sido de casi 35%", señaló Ferraris.
Finalmente, otro sector jaqueado por la suba de precios y en constante empobrecimiento: los productores mendocinos. Como ejemplo Ferraris detalló la situación a través de un productor de cebolla.
"Hoy a un hombre de campo se le paga $ 0,48 por el kilo y en góndola el consumidor la compra a $ 5,40. Lo que hay es una diferencia de 1.115% entre lo que recibe el productor y compra el consumidor" punteó Ferraris.
Es decir que en la cadena de distribución y comercialización es donde se quedan con la ganancia de la producción y devuelve una realidad evidente: esto es el empobrecimiento constante para los trabajadores rurales.
En un año, los alimentos subieron 38%
Según Barrios de Pie que releva los precios en los almacenes, para no caer en la indigencia hay que gastar $ 2.360, mientras que en enero de 2013 era necesario desembolsar $ 1.701. Variaciones en la cadena productiva.
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