Diez grandes desafíos del periodismo que viene

Este decálogo obliga a ponerse en guardia. A reinventar el oficio. A preguntarse: ¿qué espera la historia de esta generación?. A seguir aprendiendo.

Diez grandes desafíos del periodismo que viene
Ignacio Blanco fotógrafo de diario Los Andes

Atravesado por la pandemia, el tsunami tecnológico y la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento, el periodismo se mira en el espejo del futuro próximo y vislumbra tantos cambios como atributos a conservar. A propósito del 137° aniversario de diario Los Andes, he aquí un puñado de desafíos, sin que la numeración implique orden de importancia:

1 Recuperar la calle. Las redes sociales y las herramientas tecnológicas de comunicación acercan información y nos conectan al instante con las fuentes. Han sido imprescindibles y valiosísimas durante el aislamiento social y sanitario. Pero no reemplazan del todo la presencia y la percepción fina del periodista. Los cinco sentidos en el lugar de los hechos. El cara a cara.

2 Sintonizar con la agenda ciudadana. Por diversas razones, las nuevas generaciones pierden confianza en las instituciones tradicionales: Estado, partidos políticos, escuela, familia, religión, etc. Y se mueven con otros patrones de interés: ambiente, género, sustentabilidad, innovación, igualdad, etc. Los medios deberán reflejar estos focos de atención con mayor énfasis.

3 Sobresalir en el océano informativo. El periodismo no es un posteo, no es un hobby. Es un oficio que, ejercido con honestidad, exige cumplir con reglas claras. De eso seguirá dependiendo la credibilidad de una firma o una marca. Será el mejor antídoto contra la contaminación de las noticias falsas (fake news) y una conclusión dañina: “Si muchos dicen algo, debe de ser cierto”.

4 Aferrarse a los datos. Un principio tan antiguo como el origen del periodismo. La materia prima. Esta vez, con el desarrollo tecnológico y la informática como puntos de apoyo iniciales. Números, letras, cálculos, evidencias... al alcance de la mano, que se analizan, procesan y transforman en servicio para el público. Requiere ampliar las capacidades clásicas del periodista profesional.

5 Rescatar la mística. La medición de audiencias es imprescindible. ¿Cómo no saber qué noticias se leen, escuchan, miran y comparten más? Pero la métrica sirve para orientarnos y para que nos encuentren mejor en la Red, no para decidir qué publicar ni suplir el mentado “olfato periodístico”. Los éxitos editoriales se grabaron en la historia por anticiparse a las necesidades y deseos de la gente. No corriendo detrás de ellas. Un buen medio es también un faro.

6 Trabajar a distancia. La pandemia precipitó el teletrabajo en las redacciones y empresas de medios. Y se implementó con eficacia, pese al escaso camino recorrido. Sin embargo, el periodismo es una construcción colectiva y es crucial sostener la pertenencia y espíritu de equipo, adoptando lo mejor de cada plataforma y modalidad, si no es posible o conveniente retomar la presencia física. Hasta gigantes de la virtualidad, como Microsoft, reconocen esta necesidad.

7 Ejercer el rol ciudadano. Pese a la abundancia de transformaciones, permanece el compromiso revelar e involucrarse en la solución de los problemas de la sociedad. Los destinatarios deben ser vistos más que como lectores, oyentes, televidentes o usuarios. Son contribuyentes, padres y madres de familia, estudiantes, pasajeros de micro, pacientes, productores, jubilados, etc. A ese perfil debe redirigirse el trabajo.

8 Ampliar el diálogo con el público. Incrementar los canales de escucha e interactividad. Lo que antes eran sólo cartas de lectores, buzones de quejas y reclamos públicos, deben ampliarse a todos los canales digitales disponibles. Animada por la búsqueda del bien común y el respeto por la divergencia, la comunidad ayuda así a completar, enriquecer y profundizar la información. Merece más tiempo y espacio.

9 Darle a la estética el lugar que se merece. Además de informar con seriedad y rigor, hay que gustar, ser bellos, amigables, aún cuando se trate de dar la noticia más dura. El diseño, la comodidad, el tono, el modo de acceder y navegar por cada una de las plataformas deben dejar al usuario la mejor de las experiencias. Parece un factor secundario, pero es de un intangible de valor.

10 Defender la independencia. Un periodista está sujeto a múltiples presiones: políticas, económicas, sociales, laborales. Es el pan de cada día. En parte del mundo y en la Argentina, crecen la tendencias autoritarias, así como la tentación de controlar y supervisar lo que piensan, hacen y dicen los medios de comunicación, llamados a ser pilares del debate político y la democracia republicana. Un gobierno es el menos indicado para verificar los mensajes que recibe la población. Son desafíos que obligan a ponerse en guardia. A reinventar el oficio. A preguntarse: ¿qué espera la historia de esta generación? A seguir aprendiendo y a rediseñar las carreras universitarias. Seguramente, el resultado será un periodismo mejor.

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