En este 2020 la pandemia no sólo ha generado crisis sanitaria, sino también tecnológica. Conexiones deficientes, dispositivos al borde de la obsolescencia e ignorancia sobre herramientas digitales fueron un llamado de atención importante.
Sin embargo, en un año en el que lo que era alternativo y ocasional se volvió casi obligatorio y frecuente resuena la pregunta ¿en 2021 seguiremos igual? En principio podemos decir que sí. En realidad mucha tecnología que nos vimos forzados a utilizar en este 2020 seguirá firme en 2021 aunque con algunos cambios.
Lo mejor que nos ha dado este golpe inesperado ha sido a la adaptación a tecnologías que nos eran ajenas.
Las videollamadas se volvieron una rutina y no sólo laboral. Muchas reuniones familiares y encuentros de amigos pasan por allí y aunque estemos cansados de ellas hemos aprendido a dominarlas y valorarlas. Por eso seguirán vigentes y aunque reduzcamos su frecuencia de uso ya sabemos que podemos resolver rápidamente un encuentro. Asimismo, sumamos variedad: a la par de la conocida Skype y el popular WhatsApp crecieron Zoom y Google Meet, surgió Microsoft Teams y hasta desarrollos menos conocidos, pero muy eficientes como Jitsi Meet. Todos ellos prometen mejor calidad y más servicios no sólo para conservar usuarios, sino para perdurar.
También ganó fuerza el comercio electrónico y aunque creció como nunca aún no llega a su auge. El pago electrónico y las compras online salieron del circuito de las grandes tiendas y pasaron a los almacenes de barrio, primero como medida de emergencia y ahora como nueva fuerza de venta. Ya sea con billeteras electrónicas como Mercado Pago o informalmente recibiendo pedidos por WhatsApp, los comerciantes tuvieron que aprender que el efectivo no es la única forma de pago.
Otra tecnología que no sólo seguirá sino que crecerá será la comunicación digital estatal con el ciudadano. Turnos, trámites y reclamos online son sólo el principio de una relación -que raya el control- que se consolidará aunque no nos termine de convencer.
Lo bueno y lo malo se agudizará el año próximo, pero no es necesariamente una mala noticia. Distinguir los aciertos de las fallas nos permite seguir con los primeros y tratar de mejorar estas últimas. Quizá la deuda más grande que deja esta explosión tecno sea la falta de seguridad e igualdad online y mejorar el trabajo como comunidad.
Tal como expresa Margarita Abella Hernández, especialista en Educación a Usuarios en Seguridad Digital de Google para Latinoamérica, “para que Internet siga evolucionando como una herramienta que nos ayude con las tareas cotidianas y nos permita abrir nuestros horizontes con equidad de género, debemos trabajar de forma colaborativa, compartiendo nuestros conocimientos y experiencias. Esto constituye un beneficio, no únicamente para las mujeres, sino para todas las personas dentro del ecosistema digital”.