“Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald”: una monumental epopeya

La segunda parte del filme que recupera el universo de Potter, guionada por J.K. Rowling, sorprende por su complejidad y sofisticación.

“Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald”: una monumental epopeya
“Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald”: una monumental epopeya

Una funesta niebla envuelve a la sombría ciudad de Nueva York, donde en una noche desapacible se pone en marcha un transporte de presos. El mago Gellert Grindelwald, que un año antes redujo a cenizas parte de la ciudad, tiene que responder por los crímenes cometidos allí y en Europa. Pero al final de "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" ya se intuía que Grindelwald no iba a pasar mucho tiempo entre rejas. Por supuesto que escapa el poderoso mago en la secuela que llega esta semana a los cines: "Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald".

La espectacular fuga, con los imponentes edificios del Nueva York de 1927 de fondo, es un logrado arranque de la nueva aventura cinematográfica que forma parte del universo de Harry Potter. La película vuelve a unir a J. K. Rowling con el director David Yates, el cuatro veces director de las aventuras de Potter en el cine.

Este dúo británico, que ya firmó la primera entrega de 2016, tuvo claro de inmediato que había que hacer una secuela, que al final será una saga en cinco entregas.

Y Eddie Redmayne, el ganador de un Oscar, regresa como Newt Scamander a la gran pantalla. Este tímido mago zoólogo, que destapó a Grindelwald y ayudó a su captura, regresa al Reino Unido. En el sótano mágico de su casa sigue ocupándose con mucha dedicación de numerosas criaturas animales mientras echa de menos a la bruja Tina Goldstein (Katherine Waterston).

Pero poco tiempo tendrá para lamentarse por el amor perdido, pues el profesor Dumbledore (Jude Law) aparece en Londres. El que después será el mentor de Harry Potter le informa de la huida de Grindelwald y además se ofrece a ayudarlo.

El mago zoólogo, quien tiene prohibido viajar, duda, pero tan sólo hace falta un pequeño empujón de Queennie, la hermana de Tina, (una deliciosa Alison Sudol) y su compañero Jacob (Dan Fogler), para que se marche a París, donde espera encontrar a Tina, pero con quien se encontrará es con Grindelwald y sus seguidores, que quieren comenzar una revolución. Su objetivo es que los magos dominen a los "muggel", las personas que no tienen poderes mágicos. Y para lograrlo Grindelwald está dispuesto a eliminar hasta a su amigo Dumbledore.

Rowling y Yates han creado una historia increíblemente compleja. Para el que desconozca el universo de Potter, será una película difícil, pues para tener un panorama de los muchos personajes y sus acciones hay que estar enterado del mundo del joven mago.

Con esos conocimientos previos y una cierta afinidad al mundo de la magia, resulta un gran placer cómo Rowling sigue ampliando su universo mágico y va entrelazando elementos en la ficción.

Los fans se alegrarán de hacer una excursión a Hogwarts, la escuela de magia en los libros de Harry Potter. Al igual que sucedía en las películas del joven mago, todo está pensado y planeado. Así, en la primera entrega se pudo ver a la bruja Leta Lestrange (Zoë Kravitz) en apenas una única imagen, pero que Scamander trajo consigo.

Tras un inicio con mucha acción, la película deja pasar tiempo, tal vez demasiado, hasta entrar bien en la historia. Pero la espera se verá recompensada: las escenas con las fantásticas criaturas animales o cuando se hace magia a lo grande convierten la cinta en espectacular, algo a lo que también contribuye la extraordinaria banda sonora de James Newton Howard. 

Acerca del protagonista Redmayne poco hay que añadir, pero la gran sorpresa es Alison Sudol, que despliega su talento para la comedia y proporciona así más de alguna sonrisa. Además de Jude Law, siempre con ese toque desenfadado, en esta secuela brilla sobre todo Johnny Depp, que da lustre a su siniestro personaje. Depp estuvo presente en la primera parte, pero gran parte del tiempo tenía el aspecto de Colin Farrell. Tan sólo al final de la película se desveló que Percival Graves (Farrell), del Ministerio para la Magia de Estados Unidos, en en realidad Grindelwald (Depp). 

Y casi se queda en una breve aparición, pues Amber Heard, ex mujer de Depp, lo denunció por violencia doméstica y los fans pidieron en las redes sociales que otro actor asumiese su papel.

Sin embargo, Rowling y compañía se mantuvieron firmes con su elección de Depp. La autora defendió su decisión en su web. Desde el punto de vista exclusivamente artístico, la decisión es correcta, pues Depp, que tal vez no vaya a formar parte de la próxima entrega de "Piratas del Caribe", es ideal para encarnar al mago villano. 

Las ambiciones de Grindelwald, además, tienen una lectura crítica con la sociedad actual. Alienta entre los magos el miedo a los que no tienen poderes mágicos. Sostiene que no quiere nada malo para ellos, pero que para él tienen prioridad los intereses de los magos, y quien no está con él está contra él, unas máximas que a más de un espectador le resultarán conocidas.

Con la segunda de las cinco entregas previstas de esta saga, el director Yates y la escritora Rowling han superado a la primera. "Animales fantásticos..." es una monumental y estupenda epopeya, con mucha fantasía que logra presentar una historia tan interesante como sofisticada. Para los espectadores más jóvenes (la cinta se permite a niños a partir 12 años), puede ser algo sombría y oscura, pero el resto de fans de Potter verán en ella un despliegue de fantasía.

Los detalles 

"Animales fantásticos. Los crímenes de Grindelwald", segunda parte de la pentalogía de películas ambientada en el tan exitoso como lucrativo universo narrativo de Harry Potter, está ambientada en la París de fines de la década del '20. Nacidas como simples anécdotas, tanto en los libros como en las películas originales, esta segunda pieza cinematográfica comienza a expandir y a conectar la nueva saga con la original. El paralelismo entre Grindelwald y el Lord Voldemort (Ralph Fiennes en las películas) que sembraba el terror en "Harry Potter", no es casual. La conexión de ambas sagas aparece como necesaria para convocar y luego mantener a legiones de fanáticos que, a diferencia de lo que ocurría con las películas de Harry, no pueden encontrar estas aventuras en libros publicados previamente.

La fidelidad de los “pottermaníacos” se sostuvo y se sostiene años después del final de la historia con pequeños libros, una obra de teatro, videojuegos, parques de atracciones o comunidades en internet, como el sitio oficial pottermore.com, en el que la propia Rowling introduce cada tanto datos, curiosidades y novedades que amplían el mundo de los libros.

Con todos esos elementos, la décima cinta del “Mundo mágico” de Rowling, es una apuesta segura para sumar una buena cantidad de dólares a los 8.500 millones que recaudó hasta ahora la franquicia, aún lejos pero firme en el tercer puesto detrás de las taquilleras Marvel y “Star Wars”.

Los protagonistas, comprometidos con el ambiente

Si los actores británicos Eddie Redmayne y Jude Law tuvieran poderes mágicos como los personajes que interpretan en esta nueva película, lo primero que harían sería ocuparse del medioambiente. "Creo que ese es exactamente el ámbito que primero hay que abordar", señaló Law. "Creo que el mundo de la magia debería unir todas sus fuerzas para enderezar las cosas", añadió.

Lo primero que haría su compañero Redmayne sería retirar los plásticos que contaminan los océanos. "Sería un gran comienzo", dijo. Sin embargo, el ganador de un Oscar por "La teoría del todo" (2014) no cree que la magia pueda resolver los problemas sociales y políticos. "Hay tanta división en el mundo, y también en nuestra película, que me temo que ni siquiera los magos tienen un conjuro para curar esto. Por ello debemos empezar con las cosas esenciales, con nuestro planeta y nuestro medioambiente", añadió Redmayne.

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Pierre Morel, (“Búsqueda implacable”, “Sangre y amor en París”), dirigió este relato según guion de Chad StJohn.

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