Por las puertas de la agencia Merval (Las Heras y 25 de Mayo, de Ciudad) no dejó de entrar y salir gente durante el mediodía y la tarde de ayer. Eran corredizas, pero no automáticas; por lo que uno de los empleados de la agencia había quedado dispuesto en el lugar abriendo y cerrando las hojas continuamente.
Entre las más de 50 personas que llegaron al lugar, la angustia y desesperación eran moneda corriente. Es que -oficialmente- poca y nula era información actualizada con que contaban sobre el estado de sus padres, suegros y suegras. Todos ellos integraban la tripulación del micro con jubilados mendocinos que volcó en una ruta en Tucumán, dejando como saldo 16 víctimas fatales y 45 heridos.
"Pude hablar con mi mamá y me dijo que está bien, pero no sé mucho más. Hace 3 horas estoy acá y se pasan la pelota sin decirnos nada concreto. Es una vergüenza", destacó pasadas las 13:30 de ayer Natalia en la puerta de la agencia. Su mamá, Silvia Tapia, había comprado uno de los paquetes en Merval para ir a Termas de Río Hondo (Santiago del Estero) junto a sus amigos y conocidos del centro de jubilados en el que participa. En su caso, era el cuarto viaje que hacía, mientras que era el segundo con esta agencia. "Estamos muy angustiados, la verdad", se sinceró en un desahogo incompleto la hija de la víctima.
"No he podido hablar con mi suegro aún, pero sabemos que está bien porque vimos en una foto que está sentado al costado de la ruta". Quien habla es Gustavo López, y se refiere a su suegro -Raúl Méndez (73)-. El hombre también estaba entre los más de 60 pasajeros del micro de la empresa Destino Cero que volcó en el cruce de las rutas 157 y 308. Gustavo y su esposa se enteraron por internet del accidente, y una de las primeras fotos que observaron les llevó algo de tranquilidad: sentado en el pasto, al costado de la ruta y con el buzo ensangrentado (aunque sin daños considerables visibles); se veía a Raúl. Con una mueca de preocupación y sus manos apoyadas sobre las rodillas.
"Hace poco más de 3 años que se jubiló y estaba disfrutando de un viaje a las termas, a disfrutar. Salieron el domingo a la tarde en un micro que partió de esta misma calle, media cuadra más arriba", indicó el hombre. Transcurría plena siesta mendocina y las precisiones seguían siendo muy vagas. Incluso, aún no se confirmaba que la firma pondría un colectivo a las 18:30 para que viajen a Tucumán los familiares de los damnificados ("estamos viendo si nos organizamos para ir nosotros", relató).
Mientras que en el interior del local los empleados de la firma atendían personalmente a los familiares de las víctimas. "Dicen que tenemos que esperar a ver qué pasa. ¡Mi mamá tiene 74 años e iba con una amiga, y no sé nada!", alcanzó a escucharse a una mujer mientras salía llorando y casi corriendo del lugar.