Una pasarela única. Un show de sensualidad glamour y belleza. Una manera marketinera de mostrar el universo sutil de la lencería, ropa deportiva y trajes de baño, enmarcado en la gran puesta que implica acudir a un evento como el desfile de Victoria’s Secret. Un acontecimiento en donde el concepto que subyace en cada detalle, es el “show” y la grandilocuencia del mismo.
Esto se vivió hace unos días, cuando como siempre, una vez al año y semanas antes de Navidad, Victoria’s Secret envió a sus “ángeles” a desfilar sobre la megapasarela top de un depósito de armas de Manhattan (New York). Con 75 espectaculares outfits que dejaron a todos embelesados el evento sumó una fecha más que especial para la firma: el vigésimo cumpleaños.
Una historia que se originó hace tiempo para Victoria’s Secret, con su posicionamiento de gran show de figuras, y modelos hermosas enfundadas en sobrecogedoras y laboriosas alas de ángeles, en diversidad de tonos y líneas. Estos míticos adornos aparecieron por primera vez en 1998, durante el cuarto show de la marca de lencería estadounidense.
Se originaron con el objetivo de promocionar la línea “Ángeles”, y a partir de ese año, las jóvenes que hasta hoy desfilan para la marca son llamadas “ángeles”.
Eso sí, para desfilar con alas propias tiene que existir una trayectoria y un background de desfiles y tapas de revistas en las modelos, lo suficientemente avasallador para ser parte de las “elegidas” de la firma. Hasta que eso ocurre son las más “veteranas”, y algunos nuevos rostros las que ostentan este privilegio, un período que las nuevas generaciones aprovechan para pisar la pasarela más cara y glamorosa.
Súper modelos aladas
Las modelos veteranas de Victoria's Secret como Lily Aldridge, Adriana Lima y Alessandra Ambrosio (entre otras) estuvieron acompañadas por nuevos "angelitos" curvilíneos (y no tanto) entre los que figuraron: Martha Hunt, Elsa Hosk, Kendall Jenner (hermanita de las Kardashian) y Gigi Hadid.
Nombres que están entre las supermodelos recién llegadas al emblemático desfile que genera sensación desde semanas antes, y que será visto en 192 países por más de 500 millones de personas. El gran público tendrá que esperar hasta el 8 de diciembre para ver en televisión el espectáculo anual de lencería, cuando lo televise la cadena CBS. La grabación del evento incluyó los espectáculos musicales de The Weekend, Ellie Goulding y Selena Gómez (después de que Rihanna canceló abruptamente).
Por su parte, la modelo Lily Aldridge fue esta vez la encargada de lucir la icónica y más cara pieza del desfile: el cotizado “Fantasy Bra” (un soutien) valorado en 2 millones de euros (sí, leyó bien) ¿Por qué un valor tan alto? quizá se deba a que se trata de un sujetador (o corpiño) confeccionado con más de 6.500 gemas de 14 tipos diferentes (de 375 kilates); incluyendo diamantes, topacios y zafiros. Sin dudas una de las prendas más valiosas que recorrieron la pasarela.
Piel de ángel
Prendas sensuales de la mano de colaless de encaje, vedetinas de seda, bikinis de texturas sedificadas, y ligas con guiños fashionistas, femeninos e intrínsecamente sensuales pudieron verse como parte de las propuestas. La suma de pedrería, gemas, o sutiles joyas a las mismas fueron toques que realzaron la propuesto.
Los soutiens fueron un capítulo aparte, ya sea con tazas formateadas, en estructura de aro, o en líneas de calado y encaje como protagonistas. Sin dudas impregnaron el evento de sugerencia y encanto en los esculturales cuerpos angelicales. También los corsés sobrepuestos, cuya pedrería y corte potenció las curvas de cada modelo, que sumando el arte de las alas fueron casi un visión para el público.
Alas laboriosas
Ante semejante show y puesta, uno de los elementos fundamentales son las alas que las modelos elegidas lucen. ¿Pero quién las hace y cómo?
Según detalla el artículo de la icónica revista Harpers Bazaar “la encargada de estas obras de arte es “Courtney Wells. Se trata de una diseñadora gráfica, que además de trabajar para Cosmopolitan.com también ha creado algunas que otras alas para la firma de lencería más famosa del mundo, y ha querido compartir el por qué suscitan tanto interés”.
Una atención que no pierde vigencia cuando se ve lo laborioso y la belleza final del armado. Como detalla la publicación, éste último se hace en varias instancias:
“El punto uno es el trabajo de varios. Aquí Las piezas están hechas tanto en casa, en el departamento de diseño de Victoria’s Secret, como fuera; compañías de terceros como Final Frontier Design, donde trabaja Courtney. Esta compañía colabora incluso con la NASA. La externalización se produce cuando hay luces, fuegos artificiales, o movimientos. En segunda instancia las alas pesan poquísimo, ya que elaboración es tal que pueden alcanzar hasta las 20 libras de peso. El entrenamiento previo de las modelos debe tenerlo en cuenta.
Por otro lado está la sujeción: casi más espectacular que las propias alas son los mecanismos de enganche que éstas llevan. El extenso paseo de las modelos no puede verse afectado por un problema de estas características, ya que las alas son bastante frágiles y, de caerse, probablemente perderían muchas piezas.
El proceso de elaboración. El espacio en que las alas son finiquitadas está situado entre naves y barcos en Brooklyn, y gran parte del trabajo consiste en construcción, martilleo, y perforación.
El plan B. Durante ensayos y demostraciones más de una y más de dos alas han sido destrozadas. Entre bastidores hay tantas personas y el espacio es tan reducido que muchas veces las modelos están obligadas a volcar sus alas por ahí.
Los materiales se reciclan. Lo que queda (y se puede reciclar) es empleado para futuras alas”.
