Rinde donde lo pongan. Como volante por la derecha, o como punta. Con su velocidad y tenacidad es un gran solución para el equipo y también un dolor de cabeza para los rivales.
En Paraguay, a pesar de errar un gol de esos 'que están hechos antes de hacerlos' en el inicio, se repuso, le dio el empate al Tomba en el peor momento y en el final la máxima alegría.
Los malos momentos quedaron atrás y ahora es el turno de empezar a disfrutar del buen presente. Ángel González debió atravesar un duro camino para poder hoy estar en el fútbol grande. Sin embargo, el volante de 22 años no se la cree y sabe que no es momento de pensar más allá del presente.
“Tuve mucha bronca cuando me perdí el gol en el arranque del partido, pero me levanté rápido gracias al apoyo de mis compañeros.
Golpeamos en los dos momentos más importantes del partido. El primer gol quizá fue más importante, porque terminaba el primer tiempo y ese impacto lo sintieron mucho ellos. Eso nos permitió salir con otro aire a la parte final”, contó Ángel.
“El equipo en sí está muy bien. A pesar de las derrotas estamos fuertes, trabajamos con mucha alegría y unión y eso se nota. Estamos para grandes cosas. Esta victoria sirve muchísimo, para levantar en lo anímico. Ya nos respetaban y con esta triunfo creo que vamos a dar qué hablar”, agregó.
Cuando muchos no entendían su nueva posición en la cancha, como un punta definido, el jugador con goles le dio la derecha al DT. “Me siento cómodo como volante y punta. Lucas (Bernardi) es un gran técnico, que estudia mucho a los rivales y el juego. Sabemos que no siempre vamos a tener el mismo sistema, que vamos a ir variando para el bien del equipo. Lo que pida lo vamos a tratar de hacer porque nos sentimos muy bien adentro de la cancha”.
“Siempre pienso en mejorar. Soy de hacer mucha autocrítica. No me gusta confiarme ni relajarme. Cuando hago las cosas bien trato de buscar algo negativo para seguir creciendo. Por eso, mi cabeza ya está metida en el partido del domingo contra Banfield”, relata con pausa.
Su buen momento no hace más que llamar la atención de equipos importantes. Bernardi lo sabe y por eso reza internamente para tenerlo más tiempo. Ángel también conoce la situación, pero rápidamente le pone un freno: “El club me abrió las puertas al fútbol grande, al sueño de mi vida y de mi familia. No pienso darle la espalda, estoy muy contento con la gente que trabaja acá. Pienso en seguir en Godoy Cruz, sería una falta de respeto pensar en otra cosa porque me vaya ahora bien”.
Un largo regreso a Mendoza
La delegación de Godoy Cruz regresó ayer por la tarde a nuestra provincia después de su positiva excursión por Paraguay, cuando el martes derrotó a Libertad en Asunción por Copa Libertadores. Sin embargo, la delegación del Expreso había salido de Mendoza una semana atrás.
El paro obligó al cuerpo técnico a tomar la decisión de adelantar el viaje pensando en el juego del pasado viernes ante Colón, en Santa Fe. Luego, el grupo trabajó en Rosario, regresó a Buenos Aires para conectar con Paraguay. Una semana después, el regreso a casa para recuperar energías y ya pensar en el partido del domingo ante Banfield.
Opinión debate en foco por Javier Chacón:
Aunque no guste demasiado, es el camino correcto
No siempre el camino elegido por un equipo para llegar al éxito es el que más convence a los factores externos (hinchas, periodistas, dirigentes).
En este proceso nuevo que arrancó en Godoy Cruz con la llegada de Lucas Bernardi, los pro y contra aparecieron desde el minuto cero, y algunos hasta antes de que arrancará la máquina, por decirlo de alguna manera.
Con planteos que rozaron lo defensivo y jugadores rotando por distintas posiciones, la pregunta que dominaba la escena era siempre la misma: ¿Qué está haciendo? ¿Por qué lo utiliza ahí, si su puesto natural es otro? Como también no faltó el “¿hasta cuándo con este?”. Lo cierto es que Bernardi no se inmutó y sigue trabajando en busca del ideal, con un plantel por demás corto y carente de individualidades de peso.
Ante Libertad el equipo mostró dos facetas muy distintas. Sin embargo, hasta el gol de los paraguayos, el funcionamiento fue acorde a la situación. Concentración, presión alta y bloques sin fisuras que se adelantaban y retrocedían sin dejar huecos. Todo funcionaba en forma precisa. No sobraba nada y hasta pudo sacar adelantarse en el marcador rápidamente. Sin embargo, el gol local desmoronó todo de un golpe y cayó en una preocupante desconcentración generalizada que lo dejó al borde del nocaut.
El gol de Ángel González para igualar el partido en el momento más difícil fue un revulsivo que encontró en la parte final una muestra de carácter diferente. No solo fue meter y correr, sino que también ocupar el espacio de una mejor manera. Siempre sostenido por el gran momento de Rey en el arco, el Tomba hizo historia y ganó afuera del país.
Este triunfo no solo alimenta la ilusión de avanzar a octavos de final sino que también mostró que el camino elegido por el entrenador, guste o disguste a varios, es el correcto.
Ahora será el momento de remontar en el plano local, donde se vio la peor versión de este Godoy Cruz. Las tres derrotas consecutivas golpearon el ánimo del plantel, pero el triunfo conseguido en Paraguay servirá para levantarse.
Desde los resultados la ecuación es satisfactoria. Quizá con más rodaje el nivel en general se pueda sostener y poder así mostrar más fútbol.