ORGULLO: El que Dora Magdalena Pagani tiene por su hija, Carla Antonella, de 20 años de edad, que también practica equitación y que ha tenido muy buenas actuaciones en distintos certámenes organizados por el Club Hípico Mendoza como el Vendimia, el Cordillerano y el Federal.
Actualmente su legítima heredera ha hecho un breve paréntesis porque está en el último año de la carrera de Nutrición en la Facultad Juan Agustín Maza con el deseo de completar sus estudios antes de regresar a las pistas de saltos. Tiene además cuatro sobrinos, hijos de su hermano Carlos, a los que le enseñó a saltar: Gonzalo, Andrea, Daniela y Claudia. Según cuenta fue Gonzalo, que hace poco regresó de España, el que mostró más entusiasmo para aprender.
PRESTAMO: Dorita recuerda que en la época que compró su primer caballo a mediados de 1966 – Flecha – trabajaba como subcontadora en el área de habilitación de la Cámara de Senadores de la Legislatura de Mendoza. Para ello tuvo que sacar un préstamo sobre su sueldo que también le alcanzó para adquirir las botas, el casco y la montura. Su Mamá Despa y una amiga le confeccionaron la chaqueta con que hizo su presentación oficial en mayo del 66 con una victoria obviamente.
JOCKETTA: En julio de 1973 fue invitada por la Comisión de Carreras del Jockey Club Mendoza a realizar el curso de jocketta que entonces se dictaba con clases teóricas y prácticas en las instalaciones del Hipódromo local.
Se evoca que montó a "Bally Rot", que tenía como cuidador al experimentado Lucho Abraham, y que tras un severo examen, del que también participaron Fanny Tobares y Mónica Graciela De Polo, aprobó con un excelente. Sin embargo nunca se dedicó al turf porque siempre permaneció ligada al hipismo.
ACCIDENTE: Recuerda además el accidente más grave de su larga trayectoria cuando el 3 de noviembre de 1974, montando a "Pucará", sufrió una dura caída que la obligó a hacer reposo por varios meses para recuperarse: "ese día lloré como una criatura, prensé que no me levantaría más. Yo no quería que mi mamá me viera tan mal y mi hermano Carlos me alojó en su casa hasta que le contamos la verdad. Me acuerdo de los aplausos de la gente que me brindó su apoyo y me trasmitió su solidaridad. Durante el período de rehabilitación solo pensaba en volver a saltar con más ganas y ahínco que nunca".
EXPEDICION: Con satisfacción evoca que entre el 22 y el 28 de febrero de 1995 fue invitada a participar de la expedición Rutas del Portillo del programa Rutas Sanmartinianas del Nuevo Cuyo. "Resultó una experiencia que me puso muy feliz" le dijo a Los Andes.
FILOSOFIA: Dorita también comentó: "la equitación es un deporte que libera el cuerpo y el espíritu. Los obstáculos son un aliciente y cuando el caballo va a saltar una valla el jinete ya tiene que estar del otro lado con el corazón.
Por eso al saltar una valla mi corazón llega antes. Es un deporte que también modeló mi carácter y mi personalidad, mi fortaleza y mi arrojo, porque siempre me obligó al máximo esfuerzo y a la mayor dedicación. Todo lo hice con amor y con pasión"
Anécdotas de una amazona de gran coraje
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