Si hay una escena importante en “El hobbit” es aquella en la que el protagonista, Bilbo Bolsón, se topa por primera vez con Gollum, la criatura extraña y tenebrosa que susurraba “Mi tesssoro” en “El señor de los anillos”, mientras acariciaba su joya mágica. Esta película, precuela de la trilogía de Jackson, es la carta de presentación de Gollum y una aproximación a sus orígenes. Detrás de los ojos vidriosos y la piel anfibia de este personaje está Andy Serkis, el actor británico que ya es un referente en la creación de personajes creados por CGI (imágenes generadas con computadora).
En las grabaciones de backstage de “El señor de los anillos” y de “El hobbit” (película en la que, además, Serkis trabajó como director de la segunda unidad, todo un voto de confianza de Jackson en su trabajo) aparece Serkis enfundado en un traje ajustado azul, contra un croma verde, con el cuerpo cubierto de una especie de electrodos. Esos sensores son los que captan sus movimientos, expresiones y gestos, técnica denominada performance capture.
Serkis no es un mero doblador de voces. Toda su interpretación es captada por los sensores y, después, cubierta por las máscaras digitales y efectos especiales. Y Serkis ya puede ser considerado un experto en esto de actuar con todas las de la ley pero sin que su cara real asome: además de Gollum, fue el simio gigante de “King Kong”; César, el mono explotado de “El origen: el planeta de los simios”, y el capitán Haddock en “Las aventuras de Tintín”.
Legitimidad
Si con la nominación de películas de animación a los premios Oscar se discutió sobre qué rol tenían los actores que sólo ponían voces a los personajes, con “El señor de los anillos” y “Avatar”, el cuestionamiento fue más lejos. ¿No deberían los premios de la industria legitimar en las nominaciones de actuación a quienes, como él, actúan de mano de las nuevas tecnologías?
Hace años que Serkis es la única voz que reclama un espacio de reconocimiento de este tipo de interpretaciones. El actor dijo en una entrevista, al comparar el trabajo tradicional de un actor de cine y el que él realiza: “En términos del proceso de actuación (entrar en personaje, trabajar una escena con el director, comprometerse con colegas o encontrar el drama en cada escena), ambos son exactamente lo mismo”.
Cuando se estrenó “El origen: planeta de los simios”, el crítico Roger Ebert señaló que lo mejor del film era el personaje de César, el mono, y añadió: “Uno nunca sabe dónde termina el trabajo humano y empieza el de los efectos especiales, pero Serkis/ César da la mejor interpretación del film”. El mismo James Franco, protagonista del film, expresó que la Academia debería nominar a Serkis por su estupenda interpretación. Claro, faltan años para que ese día llegue.
Ahora, Serkis regresa al primer personaje que hizo en performance capture, el que cambió su vida. Y como aquellos actores de las películas mudas y en blanco y negro, pone al servicio de Gollum toda su capacidad expresiva y su versatilidad física. Quizá esta vez alguien le dé un reconocimiento mayor.