Después de la famosamente perdurable espera de Gran Bretaña de 77 años entre campeones de Wimbledon en la rama masculina, Andy Murray ha dado al país anfitrión un par de títulos en rápida sucesión.
Murray opacó los potentes servicios de Milos Raonic a base de devoluciones de gran reflejo, jugó un tenis impresionantemente libre de errores y ofreció atrevidos disparos al vencer 6-4, 7-6 y 7-6 al canadiense para llevarse su segundo trofeo en el All England Club desde 2013 y el tercer título de Grand Slam de su carrera.
El británico rompió el servicio de Raonic una sola vez en el encuentro, mientras que el canadiense tuvo varias oportunidades de hacerlo en el tercer set pero no pudo concretarlas.
Murray llegó al torneo después de perder ante Novak Djokovic en las finales del Abierto de Australia y el Abierto de Francia de este año.
Hace tres años, Murray se convirtió en el primer británico hombre desde 1936 en ganar un título en sencillos en el All England Club.
También se coronó en el Abierto de Estados Unidos de 2012, un par de semanas después de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en Wimbledon. Mientras descansaba en la silla al lado de la cancha al final del duelo, Murray se enjugó las lágrimas con una toalla del torneo.
"La vez pasada, me sentí muy aliviado. Sentí... tanto estrés y presión que realmente no tuve la oportunidad de disfrutarlo tanto", declaró Murray. "Así que me aseguraré de disfrutar esta noche, sin duda".
El británico y segundo preclasificado sostenía su 11° final de un Grand Slam, pero la primera ante un rival que no era Djokovic ni el suizo Roger Federer, siete veces campeón de Wimbledon.
No tuvo que medirse con ninguno de los dos rivales en el torneo. El sexto preclasificado Raonic eliminó a Federer en cinco sets en las semifinales el viernes, y también venció al jugador que dio la sorpresa al dejar fuera a Djokovic en la tercera ronda: Sam Querrey.
Esas victorias ayudaron a Raonic a convertirse en el primer hombre en representar a Canadá en llegar a la final de un major. Lo hizo, más que nada, a base de velocidad y servicios intimidantes, promediando 25 aces. Pero en una tarde ventosa, y en una Cancha Central bajo la mirada de cerca de 15.000 aficionados, Murray aniquiló esa parte integral del juego de Raonic.
"Éste va a doler", aseveró Raonic, que recientemente contrató a John McEnroe como asesor de entrenamiento.
Ha sido una dura semana para Gran Bretaña que, con un referéndum abandonará la Unión Europea; la resultante caída del valor de la libra y la subsecuente renuncia del primer ministro David Cameron, quien se hallaba sentado en primera fila del palco real el domingo, a pocos asientos de distancia del príncipe Guillermo y su esposa, Kate.
Incluso un reportero preguntó a Murray durante Wimbledon qué sentía al ser la "última esperanza" británica, una pregunta que él desestimó al responder irónicamente: "No está tan mal, ¿o sí?"
Durante la entrega del trofeo en la cancha, Murray sostuvo el premio y bromeó: "Jugar en una final de Wimbledon es difícil, pero estoy seguro que no me gustaría ser un primer ministro. Es un trabajo imposible".
Murray, un escocés de 29 años, por mucho tiempo lidió con las expectativas que lo acompañaban al ser la mejor posibilidad de los británicos de encontrar un campeón de Wimbledon sucesor de Fred Perry, que ganó el torneo en 1936.