Por primera vez en su historia, la Asociación Internacional de Sommellierie (ASI) tendrá a un latinoamericano como presidente. El honor recayó en el argentino Andrés Rosberg (42), quien durante 11 años fue presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), cargo que desempeñó hasta fines de 2016.
Fue durante su mandato que el país se convirtió en sede del Mundial de Sommeliers, que se hizo en Mendoza en abril del año pasado.
Más allá de que la sede de la entidad esté en Reims, Rosberg seguirá viviendo en Buenos Aires y viajando a menudo a Mendoza, como ya es habitual en su vida. Es que hace 10 años es propietario del emprendimiento inmobiliario y vitivinícola La Morada de Los Andes.
En diálogo con Los Andes, Rosberg hizo un repaso de sus primeras aproximaciones al mundo del vino, de la mano de su abuelo, casi sin que éste se diera cuenta. Asegura que este logro es una gran oportunidad para el vino argentino, pero que también lo es para los otros países vitivinícolas de la región.
El mandato de Rosberg se extenderá hasta 2020, y bajo su presidencia se hará el próximo concurso mundial de sommeliers, en Bélgica en 2019.
-¿Cómo fueron tus primeros pasos en el mundo del vino?
-Mi primer encuentro con el vino fue a los 12 años, con mi abuela. En realidad no tomé un vaso de vino, pero cuando era chico y mi abuela hacía panqueques comíamos algunos con dulce de leche, otros con azúcar y unas gotitas de jugo de limón, y mi abuelo hacía lo mismo pero con unas gotitas de vino tinto. Mi primera prueba fue probar un pedazo de ese panqueque, goteado con vino tinto.
Después, ya a los 14/15 años empecé a probar, no sólo vino; a entender un poco más de qué se trataba, a apreciarlo. Para mis 20 ya estaba mucho más entusiasmado en el tema. El vino es un viaje de ida, es una pasión que hace que ames este mundo del vino y lo consideres como alimento, siempre entendiendo la necesidad de comunicar la importancia de un consumo responsable.
-¿Qué sentiste en el momento en que te anunciaron que habías ganado el cargo de presidente de la ASI?
-Cuando decidí que me iba a candidatear lo hice pensando que tenía una posibilidad cierta de ganar, pero hasta que no se contaron los votos no había manera de saberlo. Y de hecho gané 29 a 24, así que fue una elección apretada. En ese momento sentí emoción, la tensión de los votos, un poco de alivio, de vértigo, de decir ‘finalmente esto se dio y ahora hay que hacer todo lo que se prometió...’. Pero también una profunda alegría y con la misma pasión que siempre he tenido por el vino.
-¿Qué significa para vos este cargo?
-Es un reconocimiento un poco a mi trabajo personal, pero también a todo el trabajo que viene haciendo la Asociación Argentina de Sommeliers, a la organización del Mundial de Sommeliers en Mendoza el año pasado, a la performance de Paz Levinson representando a Argentina en las competencias internacionales, el hecho de que en los últimos años jugamos un rol importante siendo co- fundadores de la Alianza Panamericana de Sommeliers en 2007, organizamos el Concurso Panamericano de Sommeliers en 2009, una Asamblea General de la Asociación de la Sommellerie Internacional en 2012.
Hemos hecho todo el cursus honorum que dio la posibilidad de que la ASI me elija como el nuevo presidente. Y creo que es bastante revolucionario en cierto sentido… porque soy joven, soy argentino, porque le gané a un francés que, a su vez, es el mejor sommelier del mundo, un profesional maravilloso y admirable. Pero bueno, hoy nos tocó ganar a nosotros. Es un gran compromiso, es un gran desafío, una alegría profunda.
-¿Qué impacto puede tener para la actividad en Argentina?
-Es una gran oportunidad para el vino argentino, también. La industria vitivinícola argentina siempre apoyó a la AAS para promover esta profesión. Y creo que esto va a tener impacto en la actividad de los sommeliers en Argentina. Ya hemos dado muestras de madurez y de que podemos hacer cosas de alta calidad, que le sirven al sector. Ojalá esta visibilidad nos sirva para promover nuestros vinos y el consumo responsable de los mismos. Y quizás ayudar a que la Ciudad de Buenos Aires revea su decisión de prohibir la difusión y la publicidad del vino. Todo lo que implique hablar del vino como lo que es, un alimento, y hablar de las virtudes de su consumo moderado, todo lo que implique promover el trabajo de los sommeliers para que la gente aprenda y disfrute de una manera lúdica y completa, no puede sino tener un impacto muy positivo en la vitivinicultura argentina.
-¿Sobre qué cambios o mejoras pensás trabajar?
-Son muchos y variados, pero hay regiones del mundo en las Américas, en Asia, en África en donde la sommellerie no está desarrollada. Otros lugares en los que sí está desarrollada pero hay que trabajar para mejorarla, hay que trabajar en las condiciones en las que se desempeñan los sommeliers y en su formación, mejorar nuestros concursos, comunicar la tarea de la ASI y llevarla a un lugar donde termine de posicionarse como el referente de la actividad a nivel mundial. Como podrás apreciar, el trabajo es en frentes múltiples.
-¿Cómo es tu relación con Mendoza?
-Amo Mendoza, como amo todas las provincias argentinas y especialmente las que producen vino. Pero Mendoza es especial para mí porque soy productor de uva ahí. Armé un proyecto con mi padre y un grupo de inversores hace algo más de 10 años. Compramos un viñedo y lo hemos ido plantando. Producimos uva y la vendemos. Voy y vengo entre Buenos Aires y Mendoza bastante seguido. Pero así como amo los vinos de Mendoza, también amo los vinos de Salta, de la Patagonia, de todas las regiones vitivinícolas argentinas.
-¿Te vas a mudar a Reims?
-Si bien ahí está un poco la historia, ¡no me voy a mudar ni a Reims, ni a Paris, ni a ningún lado! Sigo viviendo en Argentina con mi familia. Seguiré viajando como he viajado hasta ahora y asistiendo a las reuniones periódicas que tenemos. Tampoco se mudaron los presidentes anteriores, que eran un japonés o un italiano. Gracias a los adelantos tecnológicos de hoy en día, la gente puede trabajar a distancia.
-Cuando dejaste la AAS dijiste que te ibas a enfocar en su proyección a nivel internacional. Este logro, ¿es parte de eso?
-Sí, efectivamente. Cuando dejé la AAS esto estaba en los planes, aunque no me pareció el momento para plantearlo. Haber hecho esa transición de la manera que lo hicimos y tener un presidente como Matías Preziozo que está haciendo un trabajo impresionante, me dio la tranquilidad de seguir trabajando esta proyección internacional y ver hasta dónde podíamos llegar.
Fui presidente de la AAS durante 11 años y me parecía que era saludable renovar la presidencia. Y por supuesto que la ASI era para mí un desafío.
Desde hace unos años varias personas me preguntaban por qué no me postulaba. Entonces, especialmente después del éxito de Paz (Levinson) y del último mundial en Mendoza, me pareció que había llegado el momento de intentarlo.
Creo que estratégicamente es muy positivo posicionar a la Argentina como un nodo mundial de la sommellerie y si logramos que nuestros sommeliers tengan trabajo afuera y que los sommellers de la región vengan a nuestro país a estudiar, vamos a lograr que el mundo se llene de embajadores del vino argentino. Y eso es lo mejor que nos puede pasar a todos.
Perfil
Andrés Rosberg fue parte de la primera camada de egresados Escuela Argentina de Sommeliers. Posteriormente fue uno de los fundadores de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), que presidió durante 11 años (hasta fines de 2016).
Acaba de ser electo presidente de la ASI, puesto que logró tras recibir 29 votos frente a 24 que obtuvo el segundo.
Se ha desempeñado como sommelier en importantes establecimientos gastronómicos del país.
Y es uno de los fundadores del emprendimiento La Morada de Los Andes, en Tunuyán.
Está casado con Carolina (40) y es papá de Juan (4). En breve nacerá su segunda hija: Clara.