Se dice que Andrés Malamud es el analista político favorito del gobernador Alfredo Cornejo. Y razones hay para sostenerlo: se conocen de los años de militancia juvenil en el radicalismo, en los '80 alfonsinistas. Y a pesar de que hoy este prestigioso politólogo vive gran parte del año fuera del país, sigue vinculado a la UCR. De echo, el viernes vino a Mendoza a dar una charla a miembros del partido y quien lo presentó fue la diputada nacional (y ex ministra de Salud) Claudia Najul.
En diálogo con Los Andes, Malamud analizó los errores del gobierno de Macri y sus chances de reelección, así como el efecto Bolsonaro en Brasil. Pero también habló de Mendoza y de Cornejo.
-¿Cómo ve la gestión del gobernador?
-Medoza es una provincia atípica porque con Santa Fe es la única que no tiene reelección. Entonces es difícil medir en las urnas la eficiencia percibida por los ciudadanos. Pero uno lo puede medir en lo que dicen las encuestas y en la capacidad de definir al sucesor. Y por lo que veo en las encuestas y por lo que hablo con los dirigentes mendocinos, Cornejo es uno de los gobernadores reconocidos como de lo mejor de este ciclo democrático. Se verá si puede imponer a su sucesor.
-El hecho de que acá no exista reelección fortalece la institucionalidad, pero ¿no termina siendo un obstáculo para las políticas de más largo plazo?
-En general la tendencia en las Américas, incluyendo a EEUU, es considerar que uno más uno, siendo uno 4 años, es el tiempo más justo para la gestión de un mandatario. Y la reelección es lo que permite la rendición de cuentas. Si un gobernador hace una mala gestión lo paga el candidato de su partido, pero no él. La rendición de cuentas se favorece cuando hay reelección.
-¿Y cómo se le explica a la ciudadanía que la reelección a veces es buena?
-La experiencia comparada es que cuatro (años) más cuatro es la fórmula adecuada en la mayoría de los países.
-Pero la reelección tiene mala prensa acá…
-La reelección ilimitada no es buena, por una razón muy simple: el poder corrompe y cuando es absoluto corrompe absolutamente. Y las “curas de oposición”, en el sentido politológico, hacen bien: salir un poco del gobierno y tomar distancia, mejora al gobierno que está y al gobierno que viene. Pero en general qué dice la literatura comparada: una reelección es buena, muchas son malas. El veneno está en la medida.
-Cree que Macri puede aspirar a una reelección en este escenario tan difícil?
-Vamos de nuevo a la experiencia comparada: el 90% de los presidentes latinoamericanos que van a la reelección, 18 de 20, lo consiguen; y el 75% de los estadounidenses. Eso significa: Macri tiene mayores chances que cualquier otro, pero las chances no son absolutas. Lo mismo pasa con Cristina (Kirchner): las estadísticas dicen que los regresos, los 'comeback', son posibles. La condición que le falta es el partido político unificado, y ella justamente lo que hace es dividir al peronismo.
-Ahora está trabajando para unirlo, atrás de ella claro… ¿Lo ve posible?
-Atrás de ella no, adelante de ella sí. Si ella da un paso atrás y unge un candidato presidencial, el peronismo pasa a ser automáticamente la mayoría electoral.
-Es decir que Cristina tiene la llave para que el peronismo vuelva al gobierno, pero sin ella.
-Manteniendo constantes otras variables, sí. Cristina decide más que Macri. Macri tiene la opción de la reelección y muy pocas más; Cristina tiene muchas más. Una de ellas es no ser candidata pero bancar un candidato kirchnerista puro, lo que no le sirve al peronismo sino que ella se baje y banque la unidad.
-¿Ve acá a un Bolsonaro que rompa con el bipartidismo?
-Lo interesante es que en Brasil hay bipartidismo: lo que hizo Bolsonaro fue ocupar el lugar dejado por el Partido Demócrata Brasileño. No es que hubo una fragmentación política.
-Entonces no lo ve posible…
-No es imposible, pero… En Brasil hubo una tormenta perfecta: recesión, corrupción, nivel de criminalidad que ni nos imaginamos en la Argentina y crisis política que termina en impeachment de la presidenta y prisión del candidato a sucederla. En Argentina estamos lejos de todo eso: hay crisis económica con recesión, por supuesto; los escándalos de corrupción afectan pero sobre todo a la oposición; la inseguridad, aunque los argentinos no se den cuenta, es bajísima, un sexto de la brasileña, y está bajando; y hay insatisfacción generalizada de la ciudadanía con los partidos, con la representación política, pero por ahora no hay crisis en el sentido de que no hay procesos en marcha de destitución del gobierno y de encarcelamiento de dirigentes de la oposición o del gobierno. Cristina incluso puede ser candidata si es condenada en segunda instancia, no como en el caso de Lula que no pudo ser candidato.
-¿Cómo analiza lo que le pasó a Macri este año, por qué ocurrió?
-Él menciona dos factores: el externo, cambiaron las condiciones económicas y desapareció el financiamiento; y el interno, como la sequía o los cuadernos (de la corrupción) que desincentivaron la inversión. Pero no menciona un tercer factor que sí le corresponde al gobierno: los errores autoinfligidos. Lo que el gobierno hizo mal, en parte por no haber calculado los factores externos y domésticos que no podía manejar pero también en parte porque el gobierno hizo cosas que no debería haber hecho.
-¿Cree que las corrigió?
-Algunas sí. De hecho paró la estampida del dólar y la inflación está bajando. Pero claramente lo que se mantuvo fue una política inconsistente, sobre todo después de la victoria de medio término (en 2017). El gobierno estaba condenado al gradualismo si no quería caer. Había dos restricciones: la presupuestaria y la política. La presupuestaria es no poder gastar demasiado porque te explota la economía; la política es no poder ajustar demasiado porque te explota la calle. Y Macri navegó bien entre las dos restricciones hasta la elección intermedia. Y ahí, en vez de limitar el gradualismo, hizo lo contrario. Es muy difícil, si vos venís haciendo algo y te da resultado, cambiar. Macri lo intentó, con la reforma previsional cuando fue la batalla campal (en el Congreso) y la conclusión que sacó fue: no podemos hacer shock.
-Es decir que perdió un año…
-Es fácil decirlo hoy, es fácil decir que fue un error. En el momento fue evidente para el gobierno que el shock no funcionaba. Al final tuvieron que hacer el shock forzados por los acontecimientos y la calle no explotó.
-Lo dijo Dujovne esta semana: "Nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno"...
-El enunciado es correctísimo, el enunciador es incorrecto (risas)... Tiene toda la razón, pero nunca debería haberlo dicho él. Eso lo podemos decir los analistas. Eso es lo que llama la atención: en el gobierno parecen que son observadores y no protagonistas. Es como cuando Macri dice: “pasaron cosas”. ¿Cómo que pasaron cosas? ¡Vos sos el que está haciendo que las cosas pasen! Y es lo que le criticaban a Cristina cuando era presidenta: echarle la culpa a los demás.