Andrés José Salinas recuerda con una anécdota la manera en que descubrió su interés por el juego de las bochas, en el que desarrolló inicialmente una intensa actividad como jugador y luego como muy activo dirigente: “Un amigo, Antonio Fernández, al que recuerdo siempre con gran afecto, me invitó un domingo al mediodía a comer un asado en el Club Los Corralitos, de Guaymallén.
Cuando terminamos de almorzar, como se había organizado un partido de bochas entre jugadores del club, me pidió que me quedara como espectador, pero luego insistió para que yo también jugara. Aunque tenía alguna idea del juego, no conocía los detalles en profundidad, pero igualmente acepté por el ánimo y la confianza que me transmitió mi amigo. “Dale, Andresito, es fácil, te va a gustar”, me dijo convencido. Como jugué bastante bien, porque sumé puntos importantes, al final me vino a felicitar: “Che, Andrés, vos tenés condiciones ¿Por qué no te federás?”.
Así nació mi amor y mi pasión por las bochas, que después de tanto tiempo todavía se prolonga en estos días como vicepresidente del Club San José, en la gestión de Mario Díaz, que está haciendo tantas cosas por esa institución. Como jugador me afilié en 1970 y obviamente que lo hice en Los Corralitos, en agradecimiento a mi amigo Antonio y a la entidad que me abrió las puertas.
En la década del ‘60 había jugado al fútbol en las divisiones inferiores de Gimnasia, donde el Mona García me ponía de centrodelantero porque decía que tenía un físico apropiado para pelear las pelotas en el área. Más tarde, como simpatizante y como socio, empecé a seguir al Expreso y todavía conservo el almohadón que colocaba en mi butaca de la platea numerada en los compromisos de local. Hasta que me vinculé definitivamente a las bochas, donde completé 25 años como jugador y luego otros 10 como dirigente. Primero fui delegado del Club Corralitos ante la Asociación y posteriormente secretario, lo que me permitió reunir conocimientos y experiencia.
De 1989 a 1997 ocupé el cargo de presidente de la Asociación Mendocina, que en esa época tuvo la responsabilidad de organizar la 40a. adición del Campeonato Argentino Individual de bochas que se jugó en Mendoza en abril de 1992 y que llevó el nombre de Jesús Izpura, en homenaje al hombre que fue titular durante 25 años ininterrumpidos de esa entidad y que dio tanto por las bochas. También fui presidente de la Federación Mendocina durante dos períodos”.
Andrés, que en la vida privada se desempeña en el área inmobiliaria, está casado con Herminia Esther y tiene cinco hijos: Andrea, Marcela, Fabiana, Mauricio y Luciano. Como jugador de bochas actuó dos temporadas en cuarta, sólo una en reserva y pasó rápidamente a la Primera división, sin jugar nunca en segunda o tercera.
Además de Los Corralitos, también representó a San José, Mendoza de Regatas, Leonardo Murialdo, La Cieneguita, Dalmacio Vélez Sársfield, Kid Uber (ubicado en la calle Paraná de ciudad), Cervecería Andes, Jockey Club y nuevamente San José y Los Corralitos.
Con sinceridad evoca sobre su larga y rica trayectoria: “En mi modesta opinión, no fui una gran figura pero siempre dejé todo y me brindé al máximo en todas las instituciones donde actué. Mi halago más grande resultó el título de campeón provincial que la Gran Mendoza logró en 1979 en Tunuyán, donde el equipo que integré con dos excelentes jugadores como Juan Alberto Garay y Alfredo Rubiolo derrotó en la final 18 a 5 a San Rafael, por lo que nos clasificamos al Argentino que se jugó en Bahía Blanca. Recuerdo que como no podía viajar cedí el lugar para que lo hiciera otro compañero por mí, pero finalmente lo hice con Garay y Comoglio, porque Rubiolo también tenía dificultades para realizar el viaje. Resultó increíble porque en la semifinal nos ganó Córdoba 18 a 17, al que habíamos vencido en la rueda previa 18 a 10. Capital Federal se clasificó campeón, Córdoba quedó segundo y nosotros terceros con el mejor promedio de gol, lo que no nos sirvió para mejorar la posición final. Cuando comencé a jugar lo hice como arrimador o puntero, pero luego me ubiqué de medio, que en este juego es una combinación entre el arrime y el bochazo.Entre viejos compañeros recuerdo a Ángel Vuelva, Pedro Báez, Carmelo Correnti, Víctor Ulla, Juan Alberto Garay, Alfredo Rubiolo, Elio Narváez y Clever Comoglio, entre muchos más”.
El Argentino
Como dirigente, en la década del '90 impulsó el desarrollo del juego femenino. Fue el fundador de la escuela de bochas para aficionados, el creador del hándicap (puntaje de los jugadores) para hacerlo más parejo y competitivo, generó una amistosa relación e intercambio deportivo con Casa D'Italia de Viña del Mar, al que invitó incluso a jugar en Córdoba, y el responsable de que la Reina de las Bochas participara del Carrusel de la Vendimia en tres oportunidades.
Además, como presidente de la Asociación Mendocina, trabajó activamente en la organización del 40° Campeonato Argentino Individual de Bochas Jesús Tomás Izpura, que se desarrolló en nuestra provincia, del miércoles 8 al domingo 12 de abril de 1992, y que consagró campeón a Juan Carlos Orana, torneo que fue declarado de Interés Provincial (gestión de Rodolfo Gabrielli), Interés Comunal (gestión de Roberto Iglesias) e Interés Turístico. Con la presencia, según su relato, de representantes de Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Salta, San Luis, Santiago del Estero, Capital Federal, Córdoba, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Río Negro, Santa Fe, San Juan, Tucumán y Mendoza, y que se disputó en las canchas de Andes Talleres, Deportivo Guaymallén, Leonardo Murialdo, Automóvil Club Mendoza, Cervecería Andes, Mendoza de Regatas y General San Martín (Estadio Pacífico).
En una época que las asociaciones Gran Mendoza, Del Este, Rivadavia, Maipú, Alvearense, Sanrafaelina, Luján de Cuyo, Maipucina, Malargüe y Valle de Uco formaban parte de la Federación Mendocina. Andrés recuerda el valioso apoyo que entonces recibió del Banco de Mendoza, Municipalidad de Las Heras, Automóvil Club Argentino, Cervecería Andes, Dirección de Ancianidad y de modo especial nuestro diario, por su permanente y valiosa difusión en aquellos tiempos que Raúl Fermosel escribía las columnas Rincón Bochófilo y Conozcamos las Bochas, de edición semanal.
Es más, La Confederación Argentina distinguió a Los Andes por su excelente despliegue periodístico. Andrés reconoció también que resultó encomiable el trabajo de la Comisión de Apoyo, que entre otros integraron Antonio Díaz, Tito Constantini (presidente), Francisco Faure (secretario), Francisco Paco Mesa (tesorero), Miguel Monserrat, José Eduardo Nazar y Carlos Aguilar, Rubén Panella, Ricardo Hernández y comisario Norberto Mercado. Se emociona cuando evoca que el desfile inaugural de las delegaciones se realizó en Las Heras y San Martín.
Bochas para las damas
Evoca además que bajo su gestión se jugaron el Torneo Elcira Videla Schiappa de Azevedo, Torneo Julio Marcelo Brú, Torneo Alfredo Panella, Torneo José Lopresti, Torneo Nunciato Buta, Torneo Patrón Santiago y Primer Torneo Mixto Femenino, con sede en el Club La Cumbre, del barrio Infanta en Las Heras, por el auge que el juego alcanzaba en esa zona entre las mujeres.
Su máximo anhelo es ahora recuperar el juego femenino y crear una escuela de bochas para aficionados.
El mundial de Zerbín en Italia
Salinas recuerda que bajo su gestión, lo que también lo llena de un lógico y legítimo orgullo, nuestra provincia representó a la Argentina en el VIII Campeonato Mundial de Zerbín que se desarrolló del 29 de setiembre al 11 de octubre de 1992 en la ciudad de Saluzzo, a pocos kilómetros de Turín, en Italia.
Evoca que la invitación llegó a raíz de la participación de la Argentina en un torneo Tricontinental, al que fue especialmente convocado, que se desarrolló en Chile, con la asistencia de Argentina, Italia, Francia, Croacia, Australia, Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Perú y Chile.
Ricardo Verri, del Club Mendoza de Regatas, y Adelmo Garnero, de Leonardo Murialdo, tras tres meses de preparación fueron los dos bochófilos mendocinos que viajaron a Italia acompañados por Andrés Salinas. Explica que "el zerbín es como un primo hermano de las bochas, que ha tenido un gran auge en Europa.
Su modalidad de juego es más que sencilla y facilita su práctica entre las mujeres y los jóvenes. Se utiliza un bochín o bocha de referencia y mediante arrimes y bochazos se van sumando puntos hasta alcanzar la suma convenida en 15 o 18. También permite otras formas, como el tiro progresivo (bochazos sucesivos por tiempo), tiro de precisión (bochazos con obstáculos) y arrime o bochazo en círculo.
Para una cancha de zerbín sólo hace falta un terreno aplanado y si se lo quiere más perfecto se le adosa arena compacta. No existen las barandas y tampoco los tableros finales.
En el juego se utilizan esferas de bronce que pesan 900 gramos y que son más chicas y manuables que las bochas tradicionales. "El zerbín necesita consolidarse", decía Los Andes en vísperas de aquel Mundial, y destacaba que entonces era la más nueva de las disciplinas que se practicaban en Mendoza.