El 22 de junio de 1986 no es una fecha más para el inconsciente colectivo del pueblo fobalero argentino. El triunfo de la Selección sobre su par de Inglaterra es lo más recordado del Mundial de México de dicho año, incluso más que la propia final. Será que la vida confabuló para que no fuera un partido más, sino que fuera EL partido, por la historia, por los fantasmas latentes de una guerra absurda, por los protagonistas, por el contexto y por tantos otros factores.
Andrés Burgo, periodista y escritor de 41 años, inmortalizó uno de los hitos más grandes del deporte nacional en un libro: El partido. Sin más aclaración. Ex periodista de diario Clarín y Crítica, y actual de Vorterix y TyC Sports, Burgo documentó el antes, el durante y el después de ese enfrentamiento, en un sinfín de idas y venidas del tiempo acompañadas de una cantidad innumerable de emociones que vuelven a cobrar vida con el paso de cada página.
Hoy, a 30 años del gol más ilegítimo y del más maravilloso de la historia del deporte, a 30 años de la euforia de un plantel que sabía que estaba haciendo historia, a 30 años de la revancha de todo un pueblo en memoria de los que no volvieron más, a 30 años de sentimientos inexplicables, Burgo se refirió a su nueva creación en una entrevista con MÁS Deportes.
- Si tuvieras que definir qué es 'El partido', ¿cómo lo harías?
- Es una crónica que tiene como base un partido de fútbol, pero explica una historia argentina porque esa fecha –22 de junio de 1986- es una efeméride aunque no sea feriado nacional; es de las fechas mas recordadas del deporte argentino.
Yo no tengo solamente el recuerdo de un partido, si no de todo lo que se juega en un partido; no sé si podes explicar la vida con un partido de fútbol, pero hay muchas cosas de la vida que pasan un partido. Acá tenés historias de un gol ilegítimo, un golazo, una guerra, una dictadura, de la vuelta a la democracia -pero cómo un gobierno quería echar al entrenador-, las historias de las cábalas y de la informalidad y cómo esas quedan emparentadas con la gloria –como el tema de las camisetas-. Todo eso en formato de crónica, yendo y viniendo en el tiempo.
Además, es un libro sobre la memoria, sobre qué recordamos y qué elegimos recordar; también sobre los personajes secundarios, es una reivindicación de ellos.
- ¿Cómo surgió la idea de hacer un libro de ese momento?
- Porque soy periodista gráfico, había escrito un libro sobre River y quería escribir otro. Sabía que en ese partido habían pasado un montón de cosas y era una buena oportunidad para escribir. A mi básicamente lo que me gusta es escribir; además de que un libro siempre te permite salir de tu jefe o de un lugar de trabajo, es un proyecto independiente.
- ¿Cómo fue el proceso de investigación?
- El trazo grueso de la historia lo sabía pero por mi condición de periodista. Sabía que había una acumulación de un montón de casos. Después, intenté darle forma como una especie de documental. Es como si pusieras la pelota en el círculo central y la mirás desde distintos lados. No la mirás sólo desde la cámara de televisión, sino desde el tipo que lleva la pelota, del que la quiere robar, desde los técnicos, desde el periodista que está relatando, desde los hinchas que están en la tribuna. Lo que yo quería hacer era darle muchas imágenes a un mismo hecho.
- ¿Qué podés contar del contacto con los barras que estuvieron en México?
- Fue muy difícil llegar a ellos. Fue insistir mucho y puros contactos. Fue lo que más me costó y tardé muchísimo, pero al final llegué. Uno de ellos tres me pidió que no pusiera el nombre.
Para mi ellos también forman parte de la historia del fútbol argentino y más ahí porque es el primer mundial al que van y justo en el momento en el que los hooligans van desapareciendo. Hay muchos mitos sobre lo que pasó, y era parte de la historia que había que contar.
¿Tuvo algo que ver el Vasco Olarticoechea con sus declaraciones 'Para nosotros era EL partido' en la elección del título?
La idea del título fue del jefe de Planeta que es Nacho Iraola. Yo propuse otros títulos que eran malos y él dijo El partido. Le quedó ese. Es todo un arte titular y la gente de la editorial tiene mucha experiencia en eso. La verdad, no había pensado en los dichos de Olarticoechea.
- ¿Por qué decidiste contar la historia narrando en primera persona?
- Porque pertenece a una colección de crónicas. Yo había pensado hacerlo de otra manera. Pero cuando el libro consiguió editorial y pasó a formar parte de esta colección de crónicas ya no me quedó otra opción y tenía que usar la primera persona.
Aparte es porque ese partido nos pertenece a todos nosotros, era generar empatía con los argentinos de entre 35 y 50 años porque mi historia, que no tiene nada en particular, es la misma historia de millones de futboleros argentinos que vieron ese partido en televisión y siguen volviendo a aquel partido todo el tiempo.
- ¿Qué significa para vos el Mundial de México y la Selección de la Argentina de ese momento?
- El mundial es mi todo, es mi mundial. Yo tenía 11 años. Ese y el mundial del 90, es cuando yo miraba el fútbol con ojos de niño. A mi equipo –soy hincha de River- sigo viéndolo con ojos de niño, pero a la selección ya la veo con ojos de adulto y con cierta indiferencia incluso. Pero en aquel mundial era todo, era esperar los partidos.
- ¿Te genera las mismas sensaciones que hace 30 años atrás ver los goles de Maradona?
- Lo que me gusta es cuando aparecen imágenes, relatos o testimonios nuevos. Yo le quería evitar el lugar común a un partido que está re contra visto. El libro siguió esa búsqueda de dejarnos sorprender, ser curiosos. No sé si ver los goles así me genera algo, ya es algo que es parte de la vida.
- ¿Te quedó algún referente o ídolo en especial de aquella época?
- Me encanta Olarticoeche, me parece un gran jugador y un tipo espectacular. Me encantan también Héctor Enrique, Brown y Giusti. Esos cuatro. Son tipos geniales, muy buena onda, humildes, campeones del mundo... Son todo lo que a uno le gustaría ser.
- ¿Qué es lo que más extrañas del fútbol de hace 30 años?
- Había una cuestión más artesanal, no tanto de la industria. Lo que más extraño de esa época es que los hinchas alentábamos por nuestros equipos mucho más de lo que pasa ahora, que el hincha prefiere que pierda su rival y después gane su equipo. Somos más hinchas de cargar a nuestro rival que de alentar por nuestro equipo. Había otras prioridades, más sanas.
- Habías escrito Ser de River, ¿qué diferencias hay entre un libro y otro? ¿Pensas en seguir escribiendo?
- El de River es un sentimiento, es desnudarme más. El segundo es más periodístico. Son distintos. Uno está escrito en primera persona y el otro es más frío, si se quiere.
Me gustaría volver a escribir algo más, aunque de acá a cinco años no pienso hacer nada y tampoco tengo idea de qué.
- Hay testimonios en el libro que son una reliquia, ¿te quedaste con las ganas de hablar con Maradona?
- Me quedé con las ganas de hablar con más gente que con Maradona. Me hubiese encantado pero sabía que no iba a llegar, es imposible. Tiene un montón de propuestas de notas. Él habló muchas veces y yo intenté contarlo por otro lado; él es el único protagonista, lo ponemos como el sol de ese día: del sol se habló muchas veces, lo que yo podía hacer era hablar con los satélites y las estrellas para que me cuenten cómo lo veían ellos.
- ¿Por qué la gente tiene que leer El partido?
- Es un libro honesto, desde su tapa que no vende lo que no tiene –no te vende a Maradona porque no hablé con el-. Es un trabajo serio y un libro humilde.
Se juntaron la eternidad en el espacio que refleja un libro y el triunfo deportivo más grande del país, para que continúe vigente en el recuerdo de los que lo vivieron y a los que se lo contaron. El partido es la prueba tangente de que el fútbol es mucho más que once jugadores corriendo atrás de una pelota.