Los Andes, patrimonio de este pueblo

Somos conscientes de que muchos símbolos quedaron afuera por limitaciones de espacio. Invitamos al lector a completar esta lista entrañable.

Los Andes, patrimonio de este pueblo
Los Andes, patrimonio de este pueblo

Para recordar con nuestros lectores este 129° aniversario de Los Andes, reunimos, casi como si se tratara de un juego,  algunos de los íconos que, con solo recordarlos, nos llevan a pensar en Mendoza.

Somos conscientes de que las limitaciones materiales que nos impone la edición, dejan afuera a muchos otros símbolos que deberían figurar. Nos conformamos con que sirva de invitación al lector para completar esa lista entrañable y llamarlo  a cultivar aquellos signos que nos distinguen de otros pueblos para que no nos perdamos en un mundo de infinitos colores y matices. Ellos representan una historia profunda que forman parte del equipaje que dejamos a los hijos del desierto y del oasis para que recorran el camino de los tiempos que vienen.

Son tiempos difíciles, duros y apasionantes para el periodismo y en particular para los diarios. Los nuevos desarrollos de la tecnología digital han desatado una extraordinaria tormenta cultural en el mundo entero que viene produciendo cambios muy profundos en todos los ámbitos de la conducta humana y sus organizaciones. Hábitos, relaciones interpersonales, familia, educación, arte, entretenimiento y naturalmente la política. Son cambios cuyas consecuencias resultan por ahora absolutamente impredecibles.

En esta era de la hipercomunicación, el periodismo se encuentra en el ojo mismo de esa tormenta. Se impone una nueva forma de contar las historias y las noticias, que está determinada por las diferentes plataformas mediante las cuales las personas acceden a la información. No tienen las mismas prioridades ni intereses, ni tampoco leen de igual manera quienes lo hacen en un teléfono inteligente o en una "tablet" o en la pantalla de una PC o en un diario de papel. Cada una de estas plataformas ofrecen ventajas diferentes.

También la actitud de los lectores cambia. Las personas interactúan con los medios y asumen un protagonismo significativo, a veces reportando la noticia, multiplicándola a través de las redes sociales, compartiendo u objetando las opiniones de los periodistas.

Sin embargo, junto a este protagonismo de la gente surgen deformaciones muy graves de la mano del anonimato, el rumor o simplemente la mentira. Por otra parte, la reducción de las mil facetas que tiene la vida individual o social y sus emociones a un lenguaje binario y virtual, implica una deshumanización deformante de la realidad.

En el contexto de esa infinita nube gris dominada por la idea de una "mente colmena", la misión del periodismo adquiere una relevancia fundamental como referencia ineludible para acercarse a la verdad con la mayor aproximación posible.  El periodismo que aborde la realidad con profesionalismo y la traduzca lealmente, que resulte predecible, creíble y confiable, será mas necesario que nunca antes.

Desde luego, el poder y la política no escapan a los alcances de estos cambios culturales. Si bien en todos los tiempos el poder aspiró a imponer en los pueblos una visión hegemónica del presente, la de quienes gobiernan y su propia versión de la historia a la medida de sus intereses inmediatos y siempre parciales. Desde siempre se nutrió del secreto con la pretensión de ocultar sus propias flaquezas, sus tropiezos e ineficiencias y sus actos de corrupción y sus traiciones.

Sin embargo, es probable que el reverdecer de ideologías totalizantes y de actitudes autoritarias de los que mandan, con vocación para imponer a la gente esa hegemonía, responda en gran medida a las expectativas que ofrece la nueva cultura digital.

Por este mismo motivo, el poder político percibe que el periodismo que refleje una perspectiva diferente e incluso crítica de la que aquel propone, está llamado a ser una referencia ineludible para la gente y entonces lo hostiga e intenta destruirlo o comprarlo.

Nos animamos a incluir a Los Andes en esa lista porque después de caminar junto a los mendocinos tocando tres siglos, podemos considerarlo un patrimonio de este pueblo y ello significa para Los Andes el peso enorme, no solo de informar sobre el trajín diario sino de interpretarlo con lealtad.

Frente a la igualación que trae la era digital, reaccionan los hombres en una lucha desesperada por mantener su identidad y los pueblos que llevan a cuestas la sabiduría de miles de años se ocupan de custodiar con celo los rasgos que les dan individualidad.

Visto así, al sumar a Los Andes en ese equipaje, asumimos la dimensión de la responsabilidad que nos cabe frente a los mendocinos para cumplir con la misión más cabal del periodismo en los nuevos tiempos.

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