“¡Andá a lavar los platos!”, una expresión machista si las hay que se usa habitualmente cuando una mujer entorpece el tránsito. Este “adagio” popular es desafortunado en estos tiempos en que propiciamos la igualdad de género y tratamos de que no haya tareas para varones y tareas para mujeres, sino varones y mujeres preparados para resolver diferentes situaciones cotidianas (coser, cocinar, cambiar un foco, clavar una madera, etc.) más allá de que alguna requiera más o menos fuerza o más o menos delicadeza. Y es más desafortunado aún cuando vemos que en proporción son los varones quienes más faltas cometen... pero este análisis sería ir en contra de los avances en la igualdad de género; por eso, lo dejaremos de lado.
En definitiva, los ejemplos sobran porque hay cada vez más autos en la calle y -como si eso fuera poco- son más las personas que viajan en cuatro ruedas solas. Según el perfil de la conducción en Argentina realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, 62% de los conductores de vehículos de 4 (o más) ruedas circulan sin acompañantes; esta proporción asciende a 69,1% entre vehículos de 2 ruedas.
Además -como también observa la ANSV-, “la cultura vial argentina se visualiza como la repetición de acciones egoístas, individualistas e imprudentes que fomentan una deslegitimación de las leyes de tránsito y la consecuente instalación de normas ad-hoc que se generan en la calle en el día a día”.
Llamada en espera. “¡Mamá! Mirá, esa persona quiere doblar y va grabando un audio”, me dijo sorprendido mi hijo más chico mientras esperábamos que el vehículo hiciera su maniobra cuando íbamos a la escuela. De acuerdo al estudio nacional, el uso del celular se identifica como el elemento más frecuente de distracción entre conductores de vehículos de 4 (o más) ruedas y el segundo entre conductores de vehículos de 2 ruedas. En porcentajes, 7,4% de los conductores argentinos en vehículos de 4 ruedas (o más) observados ha utilizado el celular; mientras que se observó la misma infracción en 2,6% de conductores de motocicletas.
2 ruedas vs 4 ruedas. Unas cuadras más allá, una mamá en moto que también trasladaba su hija al colegio nos pasó por la derecha zigzagueando y se detuvo delante nuestro sobre la línea peatonal. Vale aclarar que ambas tenían casco como el 60,7% de las motos a nivel nacional que transita con todos sus ocupantes protegidos mediante el uso del casco.
Las calles son el escenario donde motos y autos encaran una batalla cotidiana para ¿llegar primero? Como el muchacho de la moto verde -con una Y en su patente- que iba por calle Rioja y se metió sin margen entre los autos detenidos en el semáforo para después doblar por Rondeau desde el carril del centro, es decir a la derecha de un auto que también giraba por su carril.
Caos matutino. Sin duda el horario pico, en particular entrada y salida de los colegios, es también un festival de infracciones: padres que estacionan el auto en doble fila y se bajan “por un minuto” y regresan cuando el auto quedó solo en el medio de la calle; otros que intentan meterse a como dé lugar cuando uno deja el espacio reglamentario entre auto y auto; vehículos que se cierran; vehículos que se abren.
Amarillo para acelerar. Si de romper reglas se trata, la de pasar en casi rojo está a la orden del día. Como el auto gris -con la patente que empieza con F- y el auto rojo -con la patente que empieza con B- que el jueves a la tarde pasaron en rojo el semáforo de Brasil y Costanera a toda velocidad. Tal como indica el informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, “los conductores creen que están exentos de los efectos negativos... transgreden las normas porque confían en sus habilidades o capacidades como conductores”. Y si bien en algunos casos “la pericia del conductor minimiza los riesgos y compensa el no cumplimiento de las normas”, en otras oportunidades hay otras situaciones -calzada sucia o en malas condiciones, un perro o una persona que se cruza, un desperfecto mecánico- que juegan en contra y la pericia no es suficiente.