La mujer asaltada el miércoles por la tarde en su casa de Bermejo, Guaymallén, no quiere volver a su hogar ya que siente pavor, contó ayer uno de sus hijos. Se recupera favorablemente de las heridas que sufrió tras la golpiza.
Dalinda Quiroga tiene 79 años y hasta el miércoles pasado vivía en una casa de Araujo al 3700 -casi esquina con Cordero- del distrito El Bermejo junto con uno de sus hijos, Mariano (47).
El miércoles cerca de las 16, el hombre había salido al patio cuando escuchó un fuerte estruendo que venía desde el interior de la vivienda. Asustado, porque su mamá estaba sola, corrió y en el camino fue sorprendido por dos sujetos que lo apuntaron con un arma de fuego y lo obligaron a tirarse al piso.
"Entraron por el patio y uno le habló a mi mamá por la ventana y le dijo que si necesitaba que le limpiara las hojas del jardín. Pero ella les dijo que no", contó Mariano.
Ante la resistencia de la mujer, a los sujetos -según las víctimas eran alrededor de 7, todos jóvenes- no les quedó otra que derribar la puerta a golpes y luego reducir a Dalinda.
Hijo testigo
"A mí me dejaron en el patio. Desde allí pude ver todo lo que le hacían a mi madre", contó Mariano en referencia al momento en que golpearon a Dalinda en el rostro, puñetazo que le dejó un hematoma a la altura de la nariz.
Luego los sujetos revolvieron toda la casa y se alzaron con algunos objetos aunque hasta ayer por la tarde la familia no tenía precisiones de lo que se habían llevado. "Nunca vi a mi mamá así de lastimada. Me afectó mucho más eso que ver qué habían robado", se refirió el hombre.
Cuando ya llevaban allí unos 20 minutos, los ladrones decidieron abandonar la casa y escaparon por tandas. Justo en el momento de la fuga pasaba un vecino de los Quiroga, que alcanzó a ver a tres de los ladrones, por lo que llamó a la Policía y los describió. Finalmente estos sujetos fueron detenidos y se les secuestró un arma de fuego que usaron para amenazar a las víctimas.
El robo a Dalinda le valió pasar varias horas en un sanatorio donde la atendieron por la golpiza que recibió. Pero además le generó mucho temor de volver a su casa. "Siempre tratamos de que no esté sola. Pero ahora teme volver a vivir acá, no quiere. Por eso se quedó en la casa de unos parientes en el Centro", agregó Mariano quien ayer cuidaba la casa junto a los tres perros de la familia.