La autopsia preliminar practicada sobre el cuerpo de Stephen Paddock, autor de la masacre de Las Vegas, no arrojó ninguna anormalidad cerebral que justificara su accionar, informó ayer la policía en conferencia de prensa.
El 1 de octubre, Paddock abrió fuego contra una multitud de 22.000 personas desde el piso 32 del Hotel Mandalay Bay, lugar donde se suicidó ante el acoso policial.
Sus disparos provocaron 58 muertos y cientos de heridos.
Hasta el momento, la investigación de la policía y del FBI no arrojó resultados sobre los móviles de la masacre.
El FBI no encontró "signos de ideología o de afiliación a ningún grupo", dijo el agente especial Aaron Rouse en la conferencia.
El cerebro de Paddock será sometido a un análisis microscópico, añadió.
De los 546 heridos que fueron trasladados a 17 centros de salud, 501 ya fueron dados de alta. Algunas de las 45 personas que todavía están internadas se encuentran en estado crítico, por lo que el número de muertos podría aumentar.
El FBI desplegó 200 empleados en Las Vegas y, a nivel mundial, cientos de agentes cubren "cualquier faceta de la investigación. Nada será pasado por alto", dijo Rouse.
El FBI ha tenido "progresos significativos" y ha analizado más de 1.000 piezas de evidencia.
Las autoridades policiales creen también que Paddock disparó deliberadamente sobre tanques de combustible que se hallaban en el aeropuerto McCarran de Las Vegas.
Los tanques no se incendiaron y Lombardo dijo que había sido informado de que la "probabilidad de que el combustible para aviación tome fuego a causa de disparos es muy baja".
El grupo yihadista Estado Islámico afirmó poco después del tiroteo que Paddock era uno de sus "soldados" pero Rouse dijo que "hasta la fecha no se ha encontrado manifestación alguna de creencia ideológica o de pertenencia del atacante a ningún grupo".