El licenciado Jaime Correas deslizó, en el reportaje que le hiciera el diario Los Andes, algunos conceptos que nos llenan de dudas y no tocó temas que nos llenan de miedo.
Mencionó, entre otras cosas, como muy importante su diálogo con la dirigencia del SUTE, con el cual se puso de acuerdo en el funcionamiento de algunas comisiones que estudien algunos desórdenes muy grandes del sistema que traen mucha conflictividad.
Le notifico al señor director que el SU TE jamás exigió que se constituya la comisión mixta de monitoreo del salario que por paritaria debe proteger el salario del trabajador de la educación de una inflación que está llegando al 35% anual y que deja al salario de muchos trabajadores de la educación por debajo del mínimo vital y móvil; es decir, trabajadores con ingresos por debajo del nivel de pobreza.
Si estas comisiones se constituyen sin que figuren en ninguna paritaria, como trabajadores de la educación vamos a exigir que primero se constituya la que figura en paritarias, ya que cuando el director habla de desórdenes debe tener presente que el primer desorden en el sistema educativo lo constituye el paupérrimo nivel salarial de los trabajadores de la educación.
Luego, en la entrevista, en consonancia con lo que suelen instalar los medios, se le pregunta: ¿Cómo se pueden revertir esos desórdenes con tantos cambios de funciones, licencias, etcétera? A esto responde el señor director, con cierta cintura política, que se cuelan en este sistema un montón de vivos y que no es justo que quienes trabajan terminen pagando por esos vivos, y pone el foco en la necesidad de premiar a los que están frente al curso pero considerando a quienes no lo están por razones de enfermedad.
Creo que el número de “colados” en relación con la cantidad de trabajadores en cambio de funciones que realmente se encuentran allí justificadamente debe ser mínimo, y en tal caso deberían poner el foco en el sistema de salud que controla y no en el empleado.
Las condiciones de trabajo del docente son insalubres y las verdaderas causales de esta situación, pero por otro lado el rol que cumplen los docentes en estos cargos no se condice con su formación y son destinados a cubrir espacios que no son cubiertos por un ineficiente y desordenado sistema educativo, cuyo desorden nada tiene que ver con lo que los medios y el director de Escuelas quieren hacerle creer a la sociedad.
La carrera docente debe contemplar la eliminación del doble cargo para que el trabajador de la educación alcance un sueldo razonable, debe poner en cargos de jefatura de área a los docentes más experimentados liberándolos gradualmente del dictado de clases y no al revés, como ocurre en la actualidad, en que los coordinadores de área son los docentes con menos experiencia porque son los que tienen menos horas y pueden tomarlas.
Debe priorizar en el dictado de horas cátedra a los docentes que recién se inician por sus condiciones físicas y por su cercanía generacional con los jóvenes estudiantes. Debe eliminar definitivamente al sistema de profesores taxi que atenta contra cualquier posibilidad de trabajar en equipo. Debe unificar el sistema de formación docente, evitando que surjan institutos de dudosa calidad diseminados como quioscos a lo largo y ancho de la República.
Debe seleccionar entre los mejores estudiantes egresados de la secundaria a quienes se quieran incorporar a la carrera docente. Debe tentarlos con sueldos que los prestigien y los pongan en el lugar socioeconómico que corresponde a un formador de ciudadanos.
En tanto y en cuanto no comencemos a escuchar hablar de esto, señor director, todo lo que usted y otros puedan querer decirnos no difiere de lo que muchos otros burócratas y sindicalistas vendidos ya nos han dicho mucho antes que usted.
Profesor Alejandro de Villafañe
Delegado escolar permanente
Escuela Ricardo Videla - Luján de Cuyo
