La nueva estrella de La Cámpora en el Congreso recibe a este diario en su despacho de la Cámara de Diputados tomando mate con un termo que tiene los rostros de Néstor Kirchner y de Evita.
Cristina Kirchner, quien hace cuatro años la tocó con la barita mágica y la transformó en diputada nacional, la puso hace seis semanas al frente de la Comisión de Juicio Político para que encabece la embestida contra el juez de la Corte Suprema, Carlos Fayt. Por esto, su nombre está hoy en todos los medios del país.
Anabel Fernández Sagasti viene sumando responsabilidades meteóricamente: también representa al kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura desde principios de año.
Con sólo 31 años y cuatro de carrera política, hace dos semanas la Presidenta volvió a premiarla cuando le impuso al PJ de Mendoza que la joven fuera candidata a senadora nacional en primer término, el cargo que varios dirigentes, con décadas de carrera y poder territorial, pretendían para ellos.
-El juez Ercolini decidió investigar a usted y a los otros miembros del oficialismo que iniciaron un proceso en la Comisión de Juicio político sobre Carlos Fayt. ¿Le sorprendió esta decisión de la Justicia?
-A mí no me sorprendió. No es la primera vez que vemos este accionar de la Justicia. No solamente el Poder Judicial necesita de independencia, sino que los tres poderes deben interactuar en una armonía de control mutuo sin entrometerse ninguno en las facultades de los otros.
El Poder Judicial no debe interferir en el Poder Legislativo, menos aún en la Comisión de Juicio Político, que es la única que puede investigar el accionar de los magistrados de la Corte. En este contexto, que un juez acepte una denuncia de una ONG, patrocinada por un fiscal, para investigar a 17 diputados, creo es que redoblar la apuesta. Esto puede ser extorsivo para nosotros, que solamente estamos investigando una situación como la del doctor Fayt. Es inédito que un juez de 97 años esté en el cargo y es lógico que haya dudas sobre su salud.
-El kirchnerismo no ha podido llenar la vacante que dejó Raúl Zaffaroni en la Corte. ¿No están buscando que Fayt renuncie para tener dos vacantes y poder negociar con la oposición un cargo para cada uno?
-Nosotros lo que buscamos es ahondar sobre el prestigio de la institucionalidad de la Corte. Que haya una vacante y que la oposición no quiera acompañar sea quien sea el candidato que proponga la Presidenta, sin duda agrava la situación. Si tenés cinco miembros, pero hay una vacante que no se puede llenar y hay un segundo caso donde existen dudas respecto a la idoneidad, quedan sólo tres magistrados en la Corte. Por eso es necesaria la investigación sobre Fayt. Si quisiéramos otra vacante hubiéramos hecho un proceso mucho más rápido.
-Pero el kirchnerismo no tiene lo números en ninguna de las dos cámaras para destituir a un juez de la Corte.
-Tampoco los tenía Néstor Kirchner cuando cambió a la mayoría automática del menemismo.
-¿Qué diagnóstico tiene sobre la Justicia? Usted ha criticado a los jueces por no tener legitimidad popular como los miembros de los otros dos poderes.
-Yo creo en la legitimación popular de los magistrados. Creo que es un concepto muy fuerte en la Argentina porque venimos de una Justicia estática, que no ha hecho un mea culpa desde 1983 a la fecha, que subsistió en todos los procesos militares y todavía tenemos jueces que provienen de esa época.
En cambio, los otros dos poderes sí han hecho su revisión. A partir del 2001, del que se vayan todos, se empezó a construir una nueva legitimidad que no tiene que ver sólo con el voto popular sino con el apoyo de la ciudadanía. Pero a la mayoría de los miembros del Poder Judicial no les interesa la ponderación que tiene la sociedad sobre la Justicia.
-Da la impresión de que hay un intento desesperado del Gobierno para colonizar el Poder Judicial antes de dejar el poder.
-Eso es una chicana de aquellos sectores que no quieren que las cosas cambien. No sólo del Poder Judicial; esta resistencia es más amplia. A los jueces se los selecciona en el Consejo de la Magistratura donde están representados magistrados, abogados, académicos, oficialismo y oposición. Se hacen concursos transparentes, no es que se pone gente a dedo. Es imposible que haya una colonización. Aparte, los jueces quedan y los gobiernos pasan.
-¿En qué rol se la imagina a la Presidenta luego del 10 de diciembre? ¿Será quien maneje el gobierno de Daniel Scioli o de Florencio Randazzo, si ganasen?
-Desde lo político estoy convencida que ella será la conductora de todos nosotros. Sea quien sea el presidente. En cuanto a su rol institucional, para nosotros va a estar bien lo que ella elija. Yo la veo trascendiendo la Argentina.
-¿Sabe a quién votará en las PASO? ¿Scioli o Randazzo?
-No, no lo sé. En serio.
-¿Está esperando algún gesto de la Presidenta para decidir?
-En La Cámpora estamos en pleno debate. Pero en lo personal la campaña está muy en la vidriera y hay temas que son trascendentales para mí, como los derechos humanos, en los que no han surgido las posiciones. No le voy a pedir a Macri que diga qué piensa, pero creo que los candidatos del Frente para la Victoria todavía tienen que dar consideraciones.
-La Presidenta estuvo hace diez días a Mendoza y selló la paz con la dirigencia provincial luego de meses de mucha tensión. ¿No cree que el PJ mendocino apostó muy prematuramente al post-kirchnerismo?
-Creo que fue un proceso en el que el peronismo de Mendoza cometió muchos errores. Nosotros, me refiero a los sectores más cercanos al Gobierno nacional, siempre estuvimos en contra del desdoblamiento electoral. No fuimos escuchados. Luego vinieron las PASO y creo que fueron bastante armónicas y respetuosas. Hoy estamos todos caminando juntos con Adolfo Bermejo.
-¿Fue la Presidenta la que le ofreció ser candidata a senadora nacional por Mendoza?
-Al otro día de las PASO provinciales nos juntamos todos los sectores internos para reorganizarnos y allí se empezó a charlar que todos las líneas del Frente para la Victoria tuviéramos una sola lista de legisladores nacionales. Queríamos dar una señal clara a la militancia.
-Pero Rubén Miranda quería ser senador y Pérez diputado. Sin embargo usted termina primera en la lista a propuesta de la Casa Rosada. ¿Es correcto?
-Sí, fue una propuesta, pero fue consensuada.
-¿Pérez ayudó al bajarse de su candidatura a diputado y aceptar la del Parlasur?
-Me pareció una actitud que ayudó al conjunto. Fue bien recibida por todos.
-¿Entonces la Presidenta le dijo directamente si usted quería ser candidata a senadora, o no? En Maipú Cristina la trató con mucha familiaridad…
-Sí, pero la verdad es que lo hablamos entre muchos. Todos lo aceptaron.
-El Senado tiene un rol clave para designar los próximos miembros de la Corte, entre otras cosas. ¿Cristina pone a alguien de su plena confianza como usted para condicionar al próximo presidente?
-Creo que la Presidenta quiere sostener este proceso de participación en lugares clave de la juventud, que inició ella. En el Senado no hay jóvenes y ahora se da esta oportunidad. Creo que ella sigue apostando fuertemente a la juventud.
-Hay quienes creen que usted en el Senado no va a defender a Mendoza sino a los intereses de Cristina Kirchner.
-Lo mismo dicen ahora que soy diputada. Creo que los legisladores no sólo tenemos la obligación de legislar, sino que además abrimos puertas a funcionarios y a intendentes en la Nación para solucionar los problemas de la gente. Yo vengo haciendo eso y le consta a mis compañeros. Sucede que es un trabajo silencioso y así tiene que ser. Eso también es defender a la provincia.