Tres veces, dijo, resucitó. El año pasado, en su última internación, un cura le dio la extremaunción. En los últimos meses enfrentó desde su silla de ruedas una mudanza: la de aquella casa donde había fundado la Asociación Civil de Talleres Integrales en la que albergaba a jóvenes con capacidades especiales. Se sabía, más que ninguna otra cosa, una “militante de la vida”.
La actriz Ana María Giunta falleció ayer, a los 72 años, después de dar una larga lucha a su enfermedad. Según los primeros datos, murió en su casa de Balvanera, en companía de una de sus hijas.
Dos meses atrás, Giunta había confesado a Los Andes que no le temía a la muerte que rondaba: “Lo que pasa es que quiero vivir, es que estoy muy ocupada y tengo cosas por hacer”.
Infatigable, la actriz había manifestado en esa entrevista su sueño de volver a las tablas con un unipersonal propio o mediante una obra escrita exclusivamente para ella.“Un escritor que murió hace unos ocho meses, Tabaré, escribió una obra especial para mí” - ‘Belén Mujica, alma y fuego’-, explicó entonces. Aunque la actividad que más la apasionaba era la del día a día: las clases de teatro que dictaba a niños y jóvenes con diversos problemas.
Pero lo cierto es que su delicado estado de salud se iba agravando día a día. Bajo los cuidados de su marido, Ricardo Octavio Racconto (padre de sus dos hijas), Ana María hizo frente a sus dolores físicos.
“Hay que entender el tema del amor. Dos personas se ven, se atraen, hay calentura, hay química. Después viene el enamoramiento. Irse bañaditos a tomar una copita. Pero no es. Todavía no es. El amor viene con el tiempo y está lleno de encuentros y desencuentros, de malhumores, ideologías, euforias, enfermedades, hijos de todas clases y carcajadas. No es el acting del amor. Es la vida compartida”, había expresado la actriz al referirse a su pareja de 40 años.
La primera vez que se vieron Ana María Giunta y Ricardo Racconto fue en el escenario. Él, que entonces estudiaba teatro, había ido a castinearse para un papel en la obra “Pasas y almendras”, de David Eisenchlas. Cuatro décadas después, él sigue sosteniendo que Ana María es “primera en la vida”.
Mientras enfrentaba la mudanza de su taller, donde además trabaja su familia, Ana María expresó: “Ahí también están mis amores. Y si vieras cómo los trato. ‘Acá nadie es un pobrecito’, ‘Nadie se tiene lástima’, ése es el punto. Y me adoran. El otro día viene una madre que tiene una chiquita Down y me dice ‘Yo no sé cómo los soportás; no aguanto ni a la mía’. ‘Vos porque sos una hija de puta’, le contesté. Lo que pasa en esos talleres no tiene palabras. Es lo real”.
Recorrido y prestigio
Nacida en marzo de 1943, la actriz que participó en filmes como “La película del rey” y “Juan que reía” había logrado instalarse en el corazón del público.
Con un amplio recorrido teatral, Giunta se hizo popular a través de programas televisivos como “Atreverse”, “Tiempo final” y “Chiquititas”, entre otros, además de tener destacados papeles cinematográficos.
Ganadora del Cóndor de Plata por su actuación en "La película del rey", y distinguida como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Ana María Giunta recibió también el Premio Podestá a la trayectoria que entrega el Senado de la Nación.
En 1972, cuando todavía vivía en Mendoza, Giunta actuó en el filme mendocino "Viña en celo", basado en la novela de Rosa Antonietti Filippini y dirigido por Francisco Sarli.
La película tuvo un destino ciego. Según el periodista Juan Salvador Sánchez, Viña en Celo fue “el primer largometraje mendocino ‘desaparecido’ durante el último gobierno de facto, por subversivo y pornográfico”.
Hace poco más de un año, la actriz volvió a la provincia para un papel (secundario pero pregnante) en la película “Algunos días sin música”, dirigida por Matías Rojo. Ya tenía dificultades para respirar y caminar.
“Pero los chicos me cuidaron mucho. El único tema fue el gato. Yo tenía que simular estar dormida en la cama. Y me metieron un gato sin saber que les tengo pánico. Me agarró una fobia que ni te cuento pero ganó el profesionalismo. Lo disfruté, realmente”, comentó.
Con más de veinte apariciones en el cine argentino, su teléfono no dejó de sonar para pedirle participación en cortos, sobre todo de estudiantes de escuelas de cine.
-¿Te sentís de culto? -le preguntamos-
-Y sí. Me encanta cuando me llaman los pibes, y eso que no me pagan un mango. Me pasa que cuando voy al teatro a veces se viene el elenco entero de la obra a saludarme. Eso yo no lo he visto con nadie más que conmigo y China Zorrilla.
Mercedes Fernández, amiga del corazón y las palabras
El lazo más fuerte que Ana María Giunta siguió manteniendo con Mendoza a lo largo de los años está ligado a su amiga del alma, la escritora Mercedes Fernández. “¿Sabés por qué ha durado tanto nuestra amistad? Porque nunca nos han gustado los mismos tipos”, bromeó en la entrevista. Pero agregó: “Me siento muy orgullosa de tenerla cerca; es una gran mujer, una gran novelista”.
Mercedes Fernández habló de ese vínculo con su mejor amiga: “Agradezco a la vida haber tenido la oportunidad de conocer a una persona tan valiente. Porque así era ella, que se dedicó a defender siempre y con toda su pasión los derechos de los diferentes. Vivió al servicio de esa idea”.
A punto de viajar a Buenos Aires para despedirla, Mercedes destacó el trabajo casi anónimo pero inmenso que la actriz y asistente social realizaba con sus alumnos del taller. “Ella entendió que el arte es una de las grandes formas de sanación”.
Aun en los peores momentos de su enfermedad, asegura que Ana María nunca se victimizó; por el contrario, ponderó cada una de sus luchas, "peleó por la dignidad de los distintos con toda esa naturaleza a cuestas".
Ambas se conocieron en Mendoza, en 1968. Ese año, sus nombres aparecieron juntos en una antología poética y a partir de allí el arte las unió.
“Había que aceptar su verborragia, su sinceridad brutal, pero cuando lograbas llegar a ella te dabas cuenta de que su lengua era un arco y flecha, y siempre el tiro era certero”. Fernández se dedicó a la narrativa, Giunta siguió escribiendo poemas. De hecho, Mercedes hace dos años presentó el libro “Exorcizando”, escrito por la actriz, en la Feria del Libro de Buenos Aires.
“Siempre digo que la muerte no nos hace mejores; es algo que también hablaba con ella, pero no sé si va a haber alguien que tome la posta de su tremendo trabajo. Ella lograba que chicos con parálisis interpretaran a Shakespeare (no les escribía cualquier obra de angelitos), ¿se entiende?, ella entraba al teatro gritando ‘¿van a poner un asiento para mí?’. Y así daba sus lecciones, sobre todo la de atacar las normas, la de recuperar tu capacidad de ser persona”.
"Ayudó a cientos de chicos en su fundación"
Los restos de Ana María Giunta, de acuerdo a sus allegados, serán velados en una casa de servicios fúnebres del barrio de Palermo.
La Asociación Argentina de Actores informó que sus restos serán velados desde la mañana de hoy en Casa Zuccotti, Thames 1164, y luego serán trasladados al crematorio del Cementerio de la Chacarita.
La actriz murió en su casa del barrio porteño de Balvanera en la mañana de ayer tras padecer complicaciones de salud por afecciones respiratorias generadas por su adicción al cigarrillo y sobrepeso que incluso le dificultaban la movilidad.
El diseñador de indumentaria, Roberto Piazza, quien estuvo distanciado en los últimos años de la actriz dijo estar “azorado” por la noticia de su deceso. Incluso, expresó su “agradecimiento” por las enseñanzas de su vida y dijo: “Fuimos cómplices de muchas cosas en la vida”. Piazza destacó que “a pesar de que no estaba bien económicamente, ayudó a cientos de chicos” desde su fundación “pidiendo ayuda a todo el mundo”. “Lo que más me duele es que se fue triste”, apuntó el diseñador.
Giunta vivía prácticamente inmovilizada en una cama, con asistencia respiratoria, en el barrio de Balvanera tras sufrir el año pasado un ataque cardíaco-respiratorio, del que -según había contado a La Nación- la “sacaron con una inyección de adrenalina en el corazón”.
Debutó en cine en 1976 con el personaje de Minga, en “Juan que reía, Minga” y tras atravesar distintos roles en comedia y drama, participó en un filme independiente Sonrisas de New Jersey con el ganador del Oscar, el irlandés Daniel Day Lewis. Giunta participó también en varias de las películas cómicas de los hermanos Hugo y Gerardo Sofovich, mientras en teatro se destacó en roles de soporte en Doña Flor y sus dos Maridos y Secuestro de un industrial capitalista, dirigida por Darío Fo.
Tuits de los famosos
Jorge Rial. "Duele la muerte de Ana María Giunta. Una militante de la belleza más allá de las formas. Una luchadora contra la discriminación".
María Eugenia Ritó. "Otra triste noticia. Mis condolencias para la familia y círculo íntimo de la querida Ana María Giunta. #QEPD".
María Fernanda Callejón. "Querida Ana María Giunta, gracias por tu lucha de siempre; por tu talento y don de gente. QEPD".
Marcela Tauro. "Descansá en paz querida Ana María Giunta. Fuerza a tu familia".
Jorge Lafauci. "Dios, no te lleves más a los grandes".
María José Lubertino "Profundísimo dolor. Nuestro pésame a familiares y amigos de Ana María Giunta. Compañera en la lucha por la #nodiscriminación".
Roberto Piazza. "Mi querida, Ana María Giunta, te fuiste y no puedo despedirte porque no estoy en Buenos Aires. Hermosa amiga, gran artista. Maravilloso ser humano que tanto ha hecho por muchos. ¡Cúanto hemos compartido juntos querida Gorda! Siempre fue especial tenerte y disfrutarte. Me encuentro muy consternado por tu partida y por no poder estar con vos en el momento de tu vuelo".