La agitada y corta vida de Amy Winehouse reclamaba a gritos ser llevada al cine. Ahora hay un proyecto que ya está en marcha, alentado por su propio padre, Mitch Winehouse, aunque se desconocen aún muchos detalles al respecto. Pero la duda ya se cierne sobre los fans, que quieren saber cuál será el recorte que hará de esos 27 años dorados y trágicos.
Su padre anunció la noticia en el podcast "The Morning After", en conversación con el presentador Paul Dana; y sobre todo quiso dejar algunas cosas en claro, como las intenciones del proyecto, que no son otra cosa que una respuesta al incendiario documental que Asid Kapadia hizo en 2015.
Todo el dolor del mundo
Hablamos de una vida excesiva y cinematográfica. La historia de Amy, la niña que a sus 9 años no pudo reponerse del divorcio de sus padres y que pasó una pubertad tan atormentada como desamparada, solo contenida por su abuela paterna Cynthia, cuyo fallecimiento en 2006 fue como una estaca.
Serán retazos de la adolescente que se evadía fumando marihuana y bebiendo alcohol y que un día con solo 15 años le comentó a su mamá, con total inocencia, que había encontrado la forma más fácil de hacer dieta: comer todo lo que quisiera y después vomitarlo. La bulimia nunca la soltaría.
Esa era la niña que acumuló tantas penas que, rayando sus aún infantiles 15 años, era capaz de condensar en una canción todo el dolor del mundo. Muchos querían saber por qué Amy tenía una voz tan rasgada y doliente, siendo tan joven.
Hundirse de a poco
Fue su papá el que le inculcó el amor por el jazz a la niña Amy, que a sus diez años fundó su primera banda, Sweet'n' Sour, donde ya se mostraba como una promesa del rap.
Porque Amy, nacida en el norte de Londres (en los márgenes, diríamos), siempre tuvo afinidad por el hampa y los géneros de las orillas: el jazz, el rap, el R&B, etcétera. Con solo 15 años ya cantaba en pubs trasnochados. Un novio de esos años fue el que la promocionó con un productor, al que le entregó unas maquetas, y así, con 16 años, Amy Winehouse salía del suburbio para conquistar el mundo.
Su primer disco, "Frank" (2003, un homenaje a Sinatra, ídolo de ella y su padre), tuvo buena repercusión en la crítica. Y con él se acentuó el caos en su vida, cuando las giras le empezaron a imponer viajes, grabaciones, obligaciones, agendas y esas pesadillas que era tener que dar entrevistas, en las que -como se puede ver en varios videos- se aburría por demás.
Pero en ese 2003 también iba a conocer al otro hombre que, después de su padre, le cambió la vida, Blake Fielder. Fue su gran amor, su inspiración y también el tropiezo que la terminó de hundir. Él venía con una historia triste como la suya (con intentos de suicidio siendo niño) y la introdujo en el crack, la heroína y la vida al límite. Se casaron a escondidas en Miami en el 2007, se separaron en 2009, se reconciliaron en 2010. Lo amó, lo odió y lo volvió a amar. Hasta se lo tatuó.
Cartografía en el cuerpo
En 1,60 metros de alto y apenas 45 kilos de peso, Amy Winehouse condensaba también las huellas de su vida. Entre el tocado intenso y alto, el beehive, hasta los zapatos que solía lucir, de fina punta, Amy fue dejando constancia en sus tatuajes de las cosas que le fueron pasando en la vida.
El nombre de Blake lo tenía tatuado en el pecho, cerca del corazón. Después de morir, su familia lo acusó de haberla inducido al oscuro mundo de las adicciones, aunque el romance que vivieron fue nocivo en todo sentido, con reiterados brotes de celos y hasta autolesiones. En el 2008, él fue condenado a 27 meses de prisión por agredir al dueño de un pub. Salió mucho antes de tiempo, pero la soledad y la tristeza con la que ella pasó esos días la motivaron a tatuarse una lágrima negra en la cara.
Llevaba el nombre de Cynthia, su abuela, en el brazo derecho, al lado del dibujo de una mujer muy parecida a ella misma, con piernas finas y largas. En el otro brazo, llevaba una mujer con los pechos al aire.
Un ancla era lo que se trazaba, como un símbolo de fuerza terrenal, en su panza. Y en el hombro izquierdo, tenía la frase "Daddy's girl"; es decir, "chica de papá". Era adoración lo que sentía por él.
En el documental que encendió la polémica Mitch Winehouse quedó en el ojo de la tormenta cuando, en 2015, el británico Asif Kapadia estrenó "Amy", un documental revelador para unos e insultante para otros. En él no solo sacaba del baúl archivos inéditos de la familia, que en un principio le dio total apoyo, sino que apuntó de manera descarnada contra el padre, al que deja como el gran culpable de la adicción de su hija por las drogas y el alcohol, y por ende lo responsabilizaba así de su muerte, ocurrida en 2011 a la "edad maldita" de 27 años.
Según el documental, en el que hay entrevistas a Fielder, Amy se inyectó heroína por primera vez en frente del propio Mitch. Él, y toda la familia, estalló en ira: "Tenían una idea muy clara de la película que querían hacer y no tenían ninguna intención de permitir que sus amigos o la verdad se interpusieran en su camino", reclamó en su momento él, en el diario The Sun.
Desde entonces, la familia comenzó un frenético (e infructuoso) camino para que se produzca otra película, con una versión alternativa a la del documental. "Más fiel a lo que ella fue", declararon.
En su momento, contaron que habían empezado a hablar con Phil Griffin, que era buen amigo de Amy y que dirigió el video de "Rehab" y el de "Back to Black", para colaborar con él. "Ya tenemos ideas sobre las que vamos a hablar. Estamos entusiasmados. No podés ignorar lo que le pasó a Amy, eso sería estúpido, pero hay muchas más cosas que le pasaron a Amy además de eso", decían. Y recién cinco años después es que puede anunciar una réplica a la versión de Kapadia.
La historia ¿oficial?
El anuncio de una biopic de Amy Winehouse cae en una línea temporal de celebridades británicas llevadas a la pantalla: primero la oscarizada película "Bohemian Rhapsody", un retrato de Freddie Mercury y Queen; después "Rocketman", que hizo lo propio con Elton John; y más recientemente "Stardust", todavía sin fecha de estreno, sobre la transformación de David Bowie en su alter ego, Ziggy Stardust.
En este clima nos enteramos, por el propio Mitch, que la reina del beehive también espera su homenaje póstumo en el cine y también en los escenarios, con un espectáculo musical que se llegará en algún momento a Broadway, cuando el coronavirus lo permita.
"Tenemos una película adorable, preparamos un show en Broadway... y así es como nos defenderemos: retratando a Amy como fue realmente", dijo en el podcast citado, en referencia al registro de Kapadia.
“La película será estrenada en un año o dos. Hemos estado en conversaciones, estamos en la etapa de guión. La película será una biopic”, amplió.
Y el elenco conllevará ciertas decepciones, puesto que ninguna celebridad tendrá que vérselas con el difícil personaje. Mitch quiere que el reparto esté formado por desconocidos y que la Amy elegida sea, en lo posible, una chica judía del norte o este de Londres, lo que llevaría a que se parezca, en la composición y la forma de hablar con la cantante.
Mitch quiere que la película se parezca a las biopics nombradas. "Por supuesto, contaremos una historia distinta, pero tendrá una línea parecida. Igual, todavía no llegamos tan lejos. Es todo muy emocionante", aseguró. No especificó si hay intenciones de que llegue a estrenarse el próximo año, cuando se cumplan diez años desde ese 23 de julio en el que la inolvidable voz del soul tomó más alcohol del que un pequeño cuerpo puede resistir.