Alina Rodríguez Hualpa mide 1,65. Con tacos altos, mide un poco más. Pero cuando sumamos su peinado "beehive", para medir su estatura hay que levantar la cabeza.
Tiene la mirada rasgada por un delineador fuerte y sus vestidos son pura imaginería pin up. Vintage, según quién lo vea. Cuando Alina es Amy Rod (su versión tributo de Amy Winehouse) se roba todas las miradas.
Y no es una exageración: el año pasado dejó en “sold out” la boletería del Teatro Independencia, por lo que tuvo que agregar otro show casi seguido. Y pasó lo mismo. Sorpresa total.
"¿Qué es este fenómeno de la Amy Winehouse mendocina?", nos preguntábamos entonces. Y ahora, Alina (32) llega a diario Los Andes para explicarlo. La acompaña, guitarra en mano, Belén Larroulet, integrante de su potente banda de diez músicos, con la que hoy va a actuar en el Teatro Mendoza, recreando el mítico "Live in London" de la eterna, la "verdadera" Amy, aquella que se fue a los 27 años en una sobredosis de alcohol.
"Siempre digo que soy una actriz que canta", apunta Alina antes de empezar. Y de hecho, ella tampoco dejó que este proyecto acaparara toda su inquietud artística: canta en Morning Wood y, entre sus proyectos teatrales, está "Coralia", una adaptación de "La Sirenita" que dirige Pinty Saba. De chica, Alina quería ser profesora de historia o estudiar Ciencias Políticas: nadie podía imaginar que de grande iba a ser Amy Winehouse (otro personaje más en su repertorio actoral, nos dirá).
Lo insólito es constatar que, aunque haya muchas “Amys” dispersas por el mundo, en su caso la voz y el físico se unen asombrosamente. Y ese parecido lo descubrió “jugando”:
“Empecé a cantar a los 18 o 19, y canté mucho tiempo antes de descubrir a Amy. Empezó como con un juego. Es lo que tiene ser actriz: jugar haciendo diferentes roles”, apunta.
Con Belén comenzó el viaje que la llevó a verse cara a cara con la blusera más bella de Londres. “En nuestro proyecto anterior hacíamos un par de canciones de Amy, y un día jugando le dije de probar hacerlas imitando su color. Se rieron, pero me dijeron que probáramos”. Ella no lo dice, pero asumimos que el resultado los dejó boquiabiertos.
-¿Y cuál fue la primera canción que hiciste de ella?
- “Back to black”. Es una canción que cada vez que canto me sigue enamorando. No me pasa con todas, pero esa me conmueve siempre. Encuentro ahí la identidad de Amy. Me retrotrae al videoclip, a cómo la ha cantado en sesiones en vivo. He visto muchas veces ese tema y veo cómo siempre conectaba con ese tema. Conectaba con muchos otros también, pero ese la llevaba a su dolor más profundo.
-Desde que empezaste a cantar canciones de ella a cuando empezaste a vestirte y preparar el "personaje", ¿qué pasó?
-Muchas dudas. Muchos miedos, también. Por comparaciones, por ver si daba la talla... También inseguridades. Hay toda una mística alrededor de ella. No es una cantante cualquiera. De hecho, yo me sorprendí mucho de que hubiera tanta gente seguidora acá en Mendoza. Me pregunté cuántos iban a ir a vernos y por eso nuestra primera expectativa fue tocar en bares o pequeños teatros. Me dije que eso iba a quedar ahí.
-Pero no...
-El proyecto fue creciendo solo. La expectativa era más baja de lo que nos fue proponiendo la gente. Ha sido el único proyecto en el que he estado y en el que vea que la gente te pida, te pregunte, cuándo tocamos y dónde comprar la entrada. Desde lo independiente uno vive remándola, pero con Amy Winehouse fue distinto. El proyecto se fue moviendo solo.
-¿Cómo surgió la posibilidad de presentarse en el Teatro Mendoza?
-Este año no nos habíamos presentado en ningún teatro. Había quedado un poco dormido el proyecto y pensamos en un show o dos, como mucho. Después de la inauguración, estimamos que era lo mejor, pues la sala está en boca de todos. Para mí va a ser un enorme privilegio cantar ahí, después de 14 años que estuvo cerrado.
En efecto, esta noche se montará el mítico “Live in London”, registrado el 27 de mayo de 2007 en el Shepherd’s Bush Empire de la capital inglesa. Para ello, lidera una formación que, además de ellas dos, suma a Facundo Pelaitai (teclas), Emma Calle (batería), Oaky Cáceres (saxo), Gerardo Lucero (bajo) y músicos invitados para la sección de vientos y coros.
“Al ser un tributo, hay cosas que están más libradas a la interpretación, como un solo, pero la estructura en sí está basada en el show. Eso sí, como el original es corto, porque dura unos 55 minutos, dijimos de hacer una pequeña entrada, con unos cuantos temas que quedaron afuera del show y nos gustaría interpretar”, explica.
-¿Cómo estudiás la voz de Amy?
-Al ser un tributo, tratamos de estudiar en profundidad el material. Algo muy difícil, porque todas sus interpretaciones en vivo son distintas, porque ella viene del palo del jazz y los músicos también, por lo que se improvisa siempre distinto. No se ata nunca a ninguna estructura vocal.
-Imagino que, teniendo en cuenta esa libertad interpretativa, más que intentar imitar tenés que captar un espíritu...
-Totalmente. Pude haber escuchado mil veces sus partes, pero al fin y al cabo quien lo canta es Alina. Le termino dando mi color y mi impronta. Trato entonces de tener algunos yeites, practicar su colocación, escuchar dónde pone más su resonancia y la articulación, que en ella era muy característica: con la boca más caída y mucha articulación en los labios.
-Pero hay cosas que no hacés...
-No, cosas que tienen que ver con su estado anímico de ese momento. Por ejemplo, hay veces que cantaba bajo la influencia de la droga o alcoholizada. Eso yo no lo puedo hacer. Podría imitarlo,pero me parecería bizarro imitar esos momentos, que no eran donde ella más brillaba. Me han preguntado si hago el juego de tomar en el escenario, pero no, porque me parecería una falta de respeto. Es la parte que más duele de ella.
Antes de cantar sus canciones, soy amante de su música.
-¿Y lo estético?
-Trato de cuidarlo al máximo y elegir looks que sean parecidos a los que ella usaba: pin up cincuentoso, de la época de las grandes artistas de jazz, que usaban un peinado “beehive” (panal de abejas) y delineado bien marcado. Ella lo llevó al extremo, como caricaturizado. Decía en algunas entrevistas que nunca salía sin peinarse. Cuidaba mucho su pelo. Quizás salía con lo primero que encontraba, pero su pelo estaba perfecto. Era icónico en ella.
-Entiendo que tributás el personaje, pero que el personaje no te poseyó.
-¡No! Entre los miedos que me daban al principio estaba ese. Es un personaje más que encaro, como si fuera teatro. No es que yo quiera ser Amy, solo es cantar y reinterpretar sus canciones.
Entre sus proyectos próximos está el unir la vida de Amy con sus canciones, con concepto teatral. “Hacerle vivir a la gente una experiencia”, acota Belén, sentada al lado. Alina asiente y resume: “Eso es lo que más me gusta que la gente me diga: ‘fue como verla a ella, pero vos le das tu toque’”.
Sepa más
Amy Rod, "Live in London"
Fecha y hora: Hoy, a las 20.
Lugar: Teatro Mendoza (San Juan 1427)
Entradas: $200 y $400, en boletería antes del show y eventbrite.com.ar.