Cuando Amparo Sánchez (Amparanoia) decidió mudarse a un rincón de la montaña pensó: "Es la mejor herencia que puedo dejarle a mis hijos". Y apostó a una vida diferente: más ecológica y en armonía con la naturaleza. Es que alejada de Barcelona, la cantaora armó su propia huerta, se cobijó y alumbró con energía solar y se rodeó de plantas y animales.
Pero jamás se alejó de la música: ambientó su estudio, compuso canciones, salió de gira y hasta se lanzó a la producción, para dar respuesta a los artistas emergentes que se le acercaban en busca de consejos. Empezó casi sin darse cuenta pero cuando lo hizo, pensó: "Puedo alimentar a la ilusión de quien recién empieza y pasar a alguien todos estos años de experiencia, compartirlo".
Y el legado es un tesoro: Amparo Sánchez es una de las pioneras de la música mestiza en España: puede saltar de la rumba a la potencia balcánica; atravesar el rock, el latin jazz y la cumbia colombiana para después recalar en de la música árabe o la zíngara. Como si nada.
Todo eso -y más- puede, la mujer que durante una década y más lideró Amparanoia. Ocho discos registran el ciclo vital de este proyecto con el que se ganó el apodo de "la Chao española" (como las líricas del franco-español, las suyas también son urgentes); y un sinfin de colaboraciones con artistas de aquí y de allá: Mimi Maura ("Amor por tí"), Macaco ("La madera"), Kevin Johansen ("Ese lunar") o Bebe ("Fuera fiera").
Pero Amparo Sánchez también es una cantaora. Nació en Andalucía (en Alcalá la Real), tierra del arte jondo y las juergas flamencas. Y al origen, piensa, siempre se vuelve. Por eso decidió grabar un disco que reeditara la atmósfera, despojada en la que nacen las canciones. Lo llamó "Alma de cantaora" (2012) y con él salió de viaje.
"Estoy muy contenta", dice; y es fácil intuir la sonrisa que le cruza la cara. Porque la gira que la trajo al país incluye regresos (Córdoba, 'Buenojaire') y escenarios que nunca antes había pisado: la ciudad patagónica de Río Turbio, hace unos días; y Mendoza, esta noche (a las 22, en Rumbo Perdido).
La española llega para desenfundar la guitarra acústica junto al acordeonista cordobés Juan Sans, uno de los integrantes del ensamble que armó en Córdoba ("espero volver con la banda", desea).
Guitarra y acordeón, sí, porque se trata de un debut desenchufado e intimista, que prescinde de la instrumentación pero no de los mensajes urgentes: el respeto por la madre tierra, los derechos humanos, la mujer. "Apoyar a aquellos que no tienen voz es la pequeña semillita que podemos dejar. La música tiene el poder de alegrarnos, de unirnos, de hermanarnos. Es poderosa", cree.
-Como siempre digo: todo en la vida tiene su cara "A" y su cara "B".
Amparo Sánchez: volver a las raíces
En España fue pionera del mestizaje musical. Hoy aterriza por primera vez con “Alma de cantaora”, un disco despojado de instrumentación pero anclado en letras urgentes.
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