Amnesia en el cristinismo

Juzgan y condenan al resto de sus compatriotas y al mundo entero con la vara opuesta a la que aplican para sí mismos. Las principales caras del gobierno nacional olvidan sus pecados tanto como magnifican los ajenos.

Amnesia en el cristinismo

El gobierno nacional sufre una terrible enfermedad política: amnesia parcial. Se acuerdan solo de algunas cosas de su vida. No se acuerdan de lo que no les conviene. Se presentan a si mismos como impolutas Madres Teresas de Calcuta o como Che Guevaras recién bajados de la Sierra Maestra. Aspiran a que el común de los argentinos se olvide de dónde vienen y hacia dónde van.

Julio Alak se olvidó de que fue uno de los intendentes preferidos por Carlos Menem. O que fue eyectado de Aerolíneas Argentinas por su mala gestión.

Jorge Capitanich se olvidó de su amistad y de que fue funcionario tanto de Carlos Menem como de Domingo Cavallo. En ese momento el Coqui, que hoy parece ubicarse a la izquierda de Fidel Castro, tenía un colaborador que con el tiempo se haría muy famoso: Axel Kicillof.

Sí, muchachos de La Cámpora. Vayan al Google aunque sea. Coqui trabajó con Cavallo y en ese momento Kichi trabajó con Coqui. Eso sí, con los libros de Karl Marx debajo de la axila.

Capitanich también se olvidó de lo más grave: fue socio de Aldo Ducler y ahí conoció y se ganó la confianza de Néstor Kirchner.

Porque fue su consultora la que manejó los tristemente célebres fondos de Santa Cruz, que se evaporaron en el aire sin que el pueblo haya visto una sola boleta de depósito o un solo resumen de cuenta para ver en qué bancos y con qué intereses estuvieron esos dineros públicos, manejados como si fueran propios por Néstor. Después Ducler fue investigado por el Senado de los Estados Unidos por su relación con un cártel de narcos mexicano.

Sorpresas te da la vida y el archivo.

Carlos Tomada se olvidó de que integró la delegación que viajó a la sede de la OIT en Ginebra durante la dictadura militar.

Héctor Timerman se olvidó de que dirigía el diario La Tarde cuando se sacó esa foto en la que está junto a su padre brindando con el jefe del terrorismo de Estado, Jorge Rafael Videla.

También se olvidó que fue candidato de Elisa Carrió y de que alguna vez fue un hombre apreciado en la colectividad judía. Se olvidó además de poner a su nombre alguna casa o algún departamento.

Habita un departamento de lujo en Capital, suele retozar en una mansión en Punta del Este pero no tiene nada a su nombre. Pobre Timerman, no tiene casa propia. Si yo fuera más solidario debería iniciar una campaña llamada “Un techo para Timerman” y juntar fondos a tal efecto.

Alicia Kirchner se olvidó de que fue funcionaria en el gobierno santacruceño durante la dictadura.

Juan Manzur se olvidó de la forma veloz en la que se enriqueció en Tucumán. Igual que Julio de Vido se olvidó de que alguna vez fue pobre y nunca trabajó en la actividad privada.

Amado Boudou se olvidó de poner a su nombre un auto, tres documentos, una empresa de construcción y una de fabricar billetes. Amado se olvidó de que fue militante de los Alsogaray y alumno del CEMA.

Axel se olvidó del centro de estudios que presidía y denunciaba los dibujos del Indec con la inflación.

Oscar Parrilli se olvidó de que fue el miembro informante del bloque menemista para privatizar YPF y que su actual segundo, Gustavo López, fue un funcionario muy cercano a Fernando de la Rúa.

Débora Giorgi se olvidó de que trabajaba en la UIA.

En fin, cambia todo cambia. “Olvido y perdón”, se podría llamar a esa nueva agrupación del cristinismo.

Pero la que más olvidó fue Cristina. Por eso es la jefa. Se olvidó de que hicieron la primera fortuna en Río Gallegos embargando las casas de los pobres deudores que no podían pagar sus créditos, fueron buitres del sur que no presentaron un solo hábeas corpus por los desaparecidos o que acompañaron a Carlos Menem en 7 oportunidades en la boleta electoral o que Domingo Cavallo y Néstor siempre fueron aliados y se elogiaron mutuamente.

Cristina se olvidó de que en un par de programas de televisión que tengo grabados dijo que era amiga de Cavallo y defendió a muerte a Eduardo Duhalde. O que calificaron a Menem como el mejor presidente después de Perón.

Yo quiero acordarme de dos frases sobre la memoria. Una dice que es el único paraíso del que no te pueden expulsar. Y la otra dice que la memoria es el escribano del alma. Y el olvido es un disparo a la conciencia. Por más memoria y menos olvido. Publíquese y archívese.

Gentileza: Radio Mitre

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