Los primeros pasos del presidente electo de los EEUU lo muestran más cerca de cumplir sus promesas de campaña respecto de América Latina que de incumplirlas. Ha dicho que comenzará por expulsar a cerca de 3 millones de inmigrantes ilegales con antecedentes penales -adquiridos dentro o fuera de los EEUU- algo que había anticipado. La clave de que intentará hacerlo es la designación del secretario de Justicia. Se trata de un senador republicano de Alabama (Sessions), denunciado por racista, acusación que le impidió años atrás ser juez de primera instancia, que integraba el equipo asesor de Trump en el área de defensa y que siempre ha tenido posiciones “duras” en materia de inmigración.
Ha sido el primer “secretario” -así se denomina en los EEUU a los ministros- que ha designado, mostrando prioridad en el tema y que es un área que no someterá a consulta con el Partido Republicano. Se trata del funcionario en cuya competencia recae el tema de expulsar a los ilegales con antecedentes penales.
Que Trump va a cumplir sus promesas de campaña es lo que han mostrado en los últimos días los mercados respecto de México, que ha visto devaluarse fuertemente su moneda, aumentar el costo de endeudamiento y bajar el precio de sus empresas. En cuanto a América Latina, el flujo de capitales de los países emergentes hacia los EEUU ha perjudicado a la región. Frente a ello, en la Cumbre de la APEC, realizada en Lima, Obama y Peña Nieto analizaron medidas a adoptar para hacer irreversibles aspectos de la integración entre los dos países.
En México, el temor a Trump genera efectos políticos, económicos y sociales y en Cuba se teme un retroceso en la recomposición de relaciones alcanzada con Obama. Los técnicos mexicanos calculan que la salida del Nafta llevaría cuatro años, el doble del Brexit. Pero los efectos económicos son inmediatos. El Banco Central se ha visto obligado a subir las tasas de interés por quinta vez en el año, sube la inflación y los pronósticos anticipan que el país puede entrar en recesión. Pobladores de Tijuana llevan en procesión una imagen de la Virgen de Guadalupe -la gran devoción religiosa popular mexicana- al límite fronterizo donde se extendería el muro, sobre el que Trump no ha hablado después de su victoria.
El gobierno mexicano, por su parte, ha reforzado con personal y medios sus consulados en los EEUU previendo un fuerte incremento de las deportaciones. Más de 5.000 empresas mexicanas han firmado un manifiesto a favor del Nafta, señalando que su final provocará un fuerte aumento del desempleo en el país, especialmente en los estados fronterizos con los EEUU.
La oposición presiona a Peña Nieto para que endurezca su postura frente a Trump, al mismo tiempo que la imagen del presidente cae a sólo 25% de popularidad, la más baja de un jefe de Estado mexicano en dos décadas, es decir desde que la crisis del llamado “efecto Tequila” afectó la imagen del presidente Salinas de Gortari. En cuanto a Cuba, el primer ministro de Canadá (Trudeau) dijo que la elección de Trump no cambiará la buena relación de su país alcanzada con el régimen castrista en los últimos meses.
Con Trump, América del Sur será la región del mundo con menor prioridad estratégica y ello implica que el interés de EEUU con la crisis venezolana y el acuerdo de paz en Colombia, disminuirán. Mientras el presidente Santos viajó a EEUU para tratarse de las secuelas de un cáncer, anunció el nuevo acuerdo de paz firmado con las FARC en La Habana, que recoge parte de las críticas planteadas por la oposición, que lo ha rechazado.
Lo envía esta semana al Congreso para su aprobación, desechando la alternativa de convocar a un nuevo referéndum dada la experiencia reciente. Obama y la OEA han respaldado el nuevo acuerdo y las FARC han advertido sobre el inicio de una “guerra sucia”, tras un incidente en el cual fueron muertos dos guerrilleros y otro detenido pese al cese de fuego.
Respecto de Venezuela, un tribunal de New York condenó por tráfico de drogas a dos sobrinos de Maduro, quien denuncia que el fallo es una maniobra de la Administración Obama. El diálogo entre el oficialismo y la oposición auspiciado por Washington y el Vaticano se va diluyendo. Maduro ha dicho que no convocará al revocatorio, cuyo plazo vence el 10 de enero para que sea efectivo para llamar una nueva elección y la Corte impide al parlamento iniciar el juicio político al presidente.
La oposición -dividida y debilitada por un diálogo con pocos resultados- ha convocado a un “revocatorio popular”, buscando reunir 7 millones de firmas en 5 días para impulsarlo. La Cumbre de la APEC (foro de 21 países del Pacífico que reúne 60% del PBI mundial y 40% de la población) se realizó en Lima y el presidente Kuckzinski, como anfitrión, exhortó a los países que lo integran a defender el libre comercio y no volver a las políticas de los años treinta del siglo pasado.
En el Cono Sur, también llegan los efectos, aunque en menor medida. Brasil devaluó 10% desde el triunfo del candidato republicano y parece dispuesto a hacerlo más, de acuerdo con la evolución de la situación y cuando el tercer trimestre muestre que la recesión continúa.
Las asociaciones que representan a los afro-descendientes, han denunciado que en el primer semestre del año, las agresiones hacia su comunidad han aumentado 76%, evidenciando que el problema racial está llegando también a América el Sur.
En la Argentina, el presidente Macri tuvo una conversación telefónica con Trump, gestionada a través de su yerno, al mismo tiempo que legisladores opositores denuncian que inmigrantes de países limítrofes en forma creciente usan la infraestructura de educación y salud gratuita del país y el gobierno prepara un decreto para hacer más severas las condiciones para entrar y salir del país, lo que ha ocasionado protestas de los inmigrantes y un reclamo del gobierno de Paraguay. La presidente chilena (Bachelet), asistió en Lima a la Cumbre de la APEC, defendiendo el libre comercio, al igual que sus colegas de Perú y México.
En este marco, con Trump América del Sur -no América Latina- será la región con menos prioridad estratégica para EEUU y ello debe ser advertido desde la Argentina, cuando el cambio de escenario global hace conveniente un debate sobre la estrategia del país para insertarse en el mundo.