Amazon, la principal empresa distribuidora de libros y publicaciones por Internet, y sobre todo la cabeza de la nueva revolución tecnológica de la "nube" o "cloud computing", compró hace dos semanas "Whole Foods" la mayor cadena de venta de productos alimentarios premium (en especial quesos y pescados de marca), que dispone de más de 400 grandes almacenes, por una suma de U$S 13.700 millones.
Lo que se propone hacer Jeff Bezos, titular de Amazon, con su nueva adquisición es desatar un proceso de reestructuración similar a los que ya ha realizado con las librerías y las salas cinematográficas de los países avanzados.
Este proceso consiste en eliminar su condición de canales vitales de distribución de libros y productos cinematográficos, e incorporar esta función a la “nube” o “cloud computing, convirtiéndolas en plataformas de marketing y en centros de entretenimientos de alcance global.
Ahora la vocación disruptiva de Bezos se dirige a transformar la industria agroalimentaria en el sector de punta de las cadenas de distribución de alimentos (Walmart, Carrefour, etc.).
La contrapartida de la plataforma en la “nube” de Amazon (AWS) es una cadena logística de extensión global de 96 centros de distribución en el mundo con los que atiende a 240 millones de clientes.
La extraordinaria capacidad de reestructuración de Amazon a través de la "nube" se revela en los siguientes datos: dispone ya de 43% de todas las ventas al menudeo por Internet en Estados Unidos, y lo mismo ocurre con más de 50% de la búsqueda de productos por la red de redes norteamericana, con un total de transacciones por U$S 63.000 millones en 2016 (sólo en EE.UU.), una suma mayor a la de los 10 siguientes vendedores por Internet combinados.
Lo que se apresta a realizar Jeff Bezos con Whole Foods no es otra cosa que la aplicación de la nueva revolución industrial a la cadena trasnacional de producción y distribución agroalimentaria, una de las más integradas e internacionalizadas del capitalismo del siglo XXI.
El proceso de concentración y reestructuración que está experimentando la totalidad de la cadena mundial de producción agroalimentaria tiene un solo objetivo (sentido): ampliar el sistema y aumentar el número de actores para multiplicar la producción y bajar los costos de los agroalimentos en el mercado mundial, que se duplica en los próximos 20 años.
La siguiente etapa consiste en la aplicación en gran escala de la robotización y la inteligencia artificial a la totalidad de la cadena agroalimentaria, multiplicando lo que ya está haciendo la “agricultura de precisión” en la actividad primaria, así como el uso intensivo y creciente de la robotización en la industria de maquinaria agrícola.
El significado económico de la nueva revolución industrial es que abre de inmediato y en forma exponencial nuevas oportunidades de negocios vinculados a la producción agroalimentaria, con bienes de mayor calidad, gustos diferenciados, y más saludables.
Internet, como mecanismo global de producción, es ante todo una forma históricamente novedosa de crear valor y de hacerlo -como es propio del capitalismo del siglo XXI-, a través del uso intensivo del conocimiento.