Amado Boudou excede todos los límites

Cada día que pasa, a Amado Boudou le aparece una nueva denuncia. Pero resulta que ahora son de situaciones anteriores a su gestión como vicepresidente, e incluso como ministro de Economía. Tal cual el hecho de fijar como residencia en su documento de iden

Amado Boudou excede todos los límites

La Argentina se encuentra ubicada entre los países con más corrupción, según señala un duro informe dado a conocer por el Foro Económico Mundial realizado en Davos, que nos ubica en el puesto 104 -en un ranking que contempla a 144 países- y que pone además muy malas calificaciones en los indicadores que miden la calidad institucional y la transparencia de los países.

En el aspecto institucional, el organismo pone de relieve que el desvío de fondos públicos, el despilfarro del gasto del gobierno, la confianza pública en los políticos, el favoritismo en las decisiones oficiales, los pagos irregulares y las coimas encabezan las principales preocupaciones a la hora de hacer negocios en la Argentina.

El foro remarcó que también el país sufre de una baja calidad institucional, apareciendo en el puesto 139 en la categoría "ética y corrupción", ocupa el penúltimo lugar en "desvío de fondos públicos" -sólo delante de Venezuela- y además el puesto 127 de "independencia judicial" y en "pagos irregulares y sobornos".

Esa baja calificación responde, sin dudas, a la gestión del gobierno que ha generado denuncias permanentes tanto por el desmesurado crecimiento patrimonial de quienes ejercen la función pública, como de empresarios allegados al Gobierno.

Pero si hay alguien a nivel individual que contribuyó y sigue haciéndolo para alcanzar esas bajas calificaciones, es sin dudas el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, un hombre que aporta con creces en la caída de la confianza en los políticos.

Boudou comenzó a trascender a la luz pública desde su gestión en la Anses, ganando la confianza de la conducción del país que lo designó ministro de Economía primero y candidato a vicepresidente luego, en un acto en el que quedó de manifiesto la "dedocracia", porque fueron muchos los que se sorprendieron cuando la propia presidenta anunció a quien sería la persona que la acompañaría en la fórmula.

Saboreó las mieles del éxito, se dejaba ver en la noche porteña y no midió las consecuencias porque pronto todo se le derrumbó cuando trascendieron las graves denuncias en la causa Ciccone y se hunde aún más a medida que aparecen nuevas denuncias sobre él.

No quedan dudas de que la segunda autoridad del país contaba con antecedentes más que elocuentes para que su candidatura pudiera recibir cuestionamientos de sus pares de no haber funcionado "el dedo".

Durante su gestión como secretario de Hacienda y Finanzas, medió en un préstamo para construir viviendas y lanzó el Plan Federal. Las 484 casas y dos establecimientos escolares incluidos en el plan, nunca se terminaron de construir, a pesar de haberse pagado en 2007 dos tercios del monto acordado a la empresa encargada.

Se descubrió también que uno de sus autos está "flojo de papeles", ya que figuraba radicado en un domicilio en el que nunca vivió Boudou y cuya propietaria dijo que nunca lo vio ni lo conoce; hasta se supo que en su documento de identidad figura viviendo en el Partido de la Costa, en un lugar donde sólo hay un médano. Cualquier persona común podría preguntarse: si no tenía nada que esconder ¿para qué dar domicilios falsos?.

Lo que sucede con Amado Boudou es realmente patético. De allí que resulte incomprensible no sólo el silencio del Gobierno en general, sino la defensa que surge de parte de algunos de sus integrantes, como sucede con el jefe de Gabinete convertido ahora en vocero presidencial, Jorge Capitanich.

En síntesis, que la baja calificación internacional surge por causas propias y no por campañas mediáticas, como suele atribuir el kirchnerismo a sus errores, siendo el vicepresidente quien más ha contribuido a esa pésima evaluación.

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