Cuando aterrizó hace una semana en San Pablo, Martín Alund nunca hubiera imaginado la semana que vivió.
Más allá de que para muchos fue una sorpresa, la realidad es que Alund encontró la semana mágica que todo tenista necesita y se va de Brasil (cayó frente a Nadal por 6-3, 6-7 y 6-1) con la frente bien alta.
Es que no sólo llegó a una semifinal de ATP, algo con lo que debe haber soñado en tantas noches de descanso en pensiones cuando jugaba Futures en lugares recónditos, sino que enfrentó y le ganó un set a Rafael Nadal en polvo de ladrillo. No se puede pedir más.
Pero como el tenis no para y la carrera de este mendocino de 27 años está en franco ascenso, lo mejor está por venir. Es que sus triunfos en tierras paulistas lo llevaron a meterse entre los mejores 100 del mundo, le dieron la clasificación directa al ATP de Buenos Aires y el ingreso a los Masters Series que se vienen.
El mendocino embolsó, además, 26.000 dólares, lo que significa el diez por ciento de todas las ganancias que había conseguido hasta ahora como profesional del deporte.
Nadal volvió a mostrarse falto de ritmo y poco seguro con su saque, algo que aprovechó su rival (el número 111 del mundo) para forzar un tercer set. El tenista mallorquín sigue evidenciando falta de ritmo tras una ausencia de siete meses por lesión.
Alund estuvo muy cerca de quebrar en el tercer game del primer set, pero no lo aprovechó. En cambio, Nadal sí aprovechó en el octavo para romper el saque de su rival y sumar a continuación el primer set con su saque (6-3).
Nada bajó la moral de un Alund que se mostró muy fuerte. Apretó el puño en cada punto ganado y hasta se animó a tirar un par de drops que sorprendieron al español.
Ninguno tuvo la opción de quebrar el saque de su rival en el segundo set con lo que éste llegó al tie-break. Allí Alund sacó rápidas ventajas y hasta tiró un lujito que fue ovacionado por un público que estaba netamente a favor de Nadal.
Así las cosas, el duelo llegó al tercer y definitivo set, cuando esta vez el número cinco del mundo sí se sintió tocado en su orgullo. Nadal cortó las intenciones de su rival por lo sano y sumó un 'break' tras otro desde el primer juego. Con la contundencia que se podía esperar desde el principio, pese a la falta de rodaje, Nadal arrolló a Alund (6-1) y selló su pase a la segunda final consecutiva desde su regreso.
Su rival en la final es David Nalbandian quien, a sus 31 años, tampoco es el jugador que fue finalista en Wimbledon 2002 y campeón del Masters 2005 lo que le llevó a ser la tercera raqueta del mundo. Entre lesiones y cierta dejadez, su carrera ha ido bajando. Pero es puro talento y mano. Sin jugar desde agosto por un desgarro intercostal (sólo un dobles en la Davis), en San Pablo eliminó a Almagro y en semifinales a Bolelli por 6-3 y 7-5.
Nadal, que compartió agente con él en la figura de Carlos Costa, es compañero habitual de entrenamientos y de Playstation. Incluso en Brasil comenzaron a jugar el dobles juntos retirándose en segunda ronda.
Rafa sabe bien a quién se enfrenta. “Tiene un talento increíble y es de los mejores del mundo cuando juega bien”, ha dicho en varias ocasiones. Una piedra de toque de verdad para saber en qué punto está Nadal.
