El reloj marca las 12.30, los chicos corren felices a formar porque terminó otro día de clases. Sin embargo, para las maestras aún resta una riesgosa tarea, mientras los padres colocan un disco PARE improvisado por ellos cerca de la curva que antecede a la escuela.
Antes salían con sogas; ahora las ‘seños’ se colocan -a modo de escudo humano- a mitad de la acera, mientras los pequeños cruzan. El tumulto de alumnos, padres y transportes escolares ayuda -sólo en algunos casos- a que los vehículos aminoren la marcha.
El horario de entrada y salida suele convertirse en un riesgo para los estudiantes en las escuelas -la mayoría rurales- que se encuentran sobre rutas provinciales o nacionales en el Valle de Uco.
La falta de señalización, de presencia policial y de conciencia por parte de los conductores, son los reclamos que más se escuchan en boca de los docentes y papás.
El problema es histórico pero se ha acentuado en el último tiempo en los distritos rurales valletanos, donde el tránsito ha aumentado notablemente de la mano del desarrollo productivo y turístico.
“Los autos no frenan. Ven que los chicos están saliendo y pasan a toda velocidad. Sólo Dios ha querido que no ocurra algún accidente. Hace unos días, salió una señora con un cochecito y casi los atropella una camioneta”, expuso Inés, una de las mamás de la escuela Ejército de Los Andes de Villa Seca, Tunuyán.
A su lado, otras madres comentaban anécdotas similares y apuntaban que prefieren esperarlos en la puerta y cruzar “más adelante”.
El establecimiento se encuentra sobre el Corredor Productivo, que vincula zonas agrícolas de Tupungato con otras de Tunuyán. Su directora, Mabel Jara, llegó hace unos diez años a la institución y ya existía este problema.
“Hemos elevado notas a distintas entidades y expuesto el tema en reuniones con funcionarios. Tiempo atrás logramos que habilitaran un montículo de arena al lado de la puerta para que allí sólo estacionen los minibuses y los niños no tengan que cruzar la calle pero el riesgo siempre está”, acotó.
“Es un tema de señalización y control, pero más de educación vial y de cultura. Los conductores deben aprender a respetar la señal que les indica disminuir la velocidad porque hay una escuela”, expusieron los directivos de la primaria Ignacio Fermín Rodríguez, que se encuentra sobre la ruta 92 en La Riojita, entre Colonia Las Rosas y Vista Flores.
Los docentes destacaron que la cartelería vial está y saben -después de haber realizado innumerables averiguaciones- que no se pueden construir badenes ni lomos de burro en el lugar porque se trata de una ruta provincial.
En cuanto a la presencia de efectivos en horarios de entrada y salida, son conscientes de que “hay poco recurso humano en la delegación policial de la zona”.
Uno de los problemas generales que hay en torno a este tema es que la mayoría de las señales viales de seguridad escolar no están estandarizadas.
A esto se suma que no están presentes en igual medida en los colegios urbanos y rurales de la región. Es lo que argumenta el concejal Juan Paulo González Trigo (UCR), quien hace unas semanas presentó un proyecto de ordenanza sobre el tema en el Concejo Deliberante tunuyanino.
La iniciativa apunta a que todas las escuelas públicas y privadas del departamento cuenten con la señalización completa para su seguridad vial, esto es que se indique la Zona Escolar, Cruce de Peatones, Disco Pare y Zona Discapacitados.
Además, que cada institución reciba un kit de seguridad vial (chalecos refractores y conos de seguridad) para disponer en los horarios de entrada y salida.
Según manifestó González Trigo, “esta comunidad ha sufrido accidentes fatales por este motivo, que son de público conocimiento”.