Jesús Puebla (49) va ubicando en placas las masas que ha estirado en la máquina. Luego, sus compañeras del curso de Gastronomía de la escuela de formación profesional Rosario Vera Peñaloza se encargan de cortarlas para dar forma a los tallarines. Finalmente, los colocarán en bandejas plásticas con el logo del emprendimiento que iniciaron para comercializar sus productos y que lleva el nombre de Francisco, con una imagen sonriente del Papa.
Jesús cuenta que se acercó a la escuela, ubicada en el barrio El Cardenal, de Godoy Cruz, porque quería estudiar algo y le gusta cocinar.
El hombre aclaró que no había trabajado antes en gastronomía, pero ya ha logrado vender a conocidos algunos platos dulces que ha preparado, como también los tallarines.
En broma, cuenta que sus compradores han sobrevivido y en serio, añade que son los que le indican cómo le han salido. Su idea es, en un tiempo más, tratar de iniciar un negocio propio o buscar un empleo, pero con mayor conocimiento de cómo funciona el rubro.
La escuela Rosario Vera Peñaloza comparte el edificio con la primaria Provincia de Mendoza. La de capacitación en oficios fue creada en 1952 y si bien en algunos talleres se intentaba comercializar lo que se producía, este año dos docentes decidieron ofrecer más herramientas a los alumnos para que puedan desarrollar un emprendimiento propio.
Mónica Puche y Norma Muñoz son las profesoras del núcleo de educación general que buscaron la forma de que quienes cursan los talleres encuentren la manera de autosustentarse (cómo elaborar un presupuesto, presentar su producto, insertarlo en el mercado, etc).
Además, la semana pasada invitaron a Valeria Testina, profesora del CENS 3-443 Ernesto Guevara, que también funciona en el lugar, a brindar una charla informativa a los alumnos de todos los talleres de oficios. La profesora, técnica universitaria en Gestión de Empresas, explicó que la intención del encuentro era detallarles las posibilidades de financiamiento y asesoramiento a emprendedores que están vigentes en la provincia.
La directora de la escuela de formación profesional, Graciela Guerrero, indicó que siempre habían tenido la inquietud de que quienes cursan se sientan motivados. De hecho, para el acto del día del estudiante, habían planeado entregar reconocimientos a los que han sido más puntuales, han obtenido mejor asistencia y los que han presentado mayor cantidad de trabajos. En tanto, cuando completan una capacitación, les ofrecen pasantías y en noviembre harán una muestra pública con puestos para que la comunidad pueda comprar los productos o conocer los servicios de los talleres.
Eliana Castillo, la encargada del de Gastronomía, explica que los mismos alumnos eligieron el nombre de la marca y el diseño del logo, que es un papa Francisco con tallarines para las pastas o con un pan para los panificados. Es que en las clases elaboran fideos, ñoquis, canelones, tartas, tortas, alfajores de maicena, facturas. Hasta ahora, los principales clientes son los docentes de la escuela, del CENS, familiares, amigos y vecinos.
Aldana González (18) y Marcela Castellano (19) son mamás solas y se hicieron amigas en la escuela. Aldana cuenta que tiene pensado seguir estudiando el año que viene, hasta completar la especialización, pero que también va a buscar un trabajo con lo que ha aprendido hasta ahora. De todos modos, las jóvenes se entusiasman con la posibilidad de desarrollar un proyecto propio que les permita estar en casa con sus hijas.
Ariel Sánchez (25), en cambio, cuenta, mientras cocina panqueques que se convertirán en canelones, que planea buscar empleo en un restaurante. El joven empezó con un taller de gasista, pero se pasó al de gastronomía y destaca que le gusta, se entretiene en las clases y hay mucho compañerismo. También, que es una posibilidad de capacitarse en forma gratuita.
Los talleres son para algunos de los asistentes no sólo un espacio de aprendizaje, sino también para compartir experiencias. Es que se trata de una escuela urbano marginal y varios de los alumnos viven en entornos complejos. De ahí que las docentes destaquen que los estudiantes busquen alternativas y el esfuerzo que hacen por asistir aun cuando estén atravesando situaciones difíciles.
Terminar los estudios y especializarse
En este momento, asisten a la escuela de formación profesional 6-012 Rosario Vera Peñaloza unas 150 personas, a partir de los 16 años. Y pueden optar por talleres de gastronomía, soldadura, carpintería, diseño de modas, bordado a máquina, peluquería, electricidad, artes aplicadas, inglés, gasista de segunda categoría, labores a mano, y mozos y camareras. Algunos son cursos cortos y otros especializaciones de dos años.
Si bien la idea es que los alumnos asistan a los talleres todos los días, también se les ofrece la posibilidad de que cursen en forma alternada los que están completando sus estudios primarios en el CEBA 3-033 Miguel Lillo o secundarios en el CENS 3-443 Ernesto Guevara. De esta manera, destaca la directora Graciela Guerrero, no sólo logran la terminalidad educativa, sino que aprenden un oficio.
Bianca Espina (21) empezó el taller de Gastronomía el año pasado y éste decidió también estudiar en el CENS. Si bien en un primer momento se acercó por sugerencia de una amiga, ahora sus hermanos mayores le han ofrecido inscribirla en un instituto para que pueda seguir su capacitación y ella reconoce que la idea le interesa.
Encuentro generacional
En la cocina se encuentran jóvenes y adultos, personas con experiencia en elaboración de alimentos y otros que no habían cocinado antes. Isabel Quiroga (60) es casi una ayudante de la profesora Eliana Castillo. La mujer elaboraba en su casa pizzas, empanadas, lomos, panchos, como también tartas, tortas y otros platos dulces. Pero una de sus hijas, que va al taller de modas, la incentivó a volver a la escuela.
Al principio, reconoce, le costó un poco encontrarse con adolescentes y jóvenes, ya que sus hijos son adultos. Pero después de un tiempo se adaptó e incluso es la tutora de cuatro varones de 13 y 14 años que estudian en el CEBA y asisten al taller. Isabel espera poder retomar su emprendimiento familiar, ahora con una de sus hijas.